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Rubalcaba claudica ante Rajoy y Chacón para sobrevivir al frente del PSOE
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LOS CRÍTICOS CELEBRAN EL GIRO POLÍTICO

Rubalcaba claudica ante Rajoy y Chacón para sobrevivir al frente del PSOE

Alfredo Pérez Rubalcaba está débil. Tras años acumulando poder y cargos gubernamentales, el veterano socialista se encuentra en una difícil posición: su liderazgo al frente del

Foto: Rubalcaba claudica ante Rajoy y Chacón para sobrevivir al frente del PSOE
Rubalcaba claudica ante Rajoy y Chacón para sobrevivir al frente del PSOE

Alfredo Pérez Rubalcaba está débil. Tras años acumulando poder y cargos gubernamentales, el veterano socialista se encuentra en una difícil posición: su liderazgo al frente del PSOE es frágil, mientras que su capacidad para influir en la agenda política se encuentra muy limitada tanto por la mayoría absoluta del PP, como por la presión de los mercados. Esta situación se ha hecho muy evidente en la última semana, cuando Rubalcaba se ha visto obligado a dar su brazo a torcer, dentro y fuera del PSOE, para sobrevivir. Por un lado, ha tenido que ceder ante la exigencia de Carme Chacón de una comisión de investigación sobre Bankia; y, por otro, ha evitado oponerse a la reforma del sistema financiero para preservar su pacto con Mariano Rajoy.

Después de tres décadas de ejercicio, Rubalcaba conoce bien las diferentes técnicas de supervivencia política, aunque desde la recta final de su carrera por la secretaría general del PSOE, cuando los barones de las grandes federaciones del partido le dieron la espalda, no se había encontrado tan acorralado por los acontecimientos. En un principio, el exvicepresidente pensó que podría utilizar la crisis de Bankia para reforzar su posición de cara a la negociación con Rajoy. Convencido de que la estrategia de su partido debe pasar por el acercamiento al Ejecutivo, proyectando una imagen de consenso, acordó rebajar la presión, no pedir de entrada una comisión de investigación y aceptar un retraso de las comparecencias de Miguel Ángel Fernández Ordóñez o Rodrigo Rato.

Sin embargo, Chacón y Tomás Gómez supieron aprovechar con más astucia el caso Bankia, adelantando por la izquierda a Rubalcaba, y mostrándolo ante la opinión pública como un político tibio a la hora de exigir responsabilidades por el agujero de la entidad financiera. Los afines a la exministra de Defensa celebraron ayer el giro dado por la dirección del partido como un éxito propio. A su juicio, existe una relación directa entre las demandas de Chacón y el hecho de que Rubalcaba haya ordenado la petición de una comisión de investigación, por lo que se trataría de un pulso interno ganado por los críticos a Ferraz.

Por si fuera poco, la pillada que sufrió el líder socialista, amenazando con despedir a la mano derecha de Tomás Gómez, ha supuesto un duro golpe para su imagen. Los adversarios políticos de Rubalcaba siempre han tratado de retratarle como un político intrigante e implacable, y las palabras recogidas por las cámaras encajan en ese perfil negativo. Tras este episodio, y dado que los miembros del Grupo Socialista se inclinaban cada vez más por endurecer las críticas al PP, Rubalcaba tuvo que ceder a la comisión de investigación. Asimismo, su equipo ha puesto en marcha diversas iniciativas para mejorar la imagen mediática que proyecta.

En este complicado escenario, y antes de que toda su hoja de ruta saltara por los aires, el líder del PSOE tuvo que buscar una nueva componenda con el Ejecutivo. La incoherencia de defender el consenso en cada intervención y, al mismo tiempo, oponerse sistemáticamente al PP resultaba insostenible, por lo que, con otro requiebro político, acordó con los populares abstenerse en el decreto de reestructuración del sistema financiero. Este proyecto de reforma se tramitará como proyecto de ley, lo que permitió a Rubalcaba presentarlo como una nueva oportunidad de diálogo y pacto con el Gobierno. Y es que, ayer mismo, unas pocas horas antes de la votación en el Congreso, el líder socialista se reunía con el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, para apuntalar la idea del hombre que busca consensos y busca apoyar al Gobierno.

El ‘papelón’ de Valeriano Gómez

Sin embargo, las cesiones a un lado y a otro, así como los esfuerzos por justificar posturas contradictorias también han dejado secuelas. El exministro Valeriano Gómez, ahora portavoz de Economía del Grupo Socialista, ha protagonizado 48 horas de bandazos al servicio de su líder. El martes vio cómo su posición en el caso Bankia era desautorizada en minutos por Ferraz, pasando del pasteleo para retrasar las comparecencias a la petición de una comisión de investigación. Y, ayer, se parapetó tras un discurso más izquierdista en la tribuna del Congreso, arremetiendo contra la reforma financiera, cuando pocas horas después su partido optaba por la abstención y el diálogo. Rubalcaba supo recompensar, al menos verbalmente, estos esfuerzos, elogiando públicamente, y en repetidas ocasiones, la “brillantez” del discurso de Gómez.

En medio de este desconcierto, el PP también quiso sacar tajada de las dudas y divisiones en el PSOE. En su búsqueda de una explicación a por qué Rubalcaba había endurecido su postura, en contra de los acuerdos alcanzados con Rajoy, los populares hicieron circular la idea de un golpe de estado chaconista, cuyos fieles habrían recabado firmas para forzar a la cúpula a pedir la comisión de investigación. De esta forma, los socialistas se vieron obligados a desmentir este extremo, desvelando que el escrito para reclamar dicha comisión se había comenzado a redactar el lunes, como un plan B, mientras que las firmas necesarias de los diputados del PSOE procedían de anteriores recogidas de rúbricas. 

Alfredo Pérez Rubalcaba está débil. Tras años acumulando poder y cargos gubernamentales, el veterano socialista se encuentra en una difícil posición: su liderazgo al frente del PSOE es frágil, mientras que su capacidad para influir en la agenda política se encuentra muy limitada tanto por la mayoría absoluta del PP, como por la presión de los mercados. Esta situación se ha hecho muy evidente en la última semana, cuando Rubalcaba se ha visto obligado a dar su brazo a torcer, dentro y fuera del PSOE, para sobrevivir. Por un lado, ha tenido que ceder ante la exigencia de Carme Chacón de una comisión de investigación sobre Bankia; y, por otro, ha evitado oponerse a la reforma del sistema financiero para preservar su pacto con Mariano Rajoy.

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