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El 'verso suelto' es ella: Aguirre irrita al PP por cortejar a Zapatero y Rubalcaba
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El 'verso suelto' es ella: Aguirre irrita al PP por cortejar a Zapatero y Rubalcaba

Esperanza Aguirre sigue siendo una apuesta segura para derrotar a cuantos rivales le ponga delante el PSOE. Pero hace ya algún tiempo que la presidenta de la

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El 'verso suelto' es ella: Aguirre irrita al PP por cortejar a Zapatero y Rubalcaba

Esperanza Aguirre sigue siendo una apuesta segura para derrotar a cuantos rivales le ponga delante el PSOE. Pero hace ya algún tiempo que la presidenta de la Comunidad de Madrid dejó de ser un valor en alza en el PP, capaz de disputarle el liderazgo a Mariano Rajoy, para convertirse en un personaje denostado en el partido, una oveja negra que va por libre y se salta a la torera el discurso oficial de la cúpula popular.

Sus arrumacos del pasado martes a José Luis Rodríguez Zapatero y a Alfredo Pérez Rubalcaba han sentado como un tiro a la dirección del PP, según aseguran a El Confidencial fuentes de la calle Génova. Y no tanto por los gestos populistas que Aguirre dedicó al presidente del Gobierno y al ministro del Interior -un arma, el del populismo, que la presidenta madrileña maneja con acreditada destreza-, sino porque la actitud condescendiente que mostró hacia ambos choca abiertamente con la estrategia política diseñada por Rajoy y su plana mayor.

"Por mucho que ahora diga que fueron otros quienes la empujaron a enfrentarse a Rajoy antes del Congreso de Valencia, lo cierto es que le echó un pulso al presidente del partido y lo perdió. Sabe que sus posibilidades de ser algún día candidata a La Moncloa se esfumaron, y desde entonces se dedica a poner otra vez palos en las ruedas de Rajoy. No es que se haya convertido en otro verso suelto, como Alberto Ruiz-Gallardón; es que está resentida y ya no le importa perjudicar al partido con sus salidas de tono", argumenta un miembro de la Ejecutiva del PP, a la que también pertenece la presidenta madrileña.

El pasado lunes, Rajoy y Aguirre arremetieron con gran dureza contra Zapatero por la ruptura del diálogo social, un fracaso que atribuyeron en exclusiva al presidente del Gobierno, y que éste, por el contrario, trasladó a la CEOE y al PP. Uno y otra rivalizaron en contundencia contra el jefe del Ejecutivo: Rajoy le reprochó que culpase a los empresarios y a su partido "de su propia incapacidad" y que se "cargase una larga tradición en España de concertación social"; y Aguirre llegó a calificarle de "sindicalista retrógrado y piquetero". Pero mientras el líder del PP mantuvo inamovible su discurso, la presidenta madrileña dio luego marcha atrás y pidió disculpas al presidente del Gobierno.

Entrevista "cordial"

Al día siguiente, en efecto, Aguirre llamó a Zapatero para pedirle perdón por sus declaraciones de la víspera. Ambos mantuvieron una distendida conversación telefónica que La Moncloa calificó de "cordial", y la presidenta y líder del PP madrileño, de esta forma, volvía a robarle a Rajoy, por segundo día consecutivo, todo el protagonismo mediático.

Pero el gesto de Aguirre no pasó inadvertido en la sede popular de la calle Génova, porque casi a la misma hora en que trascendió su amistosa llamada telefónica a Zapatero, Rajoy y la número dos del PP, María Dolores de Cospedal, volvían a atacar sin miramientos al jefe del Ejecutivo: él durante su intervención ante la Ejecutiva del partido, y ella en la rueda de prensa posterior. En esta ocasión, no sólo por la quiebra del diálogo social, sino por las sistemáticas filtraciones a determinados medios de comunicación de las investigaciones sobre el caso Gürtel.

Pero tal vez lo que más ha irritado a la dirección del partido es que el mismo martes, poco antes de telefonear a Zapatero, Aguirre no sólo agasajó a Pérez Rubalcaba con motivo de su 58 cumpleaños -le regaló una tarta, le cantó el cumpleaños feliz, le obsequió una corbata y, de paso, se aseguró de nuevo su aparición estelar en los telediarios-, sino que volvió a dejar en muy mal lugar la estrategia política de Génova.

"El numerito de la tarta se lo podía haber ahorrado, pero allá ella si quiere hacer el ridículo", sostiene un diputado del PP. "Lo que resulta inadmisible es que cuatro días después de que el partido denuncie las filtraciones en el juzgado y pida oficialmente que se investiguen las violaciones del secreto sumarial, Aguirre le monte una fiesta al responsable último de esas filtraciones, diga que nunca ha sospechado de la policía y, encima, escuche sin inmutarse decir a Rubalcaba que ella ha aceptado las explicaciones que le ha dado sobre esas filtraciones. ¿Pero a qué juega esta mujer?".

Financiación

Tampoco sentó nada bien en Génova que Aguirre se desmarcase públicamente de la estrategia oficial del partido sobre el nuevo modelo de financiación autonómica. La orden de la cúpula del PP a todos sus dirigentes autonómicos fue que se abstuvieran en la votación celebrada en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, pero la presidenta madrileña, aunque cumplió a rajatabla el mandamiento de arriba, aseguró posteriormente en una entrevista que el partido "debería haber votado en contra". Y añadió, a modo de guinda: "Habrá que preguntar a Javier Arenas por qué se ha hecho así".

Su enfrentamiento público con Luis Bárcenas, antes de que éste presentara su dimisión como tesorero, también se vivió con preocupación en la cúpula del partido. Algunas informaciones periodísticas apuntaron que Bárcenas se llevó de su despacho en la sede de Génova varias cajas con documentos que, supuestamente, comprometerían, entre otros dirigentes del PP, a la propia Aguirre. Y ésta entró al trapo al pedir a su compañero "de rodillas" que hiciera pública "cuanto antes" toda la información que tuviera sobre ella.

"No teníamos bastante con las filtraciones sobre Bárcenas y con que nos pusieran todos los días a parir porque Rajoy no le destituía, y encima va Bárcenas, que siempre había estado callado, y empieza también a largar en los medios de comunicación. Y por si faltaba algo, Aguirre, que le gusta ser salsa en todos los platos, le añade más leña al fuego con esa declaración tan teatrera. Luego va diciendo que el partido nunca ha puesto la mano en el fuego por ella. ¡Pero si ya se encarga ella de encenderlo!", apunta con sorna una compañera de filas.    

Esperanza Aguirre sigue siendo una apuesta segura para derrotar a cuantos rivales le ponga delante el PSOE. Pero hace ya algún tiempo que la presidenta de la Comunidad de Madrid dejó de ser un valor en alza en el PP, capaz de disputarle el liderazgo a Mariano Rajoy, para convertirse en un personaje denostado en el partido, una oveja negra que va por libre y se salta a la torera el discurso oficial de la cúpula popular.

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