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El Gobierno pone trabas al encuentro entre presos de ETA y víctimas de la banda
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INTERIOR HABILITA EL TRASLADO DE ETARRAS A CÁRCELES DEL PAÍS VASCO

El Gobierno pone trabas al encuentro entre presos de ETA y víctimas de la banda

El Ministerio del Interior hizo público ayer un programa de reinserción de presos de ETA que prácticamente finiquita los encuentros cara a cara entre etarras y

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El Gobierno pone trabas al encuentro entre presos de ETA y víctimas de la banda

El Ministerio del Interior hizo público ayer un programa de reinserción de presos de ETA que prácticamente finiquita los encuentros cara a cara entre etarras y víctimas de la banda terrorista a las que los internos pedían perdón por el daño causado. Esta iniciativa fue puesta en marcha por el Gobierno vasco con los presos de la conocida como “vía Nanclares”, una treintena que ha abandonado la disciplina de la organización terrorista.

El documento, que lleva por título “Programa para el desarrollo de la política penitenciaria de reinserción individual en el marco de la ley”, tiene una redacción confusa y ambigua, y parece destinado a calmar a las asociaciones de víctimas del terrorismo, que la semana pasada arremetieron contra el Gobierno al trascender algunas medidas de reinserción que iba a poner en marcha con los presos de ETA.

La parte más interesante del documento es la que se refiere a los “encuentros de reparación de las víctimas”, que a partir de ahora sólo se celebrarán entre la víctima  o sus allegados más cercanos y el autor material o el cooperador directo del atentado. Hasta ahora, el Ejecutivo vasco había conseguido celebrar once encuentros cara a cara, aunque la mayoría de ellos fueron entre víctimas y etarras sin relación directa, pero que asumían su responsabilidad al haber militado en ETA.

El detalle no es menor, porque a la dificultad que supone organizar un encuentro de este tipo (no todos los presos de la “vía Nanclares” están dispuestos a pedir perdón cara a cara) se suma ahora que solo podrán celebrarse entre la víctima y su verdugo, y, además, “la aceptación del encuentro partirá siempre de la víctima”.

El documento recuerda que para los penados por delitos de terrorismo la petición de perdón a las víctimas es una condición imprescindible para tener acceso al tercer grado penitenciario (los presos acuden a prisión solo para dormir) y la libertad condicional.

Otro aspecto relevante es que la fase de incorporación de presos de ETA al programa se llevará a cabo en todas las prisiones en las que hay algún etarra, pero el desarrollo se realizará “preferentemente” en centros penitenciarios del País Vasco, lo que abre la puerta al acercamiento de los reclusos, una de las reivindicaciones de la izquierda abertzale.

Más allá de estos dos aspectos, el programa es una sucesión de generalidades que abunda en la reeducación de los penados a traves de las denominadas “aulas para la convivencia”, en las que se celebrarán cursos, coloquios y conferencias “encaminadas a robustecer e incentivar la evolución de los penados, así como la asunción por éstos de los valores que identifican a las sociedades democráticas avanzadas” (sic). 

El programa, continúa el texto, “prestará especial atención a la realización de actividades culturales, formativas, laborales etc que vayan encaminadas a la capacitación socio profesional del penado”. A estos efectos, el documento dice que “se podrán utilizar las fórmulas de acceso del penado a recursos externos cuando cumplan los requisitos legalmente exigidos”, en lo que parece una alusión a la posibilidad de salidas vigiladas.

El Ministerio del Interior hizo público ayer un programa de reinserción de presos de ETA que prácticamente finiquita los encuentros cara a cara entre etarras y víctimas de la banda terrorista a las que los internos pedían perdón por el daño causado. Esta iniciativa fue puesta en marcha por el Gobierno vasco con los presos de la conocida como “vía Nanclares”, una treintena que ha abandonado la disciplina de la organización terrorista.