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Un avión de Ryanair despegó con un ala dañada pese a las protestas de los pasajeros
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LA PILOTO DE LA 'LOW COST' CHOCÓ EN LA PISTA DE EL PRAT CON UN BOEING DE AMERICAN AIRLINES

Un avión de Ryanair despegó con un ala dañada pese a las protestas de los pasajeros

La piloto de un Boeing 737 de Ryanair despegó del aeropuerto de Barcelona con un ala del avión dañada, tras golpear a otro aparato de American

Foto: Un avión de Ryanair despegó con un ala dañada pese a las protestas de los pasajeros
Un avión de Ryanair despegó con un ala dañada pese a las protestas de los pasajeros

La piloto de un Boeing 737 de Ryanair despegó del aeropuerto de Barcelona con un ala del avión dañada, tras golpear a otro aparato de American Airlines en la pista de El Prat, pese a las airadas protestas de los pasajeros. Éstos alertaron del incidente a las azafatas de la low cost irlandesa, pero la comandante, que no se había percatado de la colisión, ignoró las quejas y emprendió el vuelo a Ibiza. La otra aeronave cruzó el Atlántico rumbo a Nueva York con una profunda brecha en la cola provocada por el choque, que también pasó inadvertido para su tripulación.

Un informe de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil, organismo adscrito al Ministerio de Fomento, revela que la falta de entendimiento entre los pasajeros y los tripulantes de cabina del Boeing de Ryanair, ninguno de los cuales hablaba castellano, y la deficiente comunicación entre éstos y los pilotos, que no dieron credibilidad a la información recibida, fueron las causas principales de un suceso que pudo haber acabado en tragedia.

Los hechos a los que se refiere el informe, recientemente concluido, ocurrieron el 14 de abril del pasado año en El Prat. Un Boeing 737 de Ryanair con destino a Ibiza y 169 pasajeros a bordo colisionó en tierra con un Boeing 767 de American Airlines que se disponía a despegar hacia Nueva York con 225 pasajeros. Cuando el primero alcanzó el final de la calle de rodadura y se situó en la zona de espera de la cabecera de pista 25-L para recibir la autorización de despegue de la torre de control, se encontró con la aeronave de American Airlines estacionada allí aguardando su turno. Al rodear a ésta por su parte trasera para avanzar hacia su posición en la pista, el avión de Ryanair golpeó con su ala derecha el estabilizador de cola del otro aparato.

No hablaban castellano

Pese a los visibles daños causados en el 767 de American Airlines, el choque pasó inadvertido para las tripulaciones de ambas aeronaves. Pero varios pasajeros de Ryanair que habían observado desde sus ventanillas la deficiente maniobra llevada a cabo por la piloto del avión y sus consecuencias, alertaron inmediatamente a las azafatas, que no comprendieron el motivo de la inquietud y el nerviosismo de aquéllos porque no hablaban castellano. Finalmente, un pasajero se dirigió en inglés a una de ellas y le explicó lo ocurrido. La tripulante de cabina informó entonces a la sobrecargo, y ésta le ordenó que avisara a la comandante y su copiloto.

Así lo hizo la azafata, pero cometiendo varios errores, según se desprende del informe. El primero, llamar desde el interfono de la cabina de pasajeros con un solo tono, pese a que los procedimientos de Ryanair establecen que los avisos de emergencia a los pilotos deberán ser siempre de tres tonos. El segundo, informar a la comandante minimizando la gravedad de los hechos. Y, por último, asegurando a ésta que "un pasajero se quejaba de que había observado un contacto" entre los dos aviones, cuando en realidad fueron varios los pasajeros que dieron la voz de alarma.

Los investigadores de la Comisión de Accidentes, que entrevistaron posteriormente a la piloto de Ryanair para elaborar su informe, señalan en el mismo: "La comandante remarcó que entendió que había sido un solo pasajero el que había visto el contacto, y no varios como luego averiguó. Manifestó que probablemente su decisión de continuar el vuelo hubiera sido distinta si hubiera sabido que fueron varios". La azafata, entrevistada también por la comisión, confesó que se dirigió a la piloto en estos términos: "Perdone que la moleste. Sé que se supone que no debo. Sólo para su información...", en un tono que contribuyó a restar gravedad a lo ocurrido. Por si fuera poco, la comandante respondió a la azafata que "habían pasado cerca" del aparato de American Airlines, "pero que no se habían tocado".

"Rotura en el estabilizador"

El informe añade que "otro indicio de la deficiente comunicación es el hecho de que, al relatar la conversación con la comandante, la TCP [tripulante de cabina de pasajeros o azafata] calificó la explicación que aquella le dió como 'en términos de aviación', dando a entender que no estaba familiarizada con el lenguaje utilizado por la piloto". Y concluye que "el hecho de que la comandante entendiera que solamente fue un pasajero, y no varios, el que informó de la colisión, corrobora los defectos de comunicación y fue determinante en la evaluación que hizo de la situación, tal y como ella mismo manifestó".

Haciendo caso omiso a las reclamaciones de los pasajeros, el Boeing de Ryanair despegó en dirección a Ibiza con "daños en el winglet del semiplano derecho". Y el aparato de American Airlines, que no fue alertado por la tripulación de la compañía irlandesa, puso rumbo a Nueva York con "una rotura en la parte externa del estabilizador horizontal izquierdo". Al llegar a su destino, la piloto de Ryanair comprobó mediante una inspección ocular del aparato que los pasajeros tenían razón, por lo que dio aviso urgente a sus superiores. Ryanair se puso entonces en contacto con American Airlines para informar del suceso, pero el avión se encontraba en esos momentos cruzando el Atlántico. Afortunadamente para sus 225 pasajeros y sus 14 tripulantes, la cadena de errores cometida por el personal de Ryanair no tuvo consecuencias fatales.   

La piloto de un Boeing 737 de Ryanair despegó del aeropuerto de Barcelona con un ala del avión dañada, tras golpear a otro aparato de American Airlines en la pista de El Prat, pese a las airadas protestas de los pasajeros. Éstos alertaron del incidente a las azafatas de la low cost irlandesa, pero la comandante, que no se había percatado de la colisión, ignoró las quejas y emprendió el vuelo a Ibiza. La otra aeronave cruzó el Atlántico rumbo a Nueva York con una profunda brecha en la cola provocada por el choque, que también pasó inadvertido para su tripulación.