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Mourinho ya sabe cómo suenan los pitos en el Santiago Bernabéu
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LA DEFENSA DE LOS ULTRAS AL TÉCNICO BLANCO LEVANTÓ AL RESTO DEL ESTADIO

Mourinho ya sabe cómo suenan los pitos en el Santiago Bernabéu

Un gol de Fernando Llorente y dieciocho minutos fue lo que aguantó la grada del Santiago Bernabéu en el día después de la nueva humillación del

Foto: Mourinho ya sabe cómo suenan los pitos en el Santiago Bernabéu
Mourinho ya sabe cómo suenan los pitos en el Santiago Bernabéu

Un gol de Fernando Llorente y dieciocho minutos fue lo que aguantó la grada del Santiago Bernabéu en el día después de la nueva humillación del Barcelona y de que se airearan las diferencias existentes entre gran parte de la plantilla blanca, contadas por El Confidencial desde el pasado viernes y que ayer fueron retratadas al detalle por Marca, y Jose Mourinho. A partir de ese instante, los pitos y los gritos de "Olé, olé, olé" a cada jugada del Athletic o "Mourinho vete ya, Mourinho vete ya" (estos los menos) se apoderaron de la garganta de los seguidores madridistas tras las continuas pérdidas de balón, el mal juego blanco y la sucesión de llegadas del equipo de Bielsa.

La situación pintaba muy fea para el entrenador del Real Madrid pero uno de lo suyos, Marcelo, se encargó de templar ánimos con el gol del empate, el que sirvió para que los siempre exigentes abonados de la entidad madridista dieran un nuevo voto de confianza al entrenador. A partir de ese momento, intercambio de goles entre el equipo blanco y la afición, pero nunca pleno entendimiento como semanas antes. Lo cierto es que Mateu Lahoz fue el mejor amigo de Mou una vez más, al acaparar las protestas de la afición.

Mourinho presiona a los jugadores para conocer al filtrador

El día fue largo, complicado. La calma del sábado duró poco. El viernes se dijeron cosas muy graves en la hora de reunión que jugadores y plantilla mantuvieron en Valdebebas. Nadie las había olvidado y el que menos Mourinho, que convocó a todos los concentrados a una reunión matinal, nada habitual por cierto, pero no para hablar del partido que se iba a disputar a las nueve y media de la noche. 

El único objetivo del entrenador era presionar a los jugadores con el fin de descubrir la identidad del filtrador auténtica obsesión del técnico. La nueva cumbre solo sirvió para ratificar a Mourinho que la distancia que hay entre él y la plantilla no tiene pinta de sufrir acercamiento alguno en las próximas semanas. Más bien ninguna. Los jugadores que están a disgusto con las maneras del entrenador se incrementan en cada charla que mantiene con el equipo.

Florentino Pérez habló con el técnico tanto el jueves como el viernes, días largos y tensos. Conocedor de todo lo que estaba sucediendo, el presidente decidió no pasarse por el Mirasierra Suites. Su presencia en el hotel de concentración hubiera significado alterar la normalidad, dar más importancia de la que según el club tiene lo sucedido en la mañana del viernes. No se dejó ver. No quería dar más que hablar. Lo dejaba todo a la afición.

La afición no perdona la derrota ante el Barça

El Bernabéu, de inicio, se mostró distante, frío. Lo único claro es que los seguidores no perdonaban lo sucedido ante el Barcelona. La ovación de otros días para el portugués en el momento de ser anunciado al momento de hacer públicas las alineaciones, dejó paso a la división de opiniones. Con los jugadores la tendencia fue la misma. Al minuto siete se produjo una nueva reivindicación de los ultras pidiendo once juanitos. Este mismo sector también gritaba: "Pepe, mataló". Mientras, Mourinho no se movía del banquillo, algo que si solía hacer en otros partidos.

Un minuto de la segunda parte bastó para los pitos y los gritos se silenciaran de manera definitiva. El inocente penalti de Iturraspe sobre Kaká fue el mejor aliado de Mourinho y lo suyos. Ya con el marcador a favor y ofreciendo mejor juego que en los minutos iniciales, los mismos que habían pedido once juanitos se decantaron por el apoyo, a lo que el resto del Bernabéu contestó con silbidos. La goleada final sirvió para que jugadores, técnicos y aficionados volvieran a ser tan amigos, al menos hasta el miércoles a eso de las doce de la noche.

Un gol de Fernando Llorente y dieciocho minutos fue lo que aguantó la grada del Santiago Bernabéu en el día después de la nueva humillación del Barcelona y de que se airearan las diferencias existentes entre gran parte de la plantilla blanca, contadas por El Confidencial desde el pasado viernes y que ayer fueron retratadas al detalle por Marca, y Jose Mourinho. A partir de ese instante, los pitos y los gritos de "Olé, olé, olé" a cada jugada del Athletic o "Mourinho vete ya, Mourinho vete ya" (estos los menos) se apoderaron de la garganta de los seguidores madridistas tras las continuas pérdidas de balón, el mal juego blanco y la sucesión de llegadas del equipo de Bielsa.

José Mourinho Santiago Bernabéu