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Las 'aspas' de Kuroda afianzan al yen japonés como la divisa más débil del mundo en 2013
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SE DEPRECIA ENTRE UN 7 Y UN 22% CONTRA LAS MAYORES MONEDAS DEL MUNDO

Las 'aspas' de Kuroda afianzan al yen japonés como la divisa más débil del mundo en 2013

La Operación Yen Débil ya está en marcha. Planteada por Shinzo Abe durante la campaña electoral que le convirtió en primer ministro japonés en diciembre de

Foto: Las 'aspas' de Kuroda afianzan al yen japonés como la divisa más débil del mundo en 2013
Las 'aspas' de Kuroda afianzan al yen japonés como la divisa más débil del mundo en 2013

La Operación Yen Débil ya está en marcha. Planteada por Shinzo Abe durante la campaña electoral que le convirtió en primer ministro japonés en diciembre de 2012, su ejecución está corriendo a cargo del nuevo gobernador del Banco de Japón (BdJ), Haruhiko Kuroda. Evocando la parábola mencionada a su vez por Milton Friedman, el 4 de abril se subió al helicóptero para arrojar desde el aire una histórica lluvia de yenes sobre la economía japonesa. El desafío de su propuesta impresiona: para finales del año que viene habrá duplicado prácticamente el dinero que hay en circulación en Japón, desde 138 hasta 270 billones de yenes -cerca de 2,1 billones de euros al cambio actual-. 

Semejante incremento de la cantidad de yenes está provocando la reacción prevista en el mercado de divisas: la moneda nipona se está depreciando con fuerza. Desde el 4 de abril, las principales divisas del mundo se han fortalecido entre un 5 y un 10% contra la japonesa. Con esta secuencia, cuya trascendencia queda reforzada si se tiene en cuenta que el mercado de divisas es el más fuerte y líquido del mundo con una negociación diaria superior a los 3 billones de euros según los últimos datos oficiales del Banco Internacional de Pagos (BIS, en sus siglas en inglés), el yen ratifica su condición como la divisa más débil en 2013. Hasta la fecha, se deprecia entre un 7 y un 22% contra las principales monedas. El que menos sube contra el yen es el won surcoreano, con un 7%, y el que más, el peso mexicano, con un 21,1%. 

Centrando el punto de mira en las divisas de referencia, el dólar estadounidense se revaloriza cerca del 14% en 2013; el euro, un 14%; el franco suizo, un 12%; y la libra esterlina, un 7,5%. También llama la atención la apreciación que acumula el yuan chino, próxima al 15%. 

El vendaval cambiario provocado por las aspas de Kuroda ha conducido a su vez al yen hasta los cambios más bajos de los últimos años. Contra el euro ha llegado a descender hasta los 131,1 yenes, para despedir la semana en torno a los 129,5. La divisa europea no compraba más de 130 yenes desde comienzos de 2010. Eso sí, aun está lejos de los casi 170 yenes a los que llegó en julio de 2008. 

Pero la caída del yen se ha encontrado con un dique que aún no ha podido rebasar: el de los 100 yenes por dólar. Sin duda, esta referencia impone a los inversores. Como explica la experta en divisa Kathy Lien en su libro Trading diario en el mercado de divisas, cuando el cambio de una divisa se aproxima a niveles como dobles ceros o números redondos -como es el caso de los 100,00 yenes por dólar-, en el mercado se desata un auténtico juego psicológico con órdenes de compra y venta cruzadas que dificultan la conquista de esa referencia. "Los participantes del mercado, como un todo, tienden a poner órdenes condicionales cerca de los niveles de dobles ceros o redondos o en torno a ellos", relata Lien. Y añade: "La razón por la que ocurre esto es que los traders son personas y las personas tienden a pensar en números redondos". 

Este juego se ha observado en las últimas sesiones. El dólar ha vivido prácticamente toda la semana por encima de los 99 yenes en su cruce con la divisa nipona; incluso ha llegado hasta las 99,95 unidades, su cambio más alto contra la divisa japonesa desde 2009. Pero hasta ahí ha llegado; no ha sido capaz de perforar los números redondos

Lo poco gusta... 

Para la sociedad ABE&Kuroda, el debilitamiento del yen constituye una buena noticia. Al fin y al cabo, es lo que persiguen. Las autoridades niponas ven un claro aliado en un yen más débil. Por un lado, para reactivar la economía a través del estímulo que supone para las exportaciones. Y por otro, para generar inflación, bien a través de un mayor consumo, bien a través del encarecimiento de las importaciones; lo que sea con tal de erradicar la deflación -caída de los precios- de una vez por todas tras más de una década sufriéndola. 

Fuera de Japón, las últimas maniobras del BdJ no han sido mal acogidas. Más que nada, porque han alimentado una oleada global de compras de acciones y deuda pública. Es decir, los yenes frescos de Japón, combinados con los dólares que está imprimiendo la Reserva Federal (Fed) estadounidense, han ofrecido el ánimo que necesitaban los mercados para vivir una fiesta alcista. Al Dow Jones y el S&P 500, Japón les ha permitido renovar sus máximos históricos en las últimas jornadas. 

Ahora bien, como lo poco gusta y lo mucho cansa, la paciencia del resto del mundo con Japón podría agotarse paulatinamente. Más que nada, porque supone impulsar la recuperación interna a costa del empobrecimiento del vecino. Por ahora, las críticas a Kuroda han quedado anestesiadas por el efecto comprador inicial que su masiva impresión de yenes ha causado en los mercados. Pero la ventaja competitiva que proporciona un yen más débil amenaza con reactivar la guerra de las divisas. La Gran Recesión ya ha demostrado que los tiempos de armonía no duran demasiado. 

La Operación Yen Débil ya está en marcha. Planteada por Shinzo Abe durante la campaña electoral que le convirtió en primer ministro japonés en diciembre de 2012, su ejecución está corriendo a cargo del nuevo gobernador del Banco de Japón (BdJ), Haruhiko Kuroda. Evocando la parábola mencionada a su vez por Milton Friedman, el 4 de abril se subió al helicóptero para arrojar desde el aire una histórica lluvia de yenes sobre la economía japonesa. El desafío de su propuesta impresiona: para finales del año que viene habrá duplicado prácticamente el dinero que hay en circulación en Japón, desde 138 hasta 270 billones de yenes -cerca de 2,1 billones de euros al cambio actual-.