Mas debe reconstruir su núcleo duro tras la desintegración del 'pinyol'

Uno de los retos del actual presidente de la Generalitat, Artur Mas, en la nueva legislatura que comienza tras las elecciones autonómicas de hoy es volver a formar un círculo de personas de confianza. Tras dos años de gobierno, su núcleo duro de colaboradores, la gente que le llevó al poder después del camino del desierto que supuso el Tripartito, el grupo denominado pinyol que integraban una generación de jóvenes dirigentes de CDC, se ha separado por diversas razones.

Los nuevos valores al alza se detectarán sobre todo en la formación del nuevo Gobierno catalán, especialmente cuando se elijan los consellers y se ocupen los cargos de presidencia.

El primero que se desmarcó del pinyol fue el secretario de la Generalitat, David Madí, que ya había anunciado que cuando Mas tomase posesión en el Palau de la Generalitat se dedicaría al sector privado. Quien fuera la mano derecha del president y cerebro de las campañas de 2003 y 2007, ostenta actualmente, entre otros cargos, la presidencia del consejo asesor de Endesa, en Cataluña; es vicepresidente de Applus+ y tiene la consultora Nuvol Consulting. También colabora con el negocio familiar, The Colomer Group.

Oriol Pujol, secretario general de CDC, fue nombrado en su día presidente del grupo parlamentario catalán. Pero a raíz del escándalo de las ITV, el resto del grupo le ha ido dejando de lado. Especialmente incómoda es la situación de Madí, ya que los planes para cambiar el marco legal de las ITV hubiera perjudicado principalmente a Applus+.

En el frente interno, la situación no es mejor. Artur Mas se llevó al Palau de la Generalitat a los otros dos miembros del pinyol: Francesc Homs y Germà Gordó, la mano izquierda de Mas, uno de las dirigentes de CDC con menos proyección pública pero más cercano al president. Homs, uno de los ponentes del Estatut que propuso apelar a los derechos históricos, fue nombrado portavoz de la Generalitat y Gordó, secretario general. El primero se hizo cargo del front office, mientras que Gordó ha llevado todo el back office de esta Administración. Pero en el día a día también han surgido problemas entre ambos, en una legislatura especialmente marcada por los recortes y la conflictividad social.

Las estrellas emergentes…

Ante esta debacle, habrá nuevas estrellas, pero surgirán cuando se constituya el nuevo Gobierno. Uno de los termómetros será el nombramiento del nuevo conseller de Empresa y Ocupación. Francesc Xavier Mena se ha despedido de sus colaboradores y se le da por amortizado.

En el entorno de Mas quien gana puntos es Lluís Recoder, el actual conseller de Territorio y Sostenibilidad. Incluso pese a que cada vez tiene más animadversión dentro del partido, en especial porque se han detectado detalles que otros miembros de la ejecutiva de CDC han leído en clave sucesoria y, además, marcando distancia con la estrategia soberanista.

…y los caídos en desgracia

A la baja cotiza el conseller de Interior, Felip Puig. Puig ha ido perdiendo puntos a medida que ha avanzado la obra de gobierno de Mas, pese a que fue la persona que le consiguió al president el control del partido en 2003 cuando Jordi Pujol pasó a segundo plano. El futuro de Puig después del 25-N es una incógnita.