Mourinho, experto en intentar engañar al Barça con falsas lesiones de sus jugadores

Mourinho no es nuevo en eso de engañar cuando por delante tiene un partido ante el Barcelona. En esta ocasión su juego del gato y el ratón tiene como protagonista a Di María. El argentino sufrió el pasado lunes una recaída de la lesión que le ha apartado las últimas tres semanas de los terrenos de juego y que le va a imposibilitar jugar ante el equipo de Guardiola a partir de las diez de la noche de hoy. El técnico quería mantener el retroceso en la recuperación del ex del Benfica en silencio, como si nada hubiera pasado, pero la noticia desvelada ayer por Marca le rompió los esquemas. Su idea era la de repetir lo hecho con Damien Duff cuando el Chelsea visitó el Camp Nou o con Sneijnder en las semifinales de la Champions, partido que, por cierto, le sirvió de pasaporte para viajar hacia el Real Madrid.

En el caso del que fuera jugador del Chelsea llegó a decir en la rueda de prensa anterior al partido que su concurso estaba descartado, que era imposible que el irlandés jugara ante el Barcelona. Veinticuatro horas después no solo jugó si no que fue titular. La escena tuvo lugar en febrero de 2005. Cinco años después y con la final de la Champions en juego, el técnico portugués volvió a jugar al engaño ya con Guardiola en el banquillo azulgrana. El barcelonismo soñaba con la presencia de su equipo en la final del Bernabéu, pero no contaron con Mourinho y su Inter.

El técnico se encargó de filtrar durante toda la semana que el concurso de Sneijnder era poco menos que una quimera, que los problemas musculares que sufría le iban a impedir estar sobre el césped del Camp Nou. El holandés mejoró de manera 'espectacular' en las últimas horas y volvió a ser clave en el juego del campeón italiano, tal y como lo fue durante toda la temporada. Mou engañó a todo el mundo y él consiguió jugar su carta favorita: la de la sorpresa, la de marcar los tiempos antes que nadie, la de ir por delante. 

Apuesta por el secretismo como arma psicológica

Ahora, y con Di María descartado para jugar pese a su presencia en la convocatoria, el entrenador busca prolongar una incertidumbre que carece de fundamento ante la segura ausencia del argentino en el once. No quiere dar ventaja alguna al Barcelona y pretendía jugar la baza psicológica del secreto y del aislamiento al que somete a la plantilla y empleados que trabajan alrededor del equipo, como elemento para la sorpresa. Es más, hoy volverá a retrasar al máximo eso de dar a conocer el equipo titular. Hasta dos horas antes del inicio del partido ni los propios jugadores conocerán el once, que en esta ocasión, más que nunca, será un auténtico rompecabezas ante las bajaa de Arbeloa, Khedira y Di María. Hay multitud de variantes y posibilidades, pero ninguna base para aventurarse en un once, así que mejor no caemos en el error de pronosticar equipo alguno.

En lo que no ha engañado a nadie Mourinho es en lo de nula prioridad que tiene la actual Copa del Rey. El portugués no oculta que sus esfuerzos y el de sus jugadores deben estar orientados hacia la Liga, competición que ve más cerca que nunca cuando enfrente tiene al Barcelona como rival y así se lo ha transmitido a sus jugadores y no ha ocultado a prensa y aficionados. No quiere desperdiciar la ventaja de cinco puntos que tiene, pero tampoco pretende entregar la eliminatoria. Sabe que un triunfo ante el Barcelona puede enterrar muchos fantasmas, pero no piensa arriesgar lo más mínimo. Y es que el primero que conoce las prioridades del club blanco: Champions y Liga.