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Rubalcaba y la cúpula del PSOE ignoran hoy al 15-M tras no sacarle rédito electoral
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VALENCIANO, INTERPELADA EN TWITTER POR SU SILENCIO

Rubalcaba y la cúpula del PSOE ignoran hoy al 15-M tras no sacarle rédito electoral

A diferencia de los sucedido en 2011, el PSOE ha observado estos días con distancia las protestas de los indignados. Cuando el Movimiento 15-M irrumpió en

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Rubalcaba y la cúpula del PSOE ignoran hoy al 15-M tras no sacarle rédito electoral

A diferencia de los sucedido en 2011, el PSOE ha observado estos días con distancia las protestas de los indignados. Cuando el Movimiento 15-M irrumpió en escena, tomando por sorpresa a partidos políticos e instituciones, Alfredo Pérez Rubalcaba ejercía de vicepresidente, portavoz, ministro del Interior, y se preparaba ya para suceder a José Luis Rodríguez Zapatero al frente de su partido. Entonces, los socialistas fueron indulgentes con las acampadas y trataron de canalizar en su oferta electoral algunas de las reivindicaciones procedentes de las plazas. Un año después, Rubalcaba está más interesado en las victorias de la socialdemocracia en Europa, mientras espera que las manifestaciones se dirijan contra los recortes del Gobierno de Mariano Rajoy.

El mensaje de Ferraz es de respeto por las movilizaciones, pero ninguno de sus dirigentes se ha preocupado esta vez por seducir a los indignados con guiños a sus demandas. Solo Soraya Rodríguez, portavoz parlamentaria, denunció ayer que el Ministerio del Interior ha puesto “obstáculos” a las concentraciones. “Ha habido algunas dificultades y obstáculos para el pleno ejercicio del derecho de manifestación que podían haber sido evitados”, afirmó. Por su parte, Elena Valenciano, a través de su cuenta de Twitter, replicó a una interpelación por el silencio de su partido asegurando que seguía escuchando con “interés” y “empatía” parte de las críticas y reclamaciones de las protestas.

Esta ha sido la estrategia elegida por Rubalcaba, quien la semana pasada admitió que sería una “necedad” negar el malestar ciudadano que subyace tras el 15-M, pero que tiene en su agenda otras prioridades. De hecho, los socialistas contraprogramaron a los indignados convocando el sábado su Consejo Territorial, uno de los órganos federales donde se decide la orientación política del partido, y de donde salió una declaración oficial sin ninguna referencia al movimiento.

Según explican fuentes socialistas, la diferencia estriba en que ahora es el PP quien gobierna, y quien puede sufrir el desgaste de las protestas o de las intervenciones policiales. Además, tanto la irrupción del colectivo, en mayo de 2011, como su regreso a las calles en la gran manifestación del pasado 15 de octubre, tuvieron lugar en vísperas de elecciones y con las expectativas del PSOE en caída libre. Sin embargo, pasados los comicios de Asturias y Andalucía, el aniversario del 15-M tiene lugar sin urgencias electorales.

Sin efecto electoral

En este sentido, y pese a que los estudios posteriores han constatado una mayor sensibilidad en la izquierda hacia el movimiento de los indignados, los esfuerzos de Rubalcaba por integrar en su programa electoral parte de sus demandas cayeron en saco roto. La mayoría de los participantes activos en el 15-M se ubican en la izquierda, pero su protagonismo no se tradujo en una ganancia de votos para los socialistas. Por ello, asuntos como la reforma del sistema electoral se han evaporado de la agenda de Rubalcaba, sustituidas por la oposición a las políticas de recorte del Gobierno.

Así, la esperanza del PSOE de un nuevo cambio de ciclo no reside en las plazas, sino en las victorias de los partidos socialdemócratas europeos. La dirección socialista celebra cada triunfo como propio, ya sea en las presidenciales francesas, en las municipales británicas o en las regionales alemanas. Es en este contexto, en el de los partidos tradicionales que representan a la izquierda institucional donde Rubalcaba se siente cómodo, y no tratando de seducir a indignados con un programa de máximos.

A diferencia de los sucedido en 2011, el PSOE ha observado estos días con distancia las protestas de los indignados. Cuando el Movimiento 15-M irrumpió en escena, tomando por sorpresa a partidos políticos e instituciones, Alfredo Pérez Rubalcaba ejercía de vicepresidente, portavoz, ministro del Interior, y se preparaba ya para suceder a José Luis Rodríguez Zapatero al frente de su partido. Entonces, los socialistas fueron indulgentes con las acampadas y trataron de canalizar en su oferta electoral algunas de las reivindicaciones procedentes de las plazas. Un año después, Rubalcaba está más interesado en las victorias de la socialdemocracia en Europa, mientras espera que las manifestaciones se dirijan contra los recortes del Gobierno de Mariano Rajoy.

Alfredo Pérez Rubalcaba