Es noticia
Weidmann afila sus 'garras de halcón'… para limitar los vuelos monetarios del BCE
  1. Economía
'CALIENTA' LA REUNIÓN DE JUNIO

Weidmann afila sus 'garras de halcón'… para limitar los vuelos monetarios del BCE

No es la primera vez. Ni será la última. El presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, se ha erigido -una vez más- este fin de semana en

No es la primera vez. Ni será la última. El presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, se ha erigido -una vez más- este fin de semana en el firme guardián de la ortodoxia monetaria dentro de la Eurozona. En una entrevista concedida con el rotativo Bild and Sonntag, critica la última rebaja de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE) y el riesgo de que el celo reformista de los países se apague por la mejoría de la situación en los mercados financieros. Pero Weidmann no habla pensando en el pasado; lo hace como aviso ante las crecientes expectativas que envuelven a la reunión del BCE del próximo 6 de junio.

Al fin y al cabo, lo hecho, hecho está. Y aunque Weidmann se desmarque del reciente recorte de los intereses, que los llevó del 0,75 al 0,50% el pasado 2 de mayo, lo que le preocupa son los vuelos monetarios que baraja emprender el BCE. De ahí que esté afilando sus garras de halcón, sobrenombre que reciben los banqueros centrales más duros y menos proclives a las alegrías monetarias -por oposición, los blandos son conocidos como palomas-. 

Ya lo hizo en el pasado y, dada la enorme influencia de su voz en el BCE al ser el máximo representante del banco central alemán, sus protestas siempre suelen generarle algún rédito. A comienzos de 2012, su oposición –heredada de su predecesor, Axel Weber- a las compras de deuda pública por parte del BCE resultó clave para que la institución dejara de su usar su programa de adquisiciones (SMP).

Posteriormente, durante el verano de 2012 se opuso, y no le importó hacerlo en solitario, a cualquier maniobra tendente a ayudar a los países periféricos con una nueva oleada de compras de deuda. Su posición obligó al presidente del BCE, Mario Draghi, a maniobrar en el alambre para sacarse de la manga la versión 2.0 del programa de compras de deuda, que esta vez responde a las siglas OMT. Al plantearlo y sacarlo adelante, Draghi hizo valer su palabra de adoptar nuevas iniciativas para defender la “irreversibilidad” del euro, pero eso no impidió que Weidmann sí dejara su huella: acogerse al OMT no saldrá gratis, sino que su uso estará condicionado a la petición de un rescate. Además, en caso de activarse, las compras del BCE seguirán siendo esterilizadas, con lo que no se traducirán en la creación de dinero nuevo, como sí ocurre con las adquisiciones de deuda por parte de la Reserva Federal (Fed) estadounidense o el Banco de Japón. 

No contento con esos matices -nada menores-, a finales de agosto del año pasado se especuló con la posibilidad de que dimitiera por la deriva que estaba tomando la estrategia del BCE. La canciller alemana Angela Merkel templó los ánimos y logró que se mantuviera en el puesto. Evitó así un golpe que tal vez hubiera sido definitivo para su credibilidad interna, después de que en 2011 Weber ya renunciara a la presidencia del Bundesbank -y de paso, a suceder a Jean-Claude Trichet en la presidencia del BCE- por sus desavenencias con la política de la institución europea. 

Duelo en lo más alto 

Ahora vuelve a la carga. Y lo hace para consolidar su postura antes de la importante reunión que el BCE celebrará el primer jueves de junio. Wiedmann lo tenía y lo sigue teniendo claro: deben ser los países, con sus reformas, los que recuperen por completo su credibilidad en los mercados y los que sienten las bases para su recuperación. Por eso considera que las medidas del BCE, desde rebajar los tipos hasta adquirir deuda, pueden ser contraproducentes porque, a su juicio, desincentivan el ánimo reformista. 

Como expone José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, "el presidente del Buba ha sido inusualmente agresivo sobre las decisiones del BCE". No es casual. Con sus declaraciones, Weidmann calienta la cita de junio al lanzar un aviso a sus colegas del BCE. Algo así como: cuidado, que no estoy dispuesto a tolerar más experimentos

Sale al paso así de los crecientes rumores que envuelven a la reunión del 6 de junio. En especial, de los que hacen referencia a la posibilidad de que la institución sitúe en terreno negativo los intereses de la facilidad de depósito, que se encuentran en el 0% desde julio. En caso de hacerlo, los bancos pasarían a pagar al BCE por aparcar en la facilidad de depósito el dinero que les sobra -lo habitual es que el BCE les abone unos intereses por ello-. Supondría una maniobra sin precedentes; una iniciativa a la que el BCE se había negado hasta la fecha, pero a la que el propio Draghi abrió las puertas este mes. Weidmann no parece cómodo con esa aventura y tampoco se encuentra convencido de la gran novedad que se espera del BCE en junio: la definición de un programa que regenere el crédito a las pequeñas y medianas empresas (pymes)

El presidente del Bundesbank ya ha mostrado sus garras. Compromete así la autoridad de Draghi, con el que los inversores tienen una cita este jueves, jornada en la que ofrecerá un discurso en Londres, y del que el mercado espera mucho en junio porque él mismo ha abonado el terreno de las expectativas en los dos últimos meses. Si no actúa, quedará desautorizado por Weidmann; si actúa, lo hará con el Bundesbank en contra. Halcones contra palomas. Weidmann contra Draghi. Como en 2011 y 2012, el duelo vuelve a estar servido

No es la primera vez. Ni será la última. El presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, se ha erigido -una vez más- este fin de semana en el firme guardián de la ortodoxia monetaria dentro de la Eurozona. En una entrevista concedida con el rotativo Bild and Sonntag, critica la última rebaja de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE) y el riesgo de que el celo reformista de los países se apague por la mejoría de la situación en los mercados financieros. Pero Weidmann no habla pensando en el pasado; lo hace como aviso ante las crecientes expectativas que envuelven a la reunión del BCE del próximo 6 de junio.