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Djokovic oculta su última arma antes de jugar frente a Nadal: ¿una pastilla mágica?
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EL SERBIO VUELVE A DAR ESPECTÁCULO DENTRO Y FUERA DE LA PISTA

Djokovic oculta su última arma antes de jugar frente a Nadal: ¿una pastilla mágica?

El pecho de Novak Djokovic recibió más golpes de lo habitual. Sus numerosos puñetazos en el corazón denotaban la rabia y tensión que acumulaba. "Ha sido

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Djokovic oculta su última arma antes de jugar frente a Nadal: ¿una pastilla mágica?

El pecho de Novak Djokovic recibió más golpes de lo habitual. Sus numerosos puñetazos en el corazón denotaban la rabia y tensión que acumulaba. "Ha sido uno de los mejores partidos que he jugado", reconocía el tenista serbio al término del partido. Este viernes, la expresividad del número 1 del mundo alcanzó su máximo cuando Andy Murray no pudo evitar las dos bolas de partido en contra: se sacó el crucifijo, se arrodilló, lo besó y levantó los brazos mirando al cielo. Djokovic se había clasificado para otra final y, como va siendo habitual, será ante Rafa Nadal.

Mañana a partir de las 9:30 horas (horario peninsular) se jugará la séptima final en el último año entre Nadal y Djokovic. El balance es de 6-0 a favor del serbio pero ello no le da ningún tipo de tranquilidad. "El encuentro de este domingo ante Nadal será muy físico, así que me prepararé haciendo algunas flexiones", bromeaba nada más eliminar en semifinales al escocés. Además de deleitar a los espectadores de la central de Melbourne con su juego durante casi cinco horas, tuvo fuerzas para sacar una sonrisa a todos ellos gracias al micrófono de Jim Courier, el ‘periodista’ encargado de preguntar a los ganadores tras un partido.

El extenista estadounidense cuestionó a Djokovic sobre cómo pudo remontar el 2-1 ante Murray. Más guasa: "Pues con bebidas energéticas, plátanos…”. Lo cierto es que durante el tercer set se tomó una pastilla que no quiso que fuera enfocada por las cámaras porque en el momento de sacarla del envoltorio e ingerirla se cubrió con una toalla. Posteriormente y hablando en serio, Djokovic aseguró que trataría de "descansar y dormir. No pienso entrenar mucho. Pienso que ya ha estado suficiente tiempo en la pista. Ahora todo será recuperación". Tiene día y medio para descansar, uno menos que Nadal.

"No le duele, ganando no le da"

Antes de tomar esa ‘pastilla secreta’, supuestamente un complemento energético (vitamínico), Djokovic pasó sus peores momentos. En esos en los que el número 1 comenzó a quejarse de un dolor en las piernas… "No le duele, ganando no le da. Siempre hay que tener modales, pero da igual, yo estoy aquí luchando". Cuando a Djokovic se le vio esos gestos, vienen a la mente las declaraciones de Rafa Nadal en el pasado US Open. Esta vez, el fisioterapeuta no tuvo que saltar a la pista.

Pese al sufrimiento de Novak y los suyos, siempre está bien acompañado en la grada, el de Belgrado defenderá los puntos obtenidos el año pasado en el primer torneo del año. Por cierto, las últimas tres finales de Grand Slam (incluyendo la de este domingo) las han protagonizado estos dos tenistas.

A partidos de cinco sets, Nadal gana

En partidos a cinco sets, se han enfrentado en siete ocasiones, con cinco victorias para el español, dos veces en Roland Garros, en una eliminatoria de Copa Davis, en Wimbledon y en el Abierto de Estados Unidos, mientras que los primeros triunfos de Djokovic llegaron precisamente el pasado año en las últimas finales: Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos.

"Tal vez tengo una ventaja mental porque he ganado seis finales con él en 2011 y he tenido mucho éxito cuando nos hemos enfrentado. Por otro lado, es un año nuevo. Es un nuevo desafío. Es una situación diferente". Diferente, entre otras cosas, porque ahora Nadal ‘pesa’ tres gramos más (ha metido peso a su raqueta para que la bola salga despedida a más velocidad) y puede que sea una de las claves de la gran final.

El pecho de Novak Djokovic recibió más golpes de lo habitual. Sus numerosos puñetazos en el corazón denotaban la rabia y tensión que acumulaba. "Ha sido uno de los mejores partidos que he jugado", reconocía el tenista serbio al término del partido. Este viernes, la expresividad del número 1 del mundo alcanzó su máximo cuando Andy Murray no pudo evitar las dos bolas de partido en contra: se sacó el crucifijo, se arrodilló, lo besó y levantó los brazos mirando al cielo. Djokovic se había clasificado para otra final y, como va siendo habitual, será ante Rafa Nadal.

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