¿Aires de cambio? Pascual y Puleva comparten relevo generacional

El sector lácteo español cerrará enero con aires de cambio. Los grupos Pascual y Puleva han renovado a la cabeza de sus cúpulas directivas. Además de obedecer a un mero cambio generacional, los cambios también implican una revisión sobre su posicionamiento en el mercado, sacudido por la incierta marcha de esta industria, con los precios de la leche en mínimos históricos y con el auge de la marca blanca como principal amenaza a sus marcas, y obligado a afrontar un posible proceso de concentración entre los principales operadores.

La semana pasada, en el transcurso de unos días, tanto Pascual como Puleva relevaron a sus primeros ejecutivos. En el primer caso, la firma arandina ha confiado en Ignacio García-Cano Salgado, madrileño de 51 años, ingeniero de caminos, como nuevo primer ejecutivo de Leche Pascual, donde ejercerá con plenos poderes en la gestión de las operaciones de la compañía alimentaria: cadena de suministro, dirección comercial y marketing, recursos humanos, control sobre la gestión del negocio y gestión de las tecnologías de información y comunicaciones.

El productor burgalés ha tardado cinco años en madurar la decisión de confiar a una persona de fuera las riendas del negocio. Hasta ahora, Tomás Pascual Gómez-Cuétara, hijo del fundador, era quien había asumido estas competencias como presidente. Pero tras el proceso de reestructuración llevado a cabo, el heredero ha apostado por este ejecutivo, que tras pasar por Procter & Gamble recaló en Johnson & Johnson, la multinacional de consumo donde ha estado más de una década como responsable para España y Sur de Europa.

Frente al perfil internacional del nuevo CEO de Pascual, la multinacional francesa Lactalis ha confiado en un hombre de la casa para ocupar la dirección general de Puleva. Tras la marcha del que fuera hombre fuerte del grupo, Gregorio Jiménez, con 40 años de servicio a la compañía granadina a sus espaldas, el sucesor en el cargo es otro ejecutivo con dilatada trayectoria dentro de la compañía, el hasta ahora número dos del grupo, Diego Puerta, ha sido escogido para este nuevo reto tras casi dos décadas al frente de puestos de responsabilidad.

En el caso de Puerta, su condición de hispano-francés (bilingüe) ha podido jugar un punto determinante a su favor para la elección de Lactalis. Hijo de españoles emigrados a Francia, el nuevo jefe de Puleva nació y vivió en el país vecino hasta completar su formación académica, que coronó con un máster en la escuela de negocios parisina Essec. A su regreso a España, el pupilo de Gregorio Jiménez ha pasado por la mayoría de departamentos de la compañía, lo que le ha permitido poseer un conocimiento global del grupo y del negocio lácteo.

La llegada de estos dos nuevos responsables abre un abanico de expectativas sobre la industria. De momento, las riendas que no cambian de mano son las de Capsa, la cooperativa propietaria de Central Lechera Asturiana, el otro grande del sector, donde el incombustible Pedro Astals, que sigue al frente después de casi 20 años como primer ejecutivo, ha tratado de convertirse en catalizador del proceso de concentración con los intentos de compra fallidos de Puleva y Cacaolat. Ahora, con la llegada de aires nuevos, la iniciativa puede ser el reto de los noveles.