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Una Copa vuelve a hacer grande al Arsenal de Arsène Wenger casi una década después
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duodécimo título del técnico francés

Una Copa vuelve a hacer grande al Arsenal de Arsène Wenger casi una década después

Volvió el Arsenal a ganar un trofeo, como hace no tanto lograba de forma repetitiva, con los Henry, Bergkamp y Pirès. Ahora, gana con los Ramsey, Wilshere y Cazorla

Foto: Wenger ganó de nuevo la FA Cup, como ya hiciera en 2005, cuando ganó su último título
Wenger ganó de nuevo la FA Cup, como ya hiciera en 2005, cuando ganó su último título

La memoria en el fútbol es selectiva y el espacio que le otorgamos al pasado es tremendamente variable si los hechos en cuestión no nos son demasiado cercanos. No hace ni diez años que el club más temido de toda Gran Bretaña vestía de rojo y blanco, pero siempre reservando el segundo color para las mangas de sus camisetas. El Arsenal era el ogro a evitar en cualquier competición eliminatoria europea y era normal ver al equipo de Arsène Wenger vencer en Old Trafford o en Anfield. Era el grande de Inglaterra y sus números lo demostraban. Ahora, casi una década después de la última alegría, el Arsenal vuelve a ganar un título.

Justo antes de iniciar los casi diez años de sequía implacable y hambruna de títulos, el Arsenal completó el mejor año de su larga historia. Los Intocables de Wenger completaron la Premier League de la temporada 2003-04 con un cero en el casillero de derrotas. 26 triunfos y 12 empates consiguieron en las 38 jornadas de la máxima categoría inglesa, siendo además máximo goleador y el menos goleado. Nadie anotó más goles que Thierry Henry. Ningún equipo tosió al Arsenal, que ganaba su decimotercera liga (tercera en siete años) invicto y sembrando unas expectativas altísimas para el futuro, con la mira apuntando claramente hacia la Champions League.

El sueño europeo nunca llegaría y la sensación a posteriori es que el Arsenal perdió una oportunidad histórica de ser el primer londinense en alzarse con una Copa de Europa. Pero hubo un año en que los gunners fueron campeones de Europa durante 39 minutos, lapso de tiempo que tardó Samuel Eto’o en anotar el empate y hacer inútil el tanto de Sol Campbell. Esa final del Stade de France fue la incompleta culminación de la mejor época del Arsenal desde los años 30. Una combinación de la magnífica y amplia experiencia de jugadores como Ljungberg, Lehmann, Pirès y Henry con el enorme futuro de otros hombres como Cesc Fàbregas, Eboué y Hleb.

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Nadie queda ya en la plantilla del Arsenal de los que disputaron aquella final, mucho menos de los que ganaron la Premier de los Intocables. La plantilla de ahora es joven, algo que ha caracterizado desde entonces a los diferentes planteles organizados por Wenger. Esta inclinación por la juventud viene originada, en buena parte, por los crecientes problemas económicos del Arsenal o, en su defecto, la escasa inversión realizada por el club. La construcción del Emirates Stadium mermó muchísimo la capacidad de movimiento de los gunners, que estuvieron años sin hacer un gran desembolso. Esa tendencia varió drásticamente cuando en el último día del mercado de fichajes de 2013 fichó a Mesut Özil por 50 millones.

La incorporación del alemán fue interpretada de dos formas muy distintas. La primera, que era por fin una incorporación de primer nivel después de muchos años un gran fichaje. La segunda, que la posición de mediapunta era, precisamente, la mejor cubierta en toda la plantilla, con jugadores del estilo de Özil como Wilshere, Rosicky, Cazorla o Oxlade-Chamberlain. En los momentos iniciales, la emoción de la llegada del exmadridista superó a los agoreros, hasta que tras ver los primeros partidos del ‘11’ gunner las ideas cambiaron y las críticas se acrecentaron tanto para su valedor, Wenger, como para el mismo jugador alemán, por su aparente apatía.

Como casi cada año, el Arsenal empezó en la Premier League como candidato al título, aunque hasta el más optimista de los aficionados cañoneros podría reconocer que sólo había que ser pacientes para ver a su club diciendo adiós ala cabeza de la liga. Estuvo durante semanas siguiendo al Liverpool, dominador de la Premier hasta los últimos días. Y poco a poco fue alejándose y alejándose, a ritmo pausado pero continuo. Por segundo año consecutivo, la mala suerte le cruzó con el Bayern en la Championsy poco pudieron hacer.

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La última opción de título era esta FA Cup y la dificultar para conseguirla iba a ser máxima. Se plantó en la final el Hull City, virgen en estas lides. Y la valentía de los nuevos es singular, única, incomparable. Marcaron dos goles en nueve minutos y parecía dejar la final y su primer título muy encaminado. El problema surge cuando el Hull y el Arsenal se dieron cuenta de que quedaban por delante más de ochenta minutos por jugar. El primero porque se asusta y recula, el otro porque se motiva a tratar de remontar.

Fue uno de los nuestros, Santi Cazorla, el que reanimó al Arsenal con un libre directo sensacional al palo de McGregor y a partir de ahí, fue un monólogo gunner en busca del empate. Pasaron los minutos y no llegó la igualada hasta el minuto 73. Apareció Koscielny para mandar el partido a una irremediable prórroga. Y no podía ser otro que Aaron Ramsey el que marcara el gol de la victoria. Inició la temporada como un tiro, siendo máximo goleador del Arsenal, pero se lesionó y después bajó el nivel. Es el reconocimiento al trabajo de un jugador que por fin puede haber alcanzado su madurez como futbolista. No estaban muertos los gunners. Volvió a ganar el Arsenal, volvió a ganar Wenger.

La memoria en el fútbol es selectiva y el espacio que le otorgamos al pasado es tremendamente variable si los hechos en cuestión no nos son demasiado cercanos. No hace ni diez años que el club más temido de toda Gran Bretaña vestía de rojo y blanco, pero siempre reservando el segundo color para las mangas de sus camisetas. El Arsenal era el ogro a evitar en cualquier competición eliminatoria europea y era normal ver al equipo de Arsène Wenger vencer en Old Trafford o en Anfield. Era el grande de Inglaterra y sus números lo demostraban. Ahora, casi una década después de la última alegría, el Arsenal vuelve a ganar un título.

Premier League Mesut Özil
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