La pista azul del Masters de Madrid: de la polémica ¿a la ilegalidad?

El Masters de Madrid no ha dejado indiferente a nadie. Durante varios días ha sido el centro del mundo tenístico debido a la polémica pista azul, a las feroces críticas de jugadores como Rafa Nadal o Djokovic o al título conquistado por Roger Federer, no hay que desmerecer la victoria del suizo. La cita no ha dejado buen sabor de boca ya que durante la semana pasada se ha visto una Caja Mágica desangelada donde parecía que lo único que primaba era la gente famosa que llenaba los palcos dejando a un lado el tenis que debía haber sido el gran protagonista. La gran culpable de esta desviación de atención ha sido el caos organizativo y la famosa pista azul. Nadal ha dicho que no volverá si se sigue apostando por ella, algo que podría no ocurrir ya que la sombra de la ilegalidad planea sobre el proyecto de Ion Tiriac.

La ITF y la ATP dieron el visto bueno y contra eso nada se pudo hacer. Los máximos organismos del tenis aprobaron la propuesta del patrocinador rumano que veía cómo su objetivo se cumplía: para bien o para mal, todos hablaban de ‘su’ pista azul. Tal y como informa el portal PuntodeBreak, la empresa INCOTEC fue la encargada de crear la tierra azul y la registró bajo el nombre de ColorClay. Durante cuatro años llevó a cabo un estudio, un desarrollo y una serie de pruebas hasta dar con un producto final que se adecuaba a las normas. Lo cierto es que la pista azul inicial era demasiado resbaladiza por lo que INCOTEC investigó su comportamiento modificando el proceso de elaboración hasta dar con un parámetro de 0’42 situado entre el 0’4 y 0’45 que marca la tierra batida normal; además el bote era uniforme y la superficie quedaba regular. Con el problema solucionado, la organización del Masters de Madrid convocó un concurso para cuatro proveedores que se llevó Ibersport, una empresa de la que se desconocen los datos de las pruebas que ha llevado a cabo, no posee la patente de la tierra azul y fue incapaz de construir una pista de garantías tras lo visto los días pasados.

La idea de Ion Tiriac se llevó todo el protagonismo dejando el tenis en un segundo plano algo a lo que ha contribuido el hecho de que la Caja Mágica ha dejado de ser la casa madrileña de este deporte para convertirse en un sitio donde ver y ser visto. Buena cuenta de ello han dado todas las personalidades y famosos que han presenciado los partidos de los mejores jugadores desde los palcos de la pista central. Y éste es otro de los puntos polémicos por sus desorbitados precios en tiempos de recortes ya que las cantidades superan con creces los 6.000 euros.

La imagen del torneo y la publicidad de sus patrocinadores (la Mutua por ejemplo) han adquirido una importancia desmesurada y tanto se han preocupado por ello que han descuidado el contenido y el continente: la escasa afluencia que ha habido en la Caja Mágica porque aunque los medios resaltaran la presencia de los famosos, las gradas estaban desangeladas. Algo que no ocurría en la Casa de Campo, si bien es cierto que este emplazamiento era más pequeño. Para terminar de rematar el desastre, la organización maltrató a los voluntarios ya que les prometió acceso a todas las pistas cuando no estuvieran en su horario de trabajo (por el que no cobraban) y luego les prohibió el acceso a la Manolo Santana donde tenían lugar los mejores encuentros; incluso hubo un intento fallido de huelga. No fue el único altercado. La organización limitó a 30 el número de fotógrafos en la pista central y en un acto de solidaridad, no entró nadie. Con el torneo ya en el recuerdo, Madrid tiene mucho que mejorar si aspira a ser una de las grandes citas del circuito tenístico.