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Aído es incapaz de rellenar su agenda oficial: la mitad del mes no tiene nada que hacer
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LA MINISTRA DE IGUALDAD ES HABITUAL DE LAS TERTULIAS DE RADIO Y TV

Aído es incapaz de rellenar su agenda oficial: la mitad del mes no tiene nada que hacer

La de Bibiana Aído no es, precisamente, una apretada agenda. Tan manida expresión bien podría aplicarse a la de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega o a

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la mitad del mes no tiene nada que hacer
Aído es incapaz de rellenar su agenda oficial: la mitad del mes no tiene nada que hacer

La de Bibiana Aído no es, precisamente, una apretada agenda. Tan manida expresión bien podría aplicarse a la de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega o a la de ministros como Miguel Ángel Moratinos o Alfredo Pérez Rubalcaba, tres de los miembros más hiperactivos del Gobierno, pero nunca podrá presumir de ello la titular de Igualdad. Rellenar su agenda oficial, dada la indefinición y escasez de sus competencias, es un permanente quebradero de cabeza para sus colaboradores. 

Basta echar un vistazo a las cuatro semanas ya transcurridas del mes de mayo para comprobar que en 15 de esos 28 días -más de la mitad- Aído no ha intervenido en un solo acto oficial como ministra del Gobierno -sí lo ha hecho en actos electorales del PSOE-, y que en otras cinco jornadas su única actividad programada fue acudir a tertulias de radio y televisión. En una de ellas, esta misma semana, volvió a asombrar a propios y extraños al justificar, con el siguiente argumento, que una joven de 16 años pueda abortar a espaldas de sus padres: "Una menor también puede ponerse tetas sin consentimiento paterno".

Lo dijo el pasado martes en el plató de Las Mañanas de Cuatro, sólo una semana después de que, esta vez en los micrófonos de Hoy por hoy de la Cadena Ser, reavivase la polémica sobre la nueva ley del aborto al sentenciar que "un feto de 13 semanas no es un ser humano". Lo busque o no, sus palabras suelen provocar asombro, indignación o hilaridad. Y es en esos escenarios -las tertulias y magazines de radio y televisión- donde la ministra de Igualdad parece sentirse más cómoda.

Al fin y al cabo, sin el contacto con los medios de comunicación -que ocupa más del 30% de su agenda- Aído apenas tendría proyección pública, dadas las contadísimas competencias de su departamento: ayer estuvo en el plató de Espejo público, en Antena 3; dos semanas atrás respondió a las preguntas de los internautas en la redacción de El Pais.com, y más tarde visitó El programa de Ana Rosa, en Tele 5.

"Casi no tiene peso político en el Gobierno, pero es que el papel que le ha tocado hacer tampoco es fácil. Más que una ministra, Aído es un símbolo de la política social y de igualdad de Rodríguez Zapatero. Da lo mismo que no tenga competencias; lo importante no es lo que hace, sino lo que representa", sostiene una compañera del PSOE.

Con o sin Aído

"En la última crisis de Gobierno ella era la que estaba más tranquila, porque sabía que a Zapatero ni se le pasaba por la cabeza cargarse Igualdad. Este ministerio es uno de de los emblemas de su mandato, un proyecto personal, y suprimirlo al año de haberlo creado equivalía a reconocer un fracaso. Habrá Igualdad, con o sin Aído, al menos hasta que acabe esta legislatura", opina un diputado socialista.

Pero mantener ese departamento requiere no sólo una infraestructura -ocupa el edificio que servía de sede a la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones- y un presupuesto -el más bajo de todo el organigrama ministerial-, sino, sobre todo, contenidos. Y es en ese apartado donde mejor se aprecia que Igualdad es, más que una cartera ministerial, un producto de ingeniería política diseñado por Zapatero. Y la agenda de la ministra, en consonancia, resulta en ocasiones tan artificial como forzada.

Bien está que Aído entregue la Gran Cruz del Mérito Civil al profesor Jesús Neira, icono de la lucha contra la violencia machista; o que inaugure un congreso sobre La feminización del derecho privado y clausure una conferencia sobre Economía en Clave de Género; o que asista a la presentación del último libro de la escritora y feminista Lidia Falcón; o incluso que reciba en su despacho a la filósofa india Vandana Shiva, líder del movimiento ecofeminista...

Pero lo que ya parece un relleno es que la Agenda del Gobierno del pasado 10 de mayo -distribuida por la Secretaría de Estado de Comunicación- incluya como único acto oficial de Aído su asistencia al estadio Vicente Calderón para presenciar el partido de fútbol entre el Atlético de Madrid y el Espanyol, acompañada en el palco por su compañero de Gabinete Miguel Sebastián, titular de Industria.  

La de Bibiana Aído no es, precisamente, una apretada agenda. Tan manida expresión bien podría aplicarse a la de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega o a la de ministros como Miguel Ángel Moratinos o Alfredo Pérez Rubalcaba, tres de los miembros más hiperactivos del Gobierno, pero nunca podrá presumir de ello la titular de Igualdad. Rellenar su agenda oficial, dada la indefinición y escasez de sus competencias, es un permanente quebradero de cabeza para sus colaboradores.