El ministro del Interior prohíbe al comisionado del lehendakari ver a los presos de ETA

Jesús Loza, comisionado para la convivencia del lehendakari Patxi López e interlocutor con los arrepentidos de ETA, con los que se reúne periódicamente, no pudo entrevistarse con ellos el pasado 24 de mayo en la prisión de Nanclares de Oca porque el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, le prohibió la entrada al recinto penitenciario sin previo aviso. Ángel Yuste, secretario general de Instituciones Penitenciarias, se entrevistó con Loza esta semana en Madrid para trasladarle que no cuentan con el Gobierno vasco para llevar a cabo su impreciso plan de reinserción, según fuentes ministeriales.

Loza es una de las piezas clave que han hecho posible el encuentro entre víctimas de ETA y los terroristas arrepentidos, que el anterior Gobierno reagrupó en la prisión alavesa de Nanclares de Oca, la estación término de las denominadas “cárceles laboratorio” en las que se evalúa a los reclusos. La iniciativa se ha desarrollado durante meses con notable éxito, aunque hasta el pasado noviembre la colaboración entre los ejecutivos central y vasco era sencilla al estar ambos en manos del PSOE.

Con la llegada del PP, el lehendakari Patxi López designó a Loza comisionado, y como tal interlocutor con los nuevos responsables del Ministerio del Interior, los presos de ETA y las asociaciones de víctimas para intentar llegar a consensos sobre una nueva política penitenciaria después de que la banda terrorista anunciara meses atrás el “cese definitivo” de la violencia.

Sin embargo, las relaciones entre ambos ejecutivos no están siendo fluidas, y el ministro Jorge Fernández parece haber decidido, con la aquiescencia del presidente Rajoy, que no va a consensuar la política penitenciaria y, en consecuencia, prescindir de Loza y del Gobierno vasco. De hecho, Interior hizo público de forma sorpresiva el pasado 26 de abril un denominado “Programa para el desarrollo de la política penitenciaria de reinserción individual en el marco de la ley” del que no había informado previamente ni a Loza ni a Rodolfo Ares, consejero de Interior del Gobierno vasco, que se enteraron por la prensa.

Dicho programa, seis páginas de redacción confusa y muy pocas concreciones, modifica los encuentros entre los presos etarras y las víctimas tal y como se habían llevado a cabo, y a partir de ahora sólo se podrán celebrar entre el autor material del atentado y su víctima directa.

El texto del documento dice que el penado “que otorga el perdón” (sic) (el perdón solo lo puede otorgar la víctima) tiene que ser el autor material o cooperador en el atentado. Sólo los internos que cumplan con esta exigencia (el encuentro solo puede ser solicitado por la víctima) se podrán beneficiar del tercer grado penitenciario o de semilibertad.

Los presos que se acojan al programa deben acreditar el rechazo a la violencia y su desvinculación de ETA. Dos requisitos que hasta ahora solo han cumplido una treintena de presos.

Otro ejemplo de los desencuentros sobre la forma de abordar el fin definitivo de ETA y el papel de los presos en el mismo es la prohibición de Interior para que el exdirigente de ETA arrepentido José Luis Álvarez Santa Cristina “Txelis” participara como ponente en un curso de verano organizado por la Universidad del País Vasco (UPV) con una conferencia titulada "Pedir perdón desde el sufrimiento de las víctimas".