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El sector químico cae en barrena: BASF también cerrará su fábrica de Tarragona
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SE QUEJAN DE QUE LOS BANCOS NO ABREN EL GRIFO

El sector químico cae en barrena: BASF también cerrará su fábrica de Tarragona

La crisis económica llama a la puerta del sector químico español y, en particular, al de Cataluña, donde antaño se concentraron grandes empresas químicas como La

Foto: El sector químico cae en barrena: BASF también cerrará su fábrica de Tarragona
El sector químico cae en barrena: BASF también cerrará su fábrica de Tarragona

La crisis económica llama a la puerta del sector químico español y, en particular, al de Cataluña, donde antaño se concentraron grandes empresas químicas como La Seda, Ercros e internacionales como la alemana Basf o Bayer. Desde hace un año y medio, estas industrias están padeciendo la caída de los pedidos por parte de sus clientes lo que redunda en la reducción de la producción y en la consecuente sangría de empleos. “Es el inicio de unos meses de reconversión industrial que deberá ajustar al sector químico en Cataluña a la demanda. Igual que hace unos años se produjeron cierres de empresas textiles, ahora las químicas deberán reducir su tamaño para sortear la crisis”, afirma un directivo de La Seda que prefiere guardar el anonimato.

 

El último ejemplo de que la crisis ha contagiado al sector químico es el cierre de una de las plantas que posee Basf en el polígono petroquímico de Tarragona, donde también se ubican gigantes como Repsol y Bayer, entre otros. Según ha podido confirmar El Confidencial, BASF cerrará su planta de Styropor (EPS, poliestireno expandible) ubicada en su centro de producción de Tarragona.

 

El cierre se hará efectivo el próximo mes de agosto.

 

Como consecuencia directa del cierre de esta planta y debido a la difícil coyuntura económica de los principales mercados, la empresa reajustará sus servicios de producción, mantenimiento, ingeniería y logística en Tarragona. La alemana dejará en la calle a 85 trabajadores, casi el 10% de la filial española. “La decisión de cerrar la planta de Styropor y reajustar nuestras estructuras de servicios no ha sido fácil. Pero estas medidas son cruciales para asegurar futuras actividades en nuestro centro de producción de Tarragona”, afirma Gerhard Schwarz, gerente de Basf Española y responsable de las actividades en España y Portugal.

 

Los despidos en España no son aislados. Basf ha previsto en todo el mundo, para este año, la supresión de 1.000 empleos y la reducción del 15% de la producción en sus fábricas. Pero no es el único. El gigante holandés Akzo Nobel eliminará 3.500 empleos hasta el año 2011 ante la caída de la demanda química y su competidora Solvay también ha anunciado que tendrá que tomar medidas por la gravedad de la crisis del sector inmobiliario (la paralización de nuevas viviendas ha contagiado a los componentes eléctricos, cableado y miles de productos, que tienen una base química para existir).

 

Dificultades en Ercros

 

En Cataluña, la química Ercros es una de las que más está padeciendo la crisis actual. Lo que llegó a ser un complejo febril con cerca de 1.500 trabajadores, que construyó una colonia de casitas al lado de la fábrica, ha quedado en una plantilla de menos de 250 personas y un núcleo de chalets fantasma en el municipio tarraconense de Flix. Sucesivas crisis económicas generales o locales, instalaciones obsoletas por falta de inversión y la fabricación de un producto que próximamente Europa prohibirá, el cloro, son las claves de un drama social que finiquita el modelo industrial que impulsó Ercros, que ahora dirige Antoni Zabalza y que en la década de los 90 había presidido Josep Piqué.

La última crisis del grupo industrial ha reducido de 240 a 170 los empleados de Erkimia Flix, pero la repercusión social alcanzará a unas 350 personas, que pasarán a engrosar las listas del paro. Otro cierre será el de una de sus filiales, Inquide-Flix, que comportará 33 despidos más. Además, cerrará la planta de clorometatos, ya condenada por la Unión Europea, y también una parte de la planta de electrólisis, lo que afectará a otros 75 trabajadores. Todo ello reducirá la producción de Ercros a la sosa y al fosfato cálcico, necesario para la elaboración de lejías. 

 

El presidente de Ercros y presidente de la Federación Empresarial Catalana del sector Químico (Fedequim), Antoni Zabalza, augura que la caída de la demanda provocará más ajustes en empresas del sector en los próximos meses. Zabalza sostiene que el desplome "importante" de la demanda hace "inevitable" que las compañías del sector adecúen su capacidad. Precisamente, la empresa que preside, Ercros, está inmersa en la negociación de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que prevé un recorte de 271 empleados, el 22% de la plantilla, para ahorrar 48 millones de euros anuales, y la suspensión temporal de otros 139, además de cierres de plantas. Ercros acumula unas pérdidas de 203 millones de euros desde 2008.

 

Fuentes de Ercros manifestaron también a este diario que desde octubre pasado "la demanda ha caído un 30%, lo que nos aboca a una grave crisis, que se ve potenciada por el abaratamiento de los precios, consecuencia también de la baja demanda". A esta situación, hay que añadir que "en los últimos cinco años, el coste de la electricidad ha crecido un 130%". Por si fuera poco, se quejan las mismas fuentes, las entidades bancarias no abren el grifo de los créditos, lo que aboca a la compañía a una crisis sin precedentes.

La Seda, en horas bajas

 

Junto a Ercros, otras empresas de referencia del sector químico también atraviesan dificultades, como La Seda de Barcelona, que hace años fue intervenida de facto por la Generalitat para salvarla . La Seda vive ahora una convulsión interna, que acabó con la dimisión, a primeros de junio, del presidente, Rafael Español. Su sucesor en el cargo, Joan Castells, duró apenas quince días en el puesto, hasta que fue nombrado José Luis Morlanes, que ya ha diseñado un plan de salvamento y que logró aprobar las cuentas del año pasado, a pesar de admitir que las pérdidas llegaban a 565 millones, un 53,53% más de lo que en un principio había admitido la compañía.

 

Al caer el consumo mundial de PET (el producto que elabora), los pedidos para fabricar envases y botellas se han reducido y de ahí que la compañía viva una situación actual agónica y haya interrumpido su proceso de integración con la indonesia Indorama. Justo cuando a mediados del año pasado La Seda había iniciado el plan de reestructuración interno para digerir las adquisiciones realizadas en el período 2005-2007, el mercado del plástico PET para embalaje inició una súbita caída de demanda, agravada por la escalada de los precios del petróleo hasta julio de 2008.

 

La compañía ha creado un imperio en apenas dos años, que consta de 22 plantas de producción, con presencia en 11 países europeos y con más de 2.300 empleados. Y también quiso forjar el primer grupo químico español integrándose con la filial química del grupo Cepsa, pero fracasó por el desplome del valor de la acción de La Seda el pasado año.

La Seda ha creado un conglomerado de fábricas que controla toda la cadena de producción verticalizada, un viejo sueño de Español, que puso en práctica en Aiscondel. Sin embargo, la compañía no ha tenido tiempo de unificar las diferentes tecnologías de las factorías (ha creado la marca Artenius), tanto a nivel de producción como informático. El repentino cambio de ciclo y el referido incremento del coste energético han obligado a variar la gestión, que se ha concentrado en los últimos meses casi en exclusiva en conseguir líneas de crédito para mantener el circulante mínimo con el objeto de mantener abiertas las fábricas. La Seda facturó 1.618,9 millones en 2008 y tiene una deuda financiera de 868 millones, principalmente un préstamo sindicado que lidera Deutsche Bank.

Sobre esta última compañía, Zabalza señala que tiene "un problema de financiación, no de negocio", por lo que aprovecha para exigir que la banca abra de nuevo el grifo del crédito, una condición indispensable para encarar la recuperación.

La crisis económica llama a la puerta del sector químico español y, en particular, al de Cataluña, donde antaño se concentraron grandes empresas químicas como La Seda, Ercros e internacionales como la alemana Basf o Bayer. Desde hace un año y medio, estas industrias están padeciendo la caída de los pedidos por parte de sus clientes lo que redunda en la reducción de la producción y en la consecuente sangría de empleos. “Es el inicio de unos meses de reconversión industrial que deberá ajustar al sector químico en Cataluña a la demanda. Igual que hace unos años se produjeron cierres de empresas textiles, ahora las químicas deberán reducir su tamaño para sortear la crisis”, afirma un directivo de La Seda que prefiere guardar el anonimato.

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