Aznar: "Los nacionalistas son malos gobernantes y generan grandes líos"

"Los nacionalistas, en líneas generales, son malos gobernantes y cuando gobiernan los territorios que dicen que son suyos generan grandes líos". José María Aznar se apuntó anoche a las críticas del Partido Popular a CiU y se “ganó el titular", como él mismo admitió en la presentación de la primera parte de sus memorias.

Sentados en primera fila estaban Mariano Rajoy y Rodrigo Rato, el elegido y el sacrificado en el proceso de sucesión que vivió el PP en 2003. El expresidente del Gobierno respondió a las preguntas sobre su libro, encantado de contar con la presencia masiva de dirigentes populares, ministros y exministros, de su etapa en el poder y de la actual de Rajoy.

El periodista Carlos Herrera, interpelador en el acto, no sacó a Aznar una palabra más sobre el relevo al frente del PP de la época que la escueta versión que ofrece el autor en su obra. Los aludidos, Rajoy y Rato, sonreían con cara de circunstancias mientras el exjefe del Ejecutivo desgranaba las generalidades sobre su decisión: "Sólo pensaba en el interés de España". Aznar tuvo la delicadeza de no dar más detalles.

El acto congregó a casi todos los protagonistas de esa primera legislatura de Aznar al frente del Gobierno, que es hasta donde llega el primer tomo. Faltó Jaime Mayor Oreja, de baja obligada por rotura de tendón rotuliano y también se dejó notar la ausencia de Esperanza Aguirre, que tenía anunciada su asistencia pero no acudió.

Los salones del hotel madrileño que albergaba estaban abarrotados de dirigentes populares y personalidades de todo tipo, entre otros Ana Botella, Miguel Blesa, Florentino Pérez, Ana Pastor, José Manuel Soria, Cristina Cifuentes, Alberto Fabra, Luisa Fernanda Rudi, Ignacio González, Lucía Figar, Josep Piqué, Eduardo Zaplana, Isabel Tocino, Margarita Mariscal de Gante o Arsenio Fernández de Mesa. (Vea el álbum con las mejores fotos de la presentación).

“El partido habría aceptado” un tercer mandato

 El exjefe del Ejecutivo presumió otra vez de que pudo haber seguido al frente del PP en 2004, pero que él cumplió su palabra de no estar más de dos mandatos, pese a que muchos le pedían que siguiera; si hubiera cambiado de idea a última hora "una mayoría del partido lo habría aceptado". Pero, sobre todo, se mostró orgulloso de haber levantado una fuerza política poderosa, "casi indestructible", de ser "un patriota razonable" y de haber hecho en su día unos pactos también razonables con CiU, los de 1996.

Como era el día de los nacionalistas catalanes, el siguiente al fracaso de Artur Mas, Aznar fue preguntado por el asunto. Respondió con el recordatorio de que ya había dicho él que "España no se rompe, que antes se rompería Cataluña". Sin referirse directamente a Mas, sí que aludió a a larga tradición de proyectos de ruptura encabezados por los nacionalistas, desde el Pacto de Estella entre el PNV y ETA, al Plan Ibarretxe.

Herrera pidió a Aznar su opinión sobre la labor de Rajoy al frente del Gobierno y el aludido toreó la invitación con una afirmación muy sentida: "Excepto su mujer, no hay en España nadie que le deseara más el éxito y, además, yo era el único que no le iba a pedir nada. Su éxito será el de España".