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Zapatero llama a capítulo a los ministros por su "apatía" y les exige que trabajen más
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EL PRESIDENTE SE RESISTE A HACER YA LA CRISIS DE GOBIERNO

Zapatero llama a capítulo a los ministros por su "apatía" y les exige que trabajen más

No está dispuesto a consentir ni el "desánimo" ni, mucho menos, la "apatía". Ése es el mensaje que José Luis Rodríguez Zapatero, en un inequívoco tono

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por su "apatía" y les exige que trabajen más
Zapatero llama a capítulo a los ministros por su "apatía" y les exige que trabajen más

No está dispuesto a consentir ni el "desánimo" ni, mucho menos, la "apatía". Ése es el mensaje que José Luis Rodríguez Zapatero, en un inequívoco tono de reproche, ha repetido machaconamente durante las últimas semanas en el Consejo de Ministros, según han asegurado a El Confidencial fuentes gubernamentales. Y no ha sido el único. La vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, también le ha cantado las cuarenta a los secretarios y subsecretarios de Estado, a los que ha exigido "más trabajo" y más iniciativas, sobre todo de impulso económico, para hacer frente a los estragos de la recesión.

El rapapolvo más áspero de Zapatero a su equipo se produjo en el primer Consejo de Ministros tras el parón navideño, el pasado 9 de enero. Aquel día, el presidente del Gobierno recriminó a todos los presentes la "abulia legislativa" que se había instalado en muchos departamentos, y que, según las fuentes consultadas, se estaba traduciendo en el incumplimiento o el retraso de muchas de las promesas contenidas en el programa electoral con el que los socialistas revalidaron su triunfo en las urnas.

Las estadísticas muestran de forma inapelable esa postración política del Ejecutivo, cuando aún no se ha cumplido el primer aniversario de su toma de posesión. El Consejo de Ministros sólo ha remitido al Congreso 20 proyectos de ley, de los cuales la mitad corresponden a iniciativas legislativas comunitarias y tratados de la Unión Europea, es decir, leyes de producción ajena. Y ha recurrido en 10 ocasiones a la fórmula del real decreto-ley, reservada para situaciones extraordinarias y que no permite al Parlamento introducir modificaciones. Uno de los últimos decretos-ley, aprobado el pasado día 6, ha sido el de medidas urgentes para el fomento del empleo y la protección de los desempleados, que, de inmediato, desató las críticas de empresarios y sindicatos por "insuficientes" y por haberse elaborado a sus espaldas.

Es cierto que el Gobierno tiene preparada al menos una docena de proyectos de ley para su inmediata remisión a Las Cortes, según han asegurado a El Confidencial las mismas fuentes. Pero sólo uno, el de la reforma de la Ley del Aborto, tiene prácticamente asegurada su aprobación, gracias a los votos de todas las formaciones de izquierda. El resto, como consecuencia de la sobrevenida soledad parlamentaria de Zapatero, deberá negociarlos, uno a uno y a cara de perro, con los distintos grupos parlamentarios. Y para sacar adelante los de mayor calado económico tal vez no le quede más remedio que hacer de tripas corazón y pactarlos con su mayor enemigo político, el PP, si quiere reunir los apoyos suficientes.

Otro tirón de orejas

El pasado día 6, Zapatero propinó un nuevo tirón de orejas a sus ministros. Frente a la galopante recesión, las cifras de paro desbocadas, la resurrección política de Mariano Rajoy tras su victoria en Galicia, la asfixiante debilidad parlamentaria del Gobierno -un daño colateral, paradójicamente, de los magníficos resultados cosechados por Patxi López en el País Vasco-, los pésimos augurios para la cita electoral europea del 7 de junio... El jefe del Ejecutivo se encontró con un Consejo de Ministros dividido entre los desmotivados que piden su relevo a gritos (Pedro Solbes), los quemados (Magdalena Álvarez, Miguel Ángel Moratinos...), los ineficaces (Miguel Sebastián, Cristina Garmendia...), los que casi no tienen competencias (Beatriz Corredor, Bibiana Aído...), los desaparecidos (Bernat Soria, César Antonio Molina...) y los que, como De la Vega, se han distanciado, en lo político pero también en lo personal, de Zapatero, según aseguran fuentes socialistas.

Y por si fuera poco, los rumores y apuestas sobre una inminente remodelación del Gobierno, alimentados por los medios de comunicación y por no pocos dirigentes socialistas, eran ya imparables ese día. Así que Zapatero volvió a dar un nuevo golpe de autoridad sobre la mesa del Consejo de Ministros. Y vino a decir, según las fuentes consultadas, que sólo él decide "cuándo y cómo" hacer una crisis de Gobierno, y que ninguno de los allí presentes debía "dar oxígeno" a esas especulaciones, una alusión dirigida, según interpretó la mayoría, al todavía vicepresidente económico.

Sólo cinco días más tarde, el 11 de marzo, De la Vega reunió en La Moncloa a los secretarios y subsecretarios de Estado. Y los reproches, esta vez de la número dos del Gobierno, subieron aún más de tono. La vicepresidenta abroncó a sus subordinados -con los que prepara y coordina la agenda de proyectos que se debaten los viernes en el Consejo de Ministros- por su falta de "tensión" y de "pulso político" para poner sobre la mesa nuevas medidas contra la recesión. Y llegó a decirles, según reveló el diario El País varios días después: "¡No sois conscientes de la situación por la que atravesamos!".

Pero la severa regañina también tenía otra justificación: es la propia De la Vega la encargada de dar la cara, cada viernes, para explicar los acuerdos sellados ese día por el Consejo de Ministros. Y, como es lógico, la vicepresidenta no quiere presentarse con las manos vacías y que recaiga sobre ella en exclusiva la responsabilidad de la esclerosis que tiene semiparalizado al Ejecutivo.

¿Antes o después de Semana Santa?

Las fuentes gubernamentales consultadas aseguran que Zapatero se resiste a abordar ahora una crisis de Gobierno que casi todos en las filas socialistas dan por segura, antes o después, pero que la mayoría prefiere antes de las elecciones al Parlamento Europeo del 7 de junio, que serán un test del desgaste sufrido por el Ejecutivo como consecuencia de la recesión. Sin embargo, las mismas fuentes reconocen que es muy poco probable que Zapatero remodele su equipo en este momento, para no interferir en la apretadísima agenda internacional que le espera en las próximas semanas: reunión del G-20 en Londres (2 de abril), cumbre de la OTAN en Estrasburgo (3 y 4 de abril), cumbre Estados Unidos-UE en Praga (5 de abril) y nueva cita de la Alianza de Civilizaciones, un día después, en Estambul.

A la vuelta de esa gira europea, Zapatero pasará unos días de descanso en Doñana con motivo de las minivacaciones de Semana Santa. Y es muy probable que durante ese retiro medite la fecha y el alcance de la crisis de Gobierno. Pero las fuentes consultadas insisten en que el jefe del Ejecutivo, hoy por hoy, es partidario de retrasar la remodelación ministerial hasta la antesada del parón veraniego, a mediados o finales de julio.

No está dispuesto a consentir ni el "desánimo" ni, mucho menos, la "apatía". Ése es el mensaje que José Luis Rodríguez Zapatero, en un inequívoco tono de reproche, ha repetido machaconamente durante las últimas semanas en el Consejo de Ministros, según han asegurado a El Confidencial fuentes gubernamentales. Y no ha sido el único. La vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, también le ha cantado las cuarenta a los secretarios y subsecretarios de Estado, a los que ha exigido "más trabajo" y más iniciativas, sobre todo de impulso económico, para hacer frente a los estragos de la recesión.