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Javier Fernández, el asturiano que hizo tomar partido a Rosa Díez
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EL ASCENSO TRANQUILO DEL PRÓXIMO PRESIDENTE DE ASTURIAS

Javier Fernández, el asturiano que hizo tomar partido a Rosa Díez

El socialista Javier Fernández (Mieres, 1948) no lo ha tenido fácil para llegar a la Presidencia del Principado de Asturias. Ha necesitado que el centro derecha

Foto: Javier Fernández, el asturiano que hizo tomar partido a Rosa Díez
Javier Fernández, el asturiano que hizo tomar partido a Rosa Díez

El socialista Javier Fernández (Mieres, 1948) no lo ha tenido fácil para llegar a la Presidencia del Principado de Asturias. Ha necesitado que el centro derecha desatara una guerra fratricida; que Francisco Álvarez Cascos midiera mal sus fuerzas y convocara elecciones anticipadas; que el voto emigrante fuera validado por el Tribunal Constitucional; que Izquierda Unida le diera su voto; y que UPyD, por primera vez, se decantara por dar el Gobierno de una comunidad autónoma a uno de los dos grandes partidos. Una concatenación de circunstancias difíciles de imaginar hace algunos meses, cuando Cascos desbancaba a los socialistas del Ejecutivo autonómico, y el liderazgo de Fernández quedaba en entredicho.

Sin embargo, este ingeniero criado entre mineros y siderúrgicos, parece haber adquirido buena parte de la baraka que disfrutó en sus primeros años en política su buen amigo José Luis Rodríguez Zapatero. Ambos compartieron andanzas en el Congreso de los Diputados cuando el expresidente todavía no podía ni soñar con pisar la Moncloa, José María Aznar presumía de centro reformista, y Fernández se mostraba como un parlamentario de escasa ambición. A la luz de lo sucedido más tarde, queda claro el alto grado de imprevisibilidad que caracteriza a la política española.

Como en el caso de Zapatero, su pedigrí político hay que buscarlo en su familia, víctima de la Guerra Civil y el franquismo. Su madre, María Luz, se quedó huérfana a los once años; mientras que su padre, Manuel, pasó años internado en un campo de concentración del occidente de Asturias. Además, su padrino era hijo de Manuel Llaneza, alcalde de Mieres y fundador del Sindicato de Obreros de los Mineros de Asturias (SOMA).

A sus 64 años, casado y padre de una hija, alcanza el Gobierno asturiano con la espada de Damocles del déficit, blandida por Cristóbal Montoro como amenaza de intervención, exigiéndole acometer un plan de recortes por valor de 616 millones en tan solo quince días. Y todo ello, mientras trata de cumplir su promesa de preservar los servicios públicos, se alinea con el mensaje nacional Alfredo Pérez Rubalcaba, y dota de estabilidad a un Ejecutivo con tres patas de diversa textura ideológica: PSOE, IU y UPyD. Y es que en su hoja de servicios quedará que fue el primer presidente autonómico a quien respaldó el partido de Rosa Díez, formación más que precavida a la hora de optar entre socialistas y populares.

Así lo explicaba ayer la diputada magenta Irene Lozano en su columna en este diario: “Los que hasta ayer nos tachaban de falangistas hoy nos consideran gente seria y responsable. Lo malo es que, ahora que unos van entrando en razón, otros empiezan a hablar de cabras que corren arrebatadas hacia el monte y nos piden responsabilidades por la decisión”. En efecto, en los últimos días se ha pasado de la alerta en Ferraz sobre una supuesta alianza UPyD-Cascos, a que en Génova se desempolve el carné socialista de Rosa Díez para acusarla de dar el poder a sus ex compañeros.

Una segunda oportunidad

Sin embargo, quienes conocen de cerca a Fernández consideran que es el líder con el carácter apropiado para lidiar con esta situación. Acostumbrado a sobrevivir a las divisiones internas de los socialistas asturianos, ha sabido conformar los consensos necesarios para pacificar y ascender hasta la cima de la formación, pero siempre con un ritmo pausado, desde un segundo plano, conociendo desde abajo los diferentes niveles de la Administración.

En 1984 entró a formar parte del cuerpo especial de ingenieros de minas del Ministerio de Industria. Un año después, con 37 años, se afilió al PSOE, y seis años más tarde se convirtió en director general de Minería y Energía. Su trayectoria política ya no se detuvo, y tras un breve paso como diputado en Madrid, en 1999, se integró del Ejecutivo autonómico de Vicente Álvarez Areces como consejero de Industria, Comercio y Turismo.

La bicefalia de la Federación Socialista de Asturias le llevó a ser elegido secretario general en 2000, mientras Álvarez Areces gobernaba la comunidad. Esta situación terminó en 2011, cuando Fernández aúna los cargos de líder y candidato del partido para hacer frente a la amenaza electoral del PP. No obstante, la jugada sale mal por la irrupción de Cascos, que se impuso en los comicios de mayo, desalojando al PSOE tras doce años de gestión. Además, los socialistas perdieron ayuntamientos importantes como Gijón y Mieres, por lo que el propio Fernández asumió el resultado como “malo sin paliativos”.

Los malos resultados en Asturias en las generales del 20-N asestaron un golpe casi definitivo a su continuidad al frente de la federación, pero todo cambió con el descarrilamiento del Ejecutivo de Cascos. En su segunda oportunidad frente a las urnas, Fernández logró la victoria, y tras semanas de incertidumbre y cábalas sobre posibles pactos, ha conseguido forjar una improbable alianza con IU e UPyD que bien vale un Principado. 

El socialista Javier Fernández (Mieres, 1948) no lo ha tenido fácil para llegar a la Presidencia del Principado de Asturias. Ha necesitado que el centro derecha desatara una guerra fratricida; que Francisco Álvarez Cascos midiera mal sus fuerzas y convocara elecciones anticipadas; que el voto emigrante fuera validado por el Tribunal Constitucional; que Izquierda Unida le diera su voto; y que UPyD, por primera vez, se decantara por dar el Gobierno de una comunidad autónoma a uno de los dos grandes partidos. Una concatenación de circunstancias difíciles de imaginar hace algunos meses, cuando Cascos desbancaba a los socialistas del Ejecutivo autonómico, y el liderazgo de Fernández quedaba en entredicho.