Es noticia
La leyenda Federer se rinde tras cuatro horas ante Novak Djokovic, nuevo número uno
  1. Deportes
  2. Tenis
venció por 6-7(7), 6-4, 7-6(4), 5-7 y 6-4

La leyenda Federer se rinde tras cuatro horas ante Novak Djokovic, nuevo número uno

Después de cuatro horas de partido, el serbio ganó al suizo en el quinto set por 6-7(7), 6-4, 7-6(4), 5-7 y 6-4 y se convierte en el nuevo número uno mundial

Foto: Djokovic celebra su segunda victoria en Wimbledon (Reuters).
Djokovic celebra su segunda victoria en Wimbledon (Reuters).

No cabía ningún tipo de duda: iba a ser una final sensacional, casi épica, a la altura de las grandes tardes nubladas en los 137 años de historia de la hierba de Wimbledon. Iba a ser largo, intenso e inabarcable, pero elegante e intenso hasta decir basta. Lo fue, y los espectadores lo agradecieron, tanto en el All England como en el resto del planeta. Novak Djokovic volvió a ganar Wimbledon tres años después y es, de nuevo, el mejor tenista del planeta. Lo ha conseguido ante el mejor tenista de la historia. Federer luchó hasta la última bola, se resistió a perder el partido antes y no fue hasta un agónico quinto set cuando el serbio ganó de nuevo un Grand Slam por 6-7(7), 6-4, 7-6(4), 5-7 y 6-4.

Roger Federer no quiere que su leyenda se apague como una lámpara mágica que esté consumiendo los últimos deseos del genio maravilloso. Hace años que parece que ya no está y por momentos, cuando extrañamente cae pronto en los torneos que disputa, parece que ni se le espera. Pero el tenista de Basilea siempre regresa, como la primavera, devolviendo al tenis un aroma a lo antiguo, que no siempre fue mejor, pero sí más natural, más cercano al espectador, amable para el aficionado imparcial. Esa simpleza de la pureza del suizo se traslada a la pista y se convierte en efectividad sin fuegos artificiales ni parafernalia externa igualmente bella.

La sobriedad de Federer contrasta con la fogosidad no siempre contenida de Djokovic. Es electricidad e intensidad, una continuada búsqueda del punto ganador lo más inmediato posible. Al humor picante de Djokovic acompaña y compensa la competitividad innata que lo ha llevado a luchar por todo aquello que ha conseguido hasta ahora. Y ese inconformismo de ‘Nole’, en determinadas ocasiones, suele transformarle esporádicamente en una máquina de quejas hacia sí mismo y los jueces, que otros días le han hecho salirse mentalmente de un partido que todavía no tenía perdido y que este sábado ha sabido controlar como maestro de esto que es.

Lo mejor de cada tenista se pudo ver en el tercer set. No hubo ni un instante de pausa por parte de los dos desde sus servicios. Un espectáculo de efectividad con cada saque, cada punto en juego a partir del saque de uno mismo. El juego que menos duró de la final, y posiblemente de todo el torneo fue el noveno de este tercer set. Con 4-4 en el marcador y una igualdad descomunal, Roger Federer se apuntó ese juego tras anotar cuatro saques directos inapelables a los que Djokovic no tuvo ni la más mínima opción. No es que Nole bajara los brazos, es que no pudo hacer nada.

Pero la efectividad en el primer servicio del suizo no era exclusividad suya, puesto que el serbio completó un primer set escandaloso en ese sentido, permitiendo además muy pocos puntos bajo su saque. De hecho, de los primeros 16 puntos tras saque de Djokovic, sólo uno se pudo llevar Federer. Ante ese panorama, no se produjo ninguna rotura hasta el tercer juego del segundo set, cuando Djokovic adquirió una ventaja de dos juegos que no perdió hasta imponerse finalmente por 6-4.

Comenzó maravilloso el partido con un primer set igualadísimo y sin treguas, y así continuó hasta el último golpe. El punto de mayor belleza se produjo en esa manga de apertura, un intercambio de golpes inacabable y a cada cual más difícil que acabó apuntándose Roger Federer, así como también ganó el set con una muerte súbita también disputadísima en la que el suizo tuvo que hacer nueve puntos para ganarla. Parecían esos instantes posteriores a ganar Federer el set los que sacan de quicio a Nole, los que le desconcentran con protestas. Pero no sucedió tal cosa, sino que salió a comerse el segundo set y, como decimos, ganó con sencillez su primer servicio y poco después rompió el de su rival.

Y si hasta entonces el servicio fue cosa de su dueño en exclusividad, el cuarto set cambió la dinámica de forma radical, y empezó a decantar el partido de forma clara hacia el nuevo número uno del mundo. Comenzó tal cual sucedió en el segundo set. Dos juegos para cada uno en su servicio y rotura de servicio de Djokovic a Federer. Pero la diferencia en esta ocasión residió en que Federer le devolvió el break inmediatamente después. Esa devolución ‘cabreó’ a Nole, que volvió a ganar el juego siguiente, al saque del suizo y lo reafirmó ganando de nuevo su saque.

Pero ahí no acabaría el intercambio de golpes al rival, puesto que Federer volvió a romper el saque a Djokovic. Y cuando optaba a confirmarlo y empatar el set, Nole tuvo inesperadamente la primera opción de llevarse la copa dorada. Y el ojo de halcón se lo quitó. Le quitó ese punto, y lo desconcentró en su saque, que lo volvió a perder. De tener el título en la mano, se vio jugando de repente el quinto y definitivo set. Federer tendrá casi 33 años, pero no por ello se va a rendir ante la primera bola de partido en contra. Es el más grande por reacciones como estas. No sólo por salvar ese punto fatídico, sino por reaccionar una y otra vez a las roturas de su propio servicio. Y todo ello, cuando se superaban las tres horas de juego.

A la cuarta hora se llegó en ese set definitivo, en el que se restableció la preponderancia del sacador sobre el restador, que se había descompuesto en la manga anterior. Hubo varias bolas de break, sobre todo para Djokovic, pero no pudo aprovechar ninguna hasta el último punto del partido, el momento más importante en los últimos años para Novak. Ese punto era el que le tendría que devolver Wimbledon, el que le devolvería también el número uno. Lo luchó contra el mejor tenista, que se resiste a irse, pero que quizás se ha quedado a las puertas de ganar su último Wimbledon y superar a Sampras y Renshaw. Novak ya lleva dos y empata con Nadal. Donde lo supera, es en la clasificación de la ATP. Nole vuelve a ser el uno, bajo un río de lágrimas.

No cabía ningún tipo de duda: iba a ser una final sensacional, casi épica, a la altura de las grandes tardes nubladas en los 137 años de historia de la hierba de Wimbledon. Iba a ser largo, intenso e inabarcable, pero elegante e intenso hasta decir basta. Lo fue, y los espectadores lo agradecieron, tanto en el All England como en el resto del planeta. Novak Djokovic volvió a ganar Wimbledon tres años después y es, de nuevo, el mejor tenista del planeta. Lo ha conseguido ante el mejor tenista de la historia. Federer luchó hasta la última bola, se resistió a perder el partido antes y no fue hasta un agónico quinto set cuando el serbio ganó de nuevo un Grand Slam por 6-7(7), 6-4, 7-6(4), 5-7 y 6-4.

Novak Djokovic Roger Federer
El redactor recomienda