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Nadal olvida la polémica de la pista azul para ser feliz en Madrid ante su quinta final
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'LA BELLA Y LA BESTIA' BUSCAN EL TÍTULO Y EL NÚMERO UNO DE LA WTA

Nadal olvida la polémica de la pista azul para ser feliz en Madrid ante su quinta final

El tenis es un deporte que lo juegan dos o incluso cuatro. Ya sean hombres o mujeres e incluso mezclados unos con otros. El Mutua Madrid

Foto: Nadal olvida la polémica de la pista azul para ser feliz en Madrid ante su quinta final
Nadal olvida la polémica de la pista azul para ser feliz en Madrid ante su quinta final

El tenis es un deporte que lo juegan dos o incluso cuatro. Ya sean hombres o mujeres e incluso mezclados unos con otros. El Mutua Madrid Open es otra historia. La televisión impone los horarios de sus partidos y los aficionados buscan a Rafa Nadal. Poco importa que sus rivales también sean españoles como sucedió con Ferrer en cuartos o Andújar en semifinales. La devoción hacia el balear es tal que poco importaría a los aficionados ver al tenista sobre la pista, sin rival, que el público seguiría animando a Rafa como si tal cosa. Le admiran, veneran e idolatran. Le tienen como uno de sus ídolos y el tenista se ha dado cuenta. Hoy buscará su tercer título en Madrid ante Wawrinka, el eterno segundón de Federer y al que le importó muy poco terminar a la dos menos cuarto de la noche ante Murray para despachar a Berdych, el chico 'H&M', en tres sets (6-3, 4-6 y 6-4).

El Nadal de este año nada que ver con el distante y hasta antipático de la pasada edición. El azul desapareció de la tierra y el exnúmero uno del mundo tan feliz. No para de sonreír, de rendir pleitesía a los aficionados y a la ciudad de Madrid. "Ojalá que la gente me ayude a ganar, sería un sueño poder levantar mi tercer Masters 1000 de Madrid. El triunfo de 2005 fue de los mejores de mi carrera". Pues que no lo dude porque si alguien tiene garantizada esa ayuda es Rafa Nadal. Ha quedado patente durante toda la semana. Ramos, Falcao, Ronaldo y ayer Florentino Pérez han estado al lado del balear. Hoy tanto el segundo capitán blanco como el portugués estarán a pie de pista... al lado de Nadal.

Ayer pasó por encima de Pablo Andújar (6-0 y 6-4), que llegó por encima de la centena del mundo y se marcha entre los sesenta mejores. "No quería regresar a Valencia en ‘bicicleta’. Si lo hubiera visto mal, en un intercambio le hubiera pedido que me dejara hacer un juego", afirmó el conquense y dicen que uno de los jugadores con más atractivo del circuito. Ocupó el lugar de Moyá en aquello de la atracción física, pero es que además es de los tenistas con más coco, por lo que disfrutó de la ocasión de jugar en la central de la Caja Mágica con 10.000 espectadores. "Estaban por Nadal. Lo tengo claro", comentó tras el partido.

La otra semifinal se quedó reducida a 5.000 aficionados. Detalle, por cierto, que no significa que no se vendieran las entradas de la central, reservadas semanas atrás. La ausencia de los Djokovic, Federer, Murray e incluso Ferrer llevó a muchos a dejar pasar la ocasión de dejarse ver por el Mutua con la entrada en el bolsillo. Los fallos de los mejores dejan tocado a cualquier torneo durante la semana, circunstancia que no ha sucedido en esta ocasión.

El Open ha contado con una excelente organización en cuanto a comunicación se refiere. Ha innovado con una radio dedicada en exclusiva al torneo, así como con la creación de una zona mixta, al más puro estilo fútbol. En esta ocasión, con tenistas de por medio, no existieron problemas. Todos hablan, incluso los futbolistas cuando se sientan en la central. Curioso.

La final femenina dirimirá el reinado de la WTA. Si Serena Willians, puro músculo y garra, vence seguirá en lo más alto. Si la que se lleva el triunfo es Sharapova, la rusa, puro talento y delicadeza, pasará a ser la número del mundo. La norteamericana estuvo a dos pasos de ser eliminada en cuartos por Anabel Medina, pero desde ese momento, se ha mostrado imparable. Llega como favorita, pero de la irregularidad del tenis femenino se puede esperar cualquier cosa. Sobre la pista dos maneras completamente opuestas de entender la vida y el deporte, la 'bella y la bestia'.

El tenis es un deporte que lo juegan dos o incluso cuatro. Ya sean hombres o mujeres e incluso mezclados unos con otros. El Mutua Madrid Open es otra historia. La televisión impone los horarios de sus partidos y los aficionados buscan a Rafa Nadal. Poco importa que sus rivales también sean españoles como sucedió con Ferrer en cuartos o Andújar en semifinales. La devoción hacia el balear es tal que poco importaría a los aficionados ver al tenista sobre la pista, sin rival, que el público seguiría animando a Rafa como si tal cosa. Le admiran, veneran e idolatran. Le tienen como uno de sus ídolos y el tenista se ha dado cuenta. Hoy buscará su tercer título en Madrid ante Wawrinka, el eterno segundón de Federer y al que le importó muy poco terminar a la dos menos cuarto de la noche ante Murray para despachar a Berdych, el chico 'H&M', en tres sets (6-3, 4-6 y 6-4).

Rafa Nadal