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Luces y sombras de los fondos garantizados: seguros, pero complicados y poco rentables
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POSEEN ESTRUCTURAS COMPLEJAS

Luces y sombras de los fondos garantizados: seguros, pero complicados y poco rentables

Los fondos garantizados son los más populares en la industria de inversión española, tanto por el volumen de activos bajo gestión, que asciende a 51.545 millones

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Luces y sombras de los fondos garantizados: seguros, pero complicados y poco rentables

Los fondos garantizados son los más populares en la industria de inversión española, tanto por el volumen de activos bajo gestión, que asciende a 51.545 millones de euros, un 40,6% del total del sector, como por los partícipes que los han elegido, que suman 1,8 millones de personas (también un 40% del total). La seguridad que ofrecen, ya que garantizan la inversión inicial, y en la mayoría de los casos también una rentabilidad adicional, les ha colocado en un lugar privilegiado frente a otras categorías.

Pero estos productos no son tan sencillos como parecen. De hecho, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha incluido recientemente a los garantizados de renta variable en la categoría de fondos estructurados, ya que esta comprende a "aquellas instituciones de inversión colectiva que ofrecen, en fechas predeterminadas, remuneraciones calculadas con arreglo a un algoritmo y vinculadas a la evolución de activos financieros". No es de extrañar que el regulador los considere estructurados, ya que en algunos casos las fórmulas que utilizan las gestoras para ofrecer las rentabilidades hacen que sea casi imposible para los partícipes saber cuánto pueden conseguir finalmente.

“En los garantizados de renta variable algunas veces se utilizan malas prácticas, como vincular la rentabilidad del producto a activos descorrelacionados entre sí, algo que muy probablemente va a bajar el rendimiento final, o introducir varias medias aritméticas para su cálculo, que también disminuye el retorno y además el partícipe no sabe cuánto puede obtener al final”, explica Víctor Alvargonzález, director de inversiones de Tressis.

Para entender el funcionamiento de los garantizados y sus ventajas y riesgos es necesario saber cómo funcionan y en qué se diferencian de otros fondos.

¿Cómo se construyen sus carteras?

En el caso de los garantizados de renta fija, el gestor adquiere una cartera de bonos con vencimiento similar al que se haya fijado para el fondo y de la rentabilidad derivada de los cupones que van a obtener deciden qué porcentaje se va a ofrecer al partícipe y cuánto van a cobrar en concepto de comisiones (gestión y depósito) y otros gastos que tiene el fondo. “Normalmente, el plazo estándar suele ser a tres años y la rentabilidad que están ofreciendo los que invierten en deuda soberana es de alrededor del 2,8%, mientras que para los que compran emisiones de comunidades autónomas, el FROB u otros organismos respaldados por el Estado se sitúa en el 3,2%”, apunta Francisco Sainz, director de inversiones de renta fija de Ahorro Corporación.

Para los productos de renta variable, se adquiere también una cartera de renta fija, que permite asegurar el principal y, con la rentabilidad que se obtiene de ella se compran opciones (derechos de compra y de venta sobre un activo). En la mayoría de los casos, los garantizados de renta variable no aseguran una rentabilidad concreta a vencimiento, sino que está sujeta a la evolución de los subyacentes y, por tanto, existe la posibilidad de que los rendimientos sean negativos y no sólo se recupere el principal. Y eso si el fondo garantiza el 100% del mismo, porque en algunos productos de renta variable a veces es un porcentaje inferior. “Si no asegura todo el capital inicial, el porcentaje de activos que se destina a comprar opciones es más elevado”, matiza José María Luna, director de análisis financiero de Profim.

 Y es aquí, en el porcentaje variable de la cartera, donde entra la picaresca de las gestoras, que recurren a cálculos aritméticos para rebajar la rentabilidad que pueden ofrecer. “Se suelen utilizar grandes fórmulas de marketing que ocultan rendimientos bajos. Los garantizados más transparentes son los que ofrecen revalorizaciones punto a punto de los activos en los que invierten”, señala Ricardo Sánchez-Seco, gestor de fondos de Gesthiona Asesores Financieros.

Comisiones

No obstante, la única trampa de los garantizados no es la rentabilidad que ofrecen, las comisiones son otro punto caliente. Al igual que el resto de los fondos cobran tasas de depósito (que suelen estar alrededor del 0,1%) y de gestión (la media es del 1,3%). Cifras que, aunque las gestoras están rebajando por las circunstancias del mercado, son muy elevadas para un producto que no requiere una gestión activa.

Pero, además de estas tasas, los garantizados tienen también comisiones de suscripción y reembolso, si estas operaciones no se realizan dentro de los periodos de comercialización o las ventanas de liquidez fijadas por la entidad. “Los partícipes están cautivos porque, ¿quién se acuerda de la fecha de las ventanas de liquidez? Y si rescatas lo haces a precio de mercado, con lo que además de las comisiones, puedes tener minusvalías”, afirma Alvargonzález.

Garantías

En cualquier caso, los garantizados también tienen aspectos muy positivos y uno de ellos es la seguridad que ofrecen. “Hay un garante, que suele ser la misma entidad que crea y distribuye el producto, aunque puede ser también externo, que avala que vas a recuperar el capital inicial y la rentabilidad ofrecida, en el caso de que esta también esté garantizada”, apunta Sánchez-Seco. “Incluso en caso de quiebra de la entidad, como los fondos están fuera de balance, el partícipe recuperaría su dinero”, subraya Sainz.

Fiscalidad

La fiscalidad de los garantizados puede ser de dos tipos. Si las plusvalías obtenidas se invierten en el fondo y el partícipe las recibe a través del valor liquidativo (precio que vale cada participación), los impuestos son iguales que en el resto de fondos: no se paga al fisco hasta que no se reembolsa y cuando se hace tributan como rendimientos del ahorro -al 21% hasta 6.000 euros; al 25% entre 6.000 y 24.000 euros; y al 27% a partir de 24.000 euros-. Por el contrario, si es el inversor el que recibe directamente la rentabilidad (a través de abonos en cuenta, por ejemplo), entonces tendrá que tributar por ello en el año fiscal en que lo recibe también como rentas del ahorro. Por supuesto, se pueden traspasar los activos de un fondo a otro sin tributar.

Rentabilidad

Aunque, como se ha explicado anteriormente, en el caso de los de renta fija los rendimientos que se van a obtener se conocen desde que se contrata el producto, conviene tener en cuenta, según recuerdan algunos expertos, que se pierde a veces poder adquisitivo –si no logran batir a la inflación durante la vida del producto- y oportunidades de alcanzar rentabilidades mayores si cambian las circunstancias de mercado. Actualmente, los garantizados de deuda ofrecen de media anual a tres años un 2,7%, mientras que los de renta variable ganan un 1,07%, según los datos de Inverco.

Los fondos garantizados son los más populares en la industria de inversión española, tanto por el volumen de activos bajo gestión, que asciende a 51.545 millones de euros, un 40,6% del total del sector, como por los partícipes que los han elegido, que suman 1,8 millones de personas (también un 40% del total). La seguridad que ofrecen, ya que garantizan la inversión inicial, y en la mayoría de los casos también una rentabilidad adicional, les ha colocado en un lugar privilegiado frente a otras categorías.