River-Boca, así viven el ‘Superclásico’ los hinchas argentinos en España

Sin lugar a dudas, hablamos del partido más pasional del planeta Tierra. Nada es comparable a la adrenalina, la tensión y el ambiente que desprende el duelo entre los dos equipos más grandes y representativos de Argentina. El país quedará paralizado ante la vuelta del ‘Superclásico’ (19:30 horas, Monumental). El descenso a la B de River Plate privó de tal evento a los argentinos la temporada pasada por primera vez en la historia, por lo que a millonarios y xeneizes no les quedan uñas que morderse antes de volver a ver a sus equipos enfrentarse en este Torneo Apertura. “Como leía una vez en un diario inglés, un River-Boca es uno de los 50 acontecimientos que hay que ver antes de morir”, comenta para El Confidencial José Luis Morán, miembro de la Filial River Plate Madrid, como un claro ejemplo de la dimensión que alcance este duelo.

Quienes no comprendan la dimensión que el fútbol tiene en Argentina, tildarán de auténtica locura esta efervescencia con la que se vive un partido. Pero no hablamos tan sólo de un partido de fútbol, hablamos de algo más, de sentimientos, prácticamente de una forma vida. “La camiseta de Boca está por encima de todo”, apunta Fernando Piccolo, socio del equipo xeneize y desde hace varios años afincado en España. “En Argentina se lleva hablando del River-Boca desde hace más de un mes”.

Charlar con hinchas de ambos equipos es una absoluta delicia. El Confidencial ha tenido la oportunidad de hacerlo con peñas de ambos equipos en Madrid y en Barcelona. Te puedes tirar horas y horas hablando de fútbol y lo que significa el ‘Superclásico’, que no hay ni un solo instante para el aburrimiento. Se te quedan los ojos como platos escuchando vivencias de unos y otros, sus piques y bromas, y cómo esa pasión no ha variado ni un ápice a pesar de estar a miles de kilómetros de Buenas Aires y del Monumental, escenario hoy del gran evento. “Nuestro lema es ‘que la distancia no pare esta locura’”, nos comentan en la peña de River en Madrid.

Desde 1908, el River-Boca o Boca-River nunca faltó en la agenda de los argentinos, hasta la campaña pasada. El asombroso descenso de los millonarios les privó de tamaño evento. “Se pasó mal, fue un año depresivo total”, argumenta Walter Humberto Meloni, vicepresidente de la filial de River en Barcelona. Quizá por eso “en esta ocasión se espera con una ansiedad aún mayor”, añade.

Así lo vivirán desde España

Las peñas de ambos equipos aquí en nuestro país tienen ya su ritual cada vez que llega el 'Superclásico'. Las semanas precedentes se organizan de forma que todo esté presto y dispuesto para la hora del comienzo del partido. Nada puede fallar. En las sedes de las peñas de ambos conjuntos se convierten en un pequeño Monumental o una pequeña Bombonera para insuflar ánimos a sus equipos y, por qué no, descargar toda esa adrenalina acumulada tras esta larga travesía en el desierto (un año) sin el partido de los partidos.

“Todo estará engalanado con banderas, camisetas y todo tipo de símbolos de Boca”, confirma Román Alimena, presidente de Pasión Xeneize, la filial de Boca en Barcelona. En el caso, por ejemplo, de los hinchas de River en Madrid, se reunirán en el Habana Blues (en Santa María de la Cabeza) para “hacer fuerza por el equipo”.   

En un mal momento

Sin embargo, lo ambiental dista mucho de lo deportivo en estos momentos. River Plate y Boca Juniors no atraviesan por un gran momento, y eso lo saben bien los aficionados, que aún reconociendo esta situación no desisten en su apoyo incondicional. “Sabemos que no estamos bien y que los grandes jugadores argentinos emigran a Europa muy pronto, por lo que nuestra liga rápidamente se queda sin estrellas, pero eso da igual, el equipo está por encima de todas las cosas”, coinciden unos y otros.

En la zona media alta de la tabla, los dos grandes del fútbol argentino pelean por escalar posiciones, y en el caso de River por huir del descenso (su promedio podría peligrar. Ya saben que en Argentina los descensos se consuman por la media de puntos de las últimas temporadas). Al margen de lo puramente clasificatorio, el resultado y el postpartido son asuntos primordiales en estos enfrentamientos. “El día después es absolutamente tremendo. Según cómo haya ido, al día siguiente en el trabajo tienes la típica gastada (chulería) de unos y las caras largas de otros”, comenta entre risas José Luis Morán.

Ahora bien, más allá del pique deportivo, la relación entre unos y otros es fantástica. “Al final todos somos argentinos”, reconocen nuestros protagonistas. “Se trata de un pique tremendo, pero sano. Lejos de las bromas y de las apuestas por el resultado, hay amistad y buena relación”, sugiere Walter Humberto Meloni.

El partido más seguro del año

Pero si hay algo que achacarle al fútbol argentino, ésa es la inseguridad. Las barras bravas han exportado una imagen muy negativa más allá de sus fronteras. Episodios de violencia que han trascendido y que afean un fútbol “tan lindo como el nuestro”. Todos los protagonistas con los que ha podido conversar este periódico reconocen que “las barras bravas son el gran cáncer de nuestro deporte. Ahora bien, en el caso de un River-Boca, todo el mundo puede estar tranquilo en lo que a su seguridad se refiere, porque el despliegue policial es absolutamente brutal".

“Todo se organiza de distinta manera a cualquier partido del torneo. Incluso las barras bravas actúan de otra forma ante el tremendo control que se lleva a cabo”, informa Fernando Piccolo. Y es que, la sola posibilidad de que pudiera suspenderse el partido por alguno de esos famosos capítulos violentos de la parte radical de las hinchadas, no se lo plantea nadie. “La gente solo se dedica a vivir el partido y nada más, incluso las barras”.

Todos ellos están a tan sólo unas horas de vivir "la experiencia deportiva más intensa del mundo", como así la califican. Noventa minutos después habrá vencedores y vencidos, personas dispuestas a gastar múltiples bromas y quienes deberán soportarlas hasta el próximo Boca-River. Tras todo esto, a uno le queda muy claro que tiene que ver un 'Superclásico' antes de morir.