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Murray, un escocés que juega para Gran Bretaña y no protesta, se lleva el oro a costa de Federer
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EL NÚMERO UNO NO PUEDE COMPLETAR SU PALMARÉS CON EL TÍTULO OLÍMPICO

Murray, un escocés que juega para Gran Bretaña y no protesta, se lleva el oro a costa de Federer

Gran Bretaña ya tiene nuevo ídolo. Van a dos o tres por día, pero lo que ha hecho Andy Murray no lo esperaba ni la misma

Foto: Murray, un escocés que juega para Gran Bretaña y no protesta, se lleva el oro a costa de Federer
Murray, un escocés que juega para Gran Bretaña y no protesta, se lleva el oro a costa de Federer

Gran Bretaña ya tiene nuevo ídolo. Van a dos o tres por día, pero lo que ha hecho Andy Murray no lo esperaba ni la misma reina Isabel II. Nadie apostaba una libra por el triunfo del escocés. Roger Federer impresiona. El hombre que no suda es así y en Inglaterra le veneran y confiaban en un nuevo triunfo suyo por muchos que les pesase. El problema llegó cuando el suizo, cortés al máximo, decidió no romper el protocolo y disgustar a los 15.000 ingleses, escoceses o vaya usted a saber de dónde que no paraban de animar a Andy, así le llaman por aquí a Murray. La consecuencia llegó en forma de soberano repaso. Y es que Federer apenas opuso resistencia, algo nada habitual a un tenista acostumbrado a llevarse finales como el que no quiere la cosa. El 6-2, 6-1 y 6-4 lo dice todo.

Murray es escocés. Presume de ello y juega con la bandera de su país en la muñequera. El destino y las decisiones político-deportivas han querido que defendiera a Gran Bretaña. No ha dicho una sola palabra en contra. Al revés ha disfrutado y ha sabido arrastrar a toda la afición inglesa que ha adoptado al tenista formado en Barcelona como un ídolo más. Ante Federer ha dado una lección de tenis, de ambición y de convencimiento en la victoria. No ha existido duda alguna y se ha llevado el oro que pertenecía a Rafa Nadal y que no pudo defender por culpa de sus delicadas rodillas. 

Federer no existió. Ausente y sin entrar en juego en momento alguno, nada pudo hacer. Perdía su saque con una facilidad que daba que pensar que le venía grande el partido, algo extraño en un tenista que suma 17 Gran Slam, el último de ellos logrado hace un mes en estas mismas pistas y ante el rival que ahora le ha bajado de lo más alto de podio, que no del número uno del circuito mundial. Y es que Federer sigue siendo el número uno del mundo. La derrota no significa su adiós a esa posición de privilegio. Se queda sin oro y todo hace indicar que será el único título que falte en su carrera. A los Juegos de Río de Janerio llegaría con 34 años, muchos para un tenista.

La medalla de bronce fue para Juan Martín del Potro al derrotar a Djokovic. El argentino ya tuvo contra las cuerdas al suizo en las semifinales, pero le dio vida, algo que Murray no ha permitido desde el primer juego, pasando por encima, sin permitirle que le rompiera el saque en todo el partido. Merecido título para un Murray, que el día que lo pasó peor fue en octavos ante el chipriota Baghdatis, con el que perdió un set.

Gran Bretaña ya tiene nuevo ídolo. Van a dos o tres por día, pero lo que ha hecho Andy Murray no lo esperaba ni la misma reina Isabel II. Nadie apostaba una libra por el triunfo del escocés. Roger Federer impresiona. El hombre que no suda es así y en Inglaterra le veneran y confiaban en un nuevo triunfo suyo por muchos que les pesase. El problema llegó cuando el suizo, cortés al máximo, decidió no romper el protocolo y disgustar a los 15.000 ingleses, escoceses o vaya usted a saber de dónde que no paraban de animar a Andy, así le llaman por aquí a Murray. La consecuencia llegó en forma de soberano repaso. Y es que Federer apenas opuso resistencia, algo nada habitual a un tenista acostumbrado a llevarse finales como el que no quiere la cosa. El 6-2, 6-1 y 6-4 lo dice todo.

Roger Federer