El ritmo de vida de Guillermo Olaso le alejó de la rutina normal de un tenista

Guillermo Olaso (25 años) sabe que puede estar escribiendo sus últimas líneas como tenista profesional. Todo hace indicar que antes de que termine el año, la TIU, organismo independiente que vela por la limpieza del tenis, podría dar forma a la sanción que puede recibir el vasco. Olaso podría haber dicho adiós al tenis sin haber alcanzado lo que buscaba que no era otra cosa que ganarse la vida practicando el deporte que su madre le metió en vena desde pequeño y para el que muchos decían que estaba sobradamente preparado.

Algunos de los que le conocen en el circuito afirman que ese ganarse la vida es lo que le ha llevado a distraerse en más de una ocasión. Confundido, el elevado ritmo de vida que asumió le ha pasado factura. El vasco mantiene su inocencia, aunque reconoce que está siendo investigado. Habla de un partido disputado en 2010 como único argumento de la acusación. Una derrota en el Challenger de Kazajistán es la que levantó la sospecha. El rival fue Daniil Braun que, sin tener ranking alguno, derrotó al 232 de la ATP son un doble 6-3, resultado sospechoso al máximo.

Guillermo no ha sido capaz de conquistar ningún título de la ATP y tan sólo ha ganado un Challenger desde que en 2006 diera el paso de convertirse en profesional. Eso sí, ha conseguido levantar diez Future y cuenta con cinco finales de ITF. En 2013 no pasó de los cuartos de final de ninguno de los Challengers en los que participó. En el Conde de Godó llegó a segunda ronda, como mejor resultado de su carrera, alcanzando el lugar 229 de la ATP y sumando 222.000 dólares en ganancias.

Arrepentimiento del vasco

Diferentes jugadores reconocen que le gustaba vivir a lo grande, con unas costumbres en ocasiones alejadas de las de un deportista, tal y como contó la página Tennistopic. Incluso a través de su cuenta de Twitter despreciaba la vida del deportista y de los supuestos cuidados que debe tener alguien que vive en la élite. Además, durante mucho tiempo se movió sin entrenador. De familia acomodada, su madre es profesora de tenis, nunca ha tenido problemas económicos aunque su elevado tren de vida le jugó alguna que otra mala pasada.