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El silencio de los capos españoles del carbón
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HUELGA GENERAL EL LUNES EN LAS COMARCAS MINERAS

El silencio de los capos españoles del carbón

Hoy por hoy, todos los sectores de la minería son una piña en defensa del carbón. A pesar de las discrepancias habituales entre sindicatos y empresarios,

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El silencio de los capos españoles del carbón

Hoy por hoy, todos los sectores de la minería son una piña en defensa del carbón. A pesar de las discrepancias habituales entre sindicatos y empresarios, la política del PP de reducir un 63% las ayudas al carbón los ha colocado en el mismo lado de la barricada y si alguien pretende introducir una cuña en esta situación, se le responde que "ahora no toca", la misma frase que empleó Jordi Pujol y que hizo historia de las declaraciones políticas, pero que sirve para dejar bien claro que trabajadores y empresarios están en lucha contra el Gobierno y en tregua entre ellos.

La patronal, Carbunión, se ha manifestado claramente en contra del actual Ejecutivo nación y con dureza le ha responsabilizado del "inminente cierre de la minería" y, a pesar de que las explotaciones llevan en huelga indefinida desde hace más de 20 días, los dueños de los pozos no han jaleado a sus huestes contra los trabajadores, sino contra "los culpables" de esta situación: Mariano Rajoy y el Ministerio de Industria, a cuyo titular, José Manuel Soria, le reprochan desconocer totalmente la coyuntura de una economía extractiva que consideran fundamental para el sostenimiento energético y de los territorios donde se asienta.

En la cúspide de la organización empresarial se encuentran dos de los hombres más poderosos del sector, Victorino Alonso y Manuel Lamelas Viloria, ambos leoneses, pero los auténticos pilares de la patronal minera de toda España. Un tercero, el asturiano Rodolfo Cachero, está hoy fuera de juego al haber preferido diversificar sus inversiones y haber pasado por la cárcel hace algunos años, condenado por percibir subvenciones de manera ilícita.

Manuel Lamelas Viloria tomó las riendas de Combustibles Viloria en 1975, heredando de su tío Benigno la empresa que creara 25 años antes en Madrid, a donde llegó procedente de su Bierzo natal. Desde su toma de control de la sociedad, uno de los dos hombres fuertes de la minería privada española desarrollo un poderoso imperio industrial, apuntalado por la Presidencia de la Cámara de Comercio de León, que el empresario dirige con mano firme. Actualmente es el propietario del conglomerado Alto Bierzo y de la empresa Hijos de Baldomero García que controla todo el sector en territorio berciano, quinta provincia gallega como la conocen muchos de sus habitantes.

Lamelas Viloria es un hombre de fuerte carácter que no se arredra ante ninguna circunstancia, según quienes le conocen bien. Si hay que darle un grito a la Administración en defesa del sector privado, se apuntará el primero, o al alimón con su colega de profesión, Vitorino Alonso, que controla zona de Villablino. Sus advertencias a las autoridades del Ministerio de Industria son bien conocidas y sus escasas comparecencias ante los medios de comunicación recogen la dureza de sus puntos de vista, anunciando medidas drásticas si ven peligrar los beneficios de sus empresas o los incentivos a la industria carbonera. "Creo que se solucionará, porque si no habrá que tomar medidas muy duras que ni yo mismo me atrevo a decir" fue su sentencia en un conflicto anterior y, aunque en esta ocasión, permanece más prudente (quizá porque los empresarios prefieren que por el momento hable la calle, a través de la voz de los trabajadores) todos consideran que esas declaraciones las seguiría haciendo suyas ahora. No le duelen prendas a la hora de agradecer las gestiones del Gobierno si las circunstancias le son favorables, pero sus opiniones tienen una relación directa con la cuenta de  resultados de las empresas.

Aunque es el presidente de la Cámara de Comercio de León, con tres mandatos a sus espaldas, en el ámbito de la minería Lamelas Viloria es menos conocido que Victorino Alonso, el presidente de Carbunión, tan polemista como él, pero con varios enredos judicales a sus espaldas, algunos de ellos tan absurdos para un multimillonario como él, como su supuesta negativa a pasarle una indemnización a su ex mujer, aduciendo una completa insolvencia, lo que casa perfectamente con su carácter bronco y sus bravatas ante periodistas, administración y sindicatos. Tampoco le tiemble el pulso si ha de utilizar en ocasiones a los empleados como rehenes de sus peleas con el Gobierno de turno, paralizando el abono de los salarios o argumentando las causas más peregrinas. En Asturias se le conoce también por su incursión temporal en los medios de comunicación, haciéndose con la mayoría de las acciones de una televisión local que azuzó contra el entonces Gobierno socialista de Vicente Álvarez Areces, según se dijo, para conseguir privilegios en el sector minero.

Al igual que su compañero Lamelas Viloria, Alonso guarda ahora en la récamara sus enfrentamientos con los sindicatos y prefiere centrar su atención en reclamar el pago de las ayudas al carbón para sus empresas Unión Minera del Norte y Coto Minero Cantábrico, las principales industrias del ramo que suponen el 40% aproximadamente de la producción nacional. En el imaginario de los rumores sobre sus artilugios para ganar dinero se le imputan algunos suministros de carbón nacional que, en realidad, era importado. Esa oscuridad en el negocio le llevó hasta los juzgados a principios de los años noventa del pasado siglo, donde tuvo que hacer frente a una millonaria indemnización que le reclamó la extinta Unión Fenosa.

Victorino Alonso prefiere permanecer en un calculado segundo plano en este conflicto y mantener la unidad de acción con los trabajadores, pero en algunos círculos se cree que esta luna de miel no tardará en hacerse añicos si, como alguien de su entorno asegura, es preciso reducir salarios hasta un 70% si las circunstancias siguen siendo desfavorables. Por el momento, la visibilidad mediática justa. En otras huelgas mineras, era habitual conocer las predicciones apocalípticas de Carbunión sobre las consecuencias desfavorables económicas para el sector de los paros. Los pozos llevan parados desde la última quincena de mayo y no ha habido reproches para los trabajadores, sino para el Gobierno. Los objetivos comunes son la razón principal.

También es llamativo que los principales empresarios del sector minero no hayan alzado su voz contra la huelga general que en los territorios del carbón de toda España (Asturias, León, Palencia y Aragón, especialmente) se ha convocado para el lunes 18 de junio y que hasta el propio socialista Gobierno de Asturias respalda con la boca pequeña, porque no parece muy ortodoxo que una institución pública apoye un paro general, pero los intereses de la industria minera hoy precisan, según todas las partes, de una unidad sin fisuras entre patronos y trabajadores. Aunque dentro de unos meses se vuelvan a tirar los trastos a la cabeza  

Hoy por hoy, todos los sectores de la minería son una piña en defensa del carbón. A pesar de las discrepancias habituales entre sindicatos y empresarios, la política del PP de reducir un 63% las ayudas al carbón los ha colocado en el mismo lado de la barricada y si alguien pretende introducir una cuña en esta situación, se le responde que "ahora no toca", la misma frase que empleó Jordi Pujol y que hizo historia de las declaraciones políticas, pero que sirve para dejar bien claro que trabajadores y empresarios están en lucha contra el Gobierno y en tregua entre ellos.