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'Super Mario' al rescate: crece la presión para que Draghi actúe con fuerza contra la crisis
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EUFORIA EN LOS MERCADOS ANTE LA REUNIÓN DEL 2 DE MAYO

'Super Mario' al rescate: crece la presión para que Draghi actúe con fuerza contra la crisis

Por segundo día consecutivo, los inversores festejaron ayer un mal dato en Alemania. Si el martes se conoció que la actividad manufacturera y del sector servicios

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'Super Mario' al rescate: crece la presión para que Draghi actúe con fuerza contra la crisis

De las bolsas y la deuda al Euribor

Porque, desde luego, los inversores están dando por hecho que Super Mario volverá a acudir al rescate. Las bolsas vivieron ayer su quinta jornada consecutiva de subidas. En este intervalo, el Ibex 35 ha sumado un 7,5% y el EuroStoxx 50, casi un 6%. El mismo entusiasmo se ha observado en la deuda pública, algo que le ha sentado muy bien a la española. El rendimiento de los bonos españoles a 10 años ha bajado en más de medio punto porcentual en la última semana, hasta situarse en el 4,28%, mientras que la prima de riesgo, que mide precisamente la diferencia entre esa rentabilidad y la que paga el alemán a 10 años, se ha estrechado hasta los 305 puntos básicos.

El Euribor a 12 meses, la referencia para la mayoría de las hipotecas a tipo variable en España, no se está quedando al margen del entusiasmo. Ayer descendió hasta el 0,518%, el nivel más bajo de la historia, y su media provisional de abril se modera hasta el 0,532%, con lo que va camino de ser la más reducida de siempre, por debajo del 0,545% de marzo.

Todos quieren más…

Estos comportamientos concuerdan con la creciente sensación de que el BCE abaratará el precio del dinero el próximo jueves. Lo demuestra que 21 de los 36 expertos consultados por la agencia financiera Bloomberg esperan un recorte de un cuarto de punto, hasta el 0,5%. De confirmarse, situaría los tipos en el nivel más bajo de la historia del euro.

Pero no bastará con que Draghi reduzca los tipos. El mercado, siempre voraz, quiere más. Y la economía real, tan falta de recursos y estímulos para volver a crecer, también. De algún modo, reducir los intereses sería lo mínimo que se le pide ahora al BCE. Para que las expectativas, que son altas, se vean satisfechas resultaría preciso que, además, activara nuevas medidas menos convencionales.

En este sentido, todas las miradas se centran en una cuestión: la posibilidad de que la institución monetaria lance un programa para reactivar los préstamos a las pequeñas y medianas empresas (pymes). En la reunión de abril, Draghi reconoció que el BCE estaba estudiando esta alternativa. Las incógnitas residen ahora en si dará ese paso y de qué modo, puesto que el BCE baraja varias opciones: adquirir en el mercado deuda respaldada por préstamos a estas empresas –durante la crisis ya ha realizado una maniobra similar con la compra de cédulas hipotecarias-; ampliar los colaterales que acepta para prestar dinero a los bancos con el objetivo de que las entidades pudieran usar como garantía los créditos a las pymes; u ofrecer líneas de crédito al Banco Europeo de Inversiones (BEI) para que sea este el que conceda préstamos directamente a las pequeñas y medianas empresas.

…pero ¿y si es demasiado?

Es tanta la expectación que está generando la cita del jueves que en el ambiente comienza a latir una sospecha: ¿y si el BCE defrauda? ¿Y si solo baja los tipos, una medida insuficiente en un contexto en el que los problemas de las entidades financieras mantienen atascado el mecanismo de transmisión de la política monetaria, o ni siquiera eso? 

Los recelos encuentran coartada en las experiencias pasadas. Porque el BCE ya ha estado por debajo de lo esperado en otras ocasiones durante la crisis. El 2 de abril de 2009 se esperaba una fuerte rebaja de los tipos, del 1,5 al 1%, acompañada del anuncio de iniciativas heterodoxas. Al final, sólo redujo los intereses hasta el 1,25% y no puso en marcha ninguna medida adicional. La decepción provocó que el euro reaccionara con una apreciación del 1,6% contra el dólar y que las ventas aumentaran la rentabilidad de los bonos españoles del 4,05 al 4,16%. Las bolsas, en cambio, se salvaron -el Ibex se disparó un 4,7%- porque ese mismo día el G20 proclamó su apoyo a la adopción de nuevos estímulos contra la crisis a escala internacional. 

El último precedente tuvo lugar el 2 de agosto de 2012. Ese día estaba previsto que Draghi confirmara el mensaje de finales de julio con el anuncio de una nueva oleada de compra de deuda periférica. Pero no lo hizo. Se limitó a esbozar un plan que aún estaba en el laboratorio del BCE -un mes después fue presentado oficialmente el OMT-. La decepción fue mayúscula: el Ibex cedió un 5,2% y el rendimiento de los bonos españoles repuntó del 6,73 al 7,16%. El euro se debilitó de los 1,222 a los 1,216 dólares ante el temor a que el BCE no activara el cortafuegos que había prometido. 

Para los amantes de las supersticiones, la próxima reunión del BCE también caerá en día 2, con lo que la entidad desafiará dos refranes. O bien decepciona y confirma que no hay dos sin tres, o bien está a la altura de las expectativas y certifica que a la tercera va la vencida. El mercado ya ha hecho su apuesta. 

De las bolsas y la deuda al Euribor