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El 'paddock' de la F1, la hoguera de las vanidades donde la gente también es normal
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EL JUEVES, ANTES DE LA HORA DE LA VERDAD

El 'paddock' de la F1, la hoguera de las vanidades donde la gente también es normal

Llevaba un plato cubierto con papel de plata cuando se iba del circuito. Y le pregunté si era la cena. Me dijo que sí, que se

Foto: El 'paddock' de la F1, la hoguera de las vanidades donde la gente también es normal
El 'paddock' de la F1, la hoguera de las vanidades donde la gente también es normal

Llevaba un plato cubierto con papel de plata cuando se iba del circuito. Y le pregunté si era la cena. Me dijo que sí, que se la llevaba al hotel, supongo que para seguir una dieta estricta de cara al fin de semana. Es un ejemplo de hasta qué punto Sebastian Vettel es meticuloso en su rutina profesional. Me preguntó por mi situación actual y yo a él cómo le van las cosas, aunque la respuesta era demasiado obvia. Nos hicimos una foto de recuerdo juntos y nos despedimos.

Volver a un paddock de Fórmula 1 sin correr con un equipo es una oportunidad única para ver desde otro plano los entresijos y el ambiente que se respira en un gran premio de Fórmula 1. Probablemente haya sido el día más divertido que he vivido en el Gran Circo desde que fuera piloto de Virgin en 2010, porque he tenido la oportunidad de charlar distendidamente con mucha gente a la que admiro y que hoy es gran protagonista del mundial, pero también con gente de todo tipo.

Fernando y Pedro forman un binomio excepcional

Tenía especial ilusión en ver a mi amigo Pedro Martínez de la Rosa vestido de rojo. Para empezar, en un día como ayer, su agenda estaba repleta de actos sociales. Por ejemplo, entre otros, le enseñaba el F138 de abajo arriba al DJ Carlos Jean. Como no podía ser de otra forma, sacamos el tema de Fernando Alonso, ya que Pedro trabaja codo con codo en su día a día. Son dos personas a las que admiro y creo que juntos forman un binomio excepcional. Pedro solo tiene palabras de admiración sobre Fernando en las que te relata las maravillas que es capaz de hacer a los mandos de un Fórmula 1.

Todos sabemos lo bueno que es Fernando pero, alguien como Pedro, por su experiencia y conocimientos, tiene un criterio que va más allá de lo que el resto podríamos imaginar. Y ahora es consciente realmente de lo mucho que hay detrás de una escudería tan mediática como Ferrari. Hablar con Pedro nunca te deja indiferente, y te hace tener cada vez más claras las razones por las que está donde está. Y también te das cuenta por qué Fernando ha escogido al mejor consejero. 

El detalle y el mimo con el que se cuida todo

En un día como ayer, donde todavía no existe la presión de la competición, entras y sales de los motorhomes sin complicaciones, eso sí, siempre y cuando te conozcan.  Hablas con los periodistas, mecánicos, pilotos, y jefes de equipo con los que nunca había podido tener una conversación más allá de un hola y adiós. A pesar de ser la Fórmula 1 un mundo cerrado y elitista, en un jueves tienes la oportunidad de apreciar el detalle con el que todo se mima y cuida en este mundo. Ayer me tomé el día para ser un observador sin la presión de ser un piloto, y he conseguido apreciar mucho más de lo que había visto hasta ahora.

Los pilotos, en un día como ayer, son personas normales como cualquier otra, y tienen tiempo para saludar y charlar con viejos amigos. No ves a la superestrella, sino a alguien como los demás. Y también puedes apreciar detalles interesantes. Por ejemplo, buena parte de la tarde la pasé en el hospitality de Red Bull. Horner y Vettel pasaron un buen rato juntos, y me sorprendió ver la relación personal y cercana entre ellos, mientras Webber era un mero espectador que observaba la situación con el rabillo del ojo. He de reconocer que pilotar con el mejor coche, pero frente uno de los mejores pilotos de los últimos años, y cuando las cosas no te están saliendo bien, requiere una enorme fortaleza psicológica, y Webber tiene esa mentalidad. 

Un escaparate ideal

El paddock de la Fórmula 1 es como el Master de Tenis de Madrid, un escaparate ideal para dejarse ver y ejercer el 'business to business', ya que encuentras a todo tipo de empresarios, deportistas de élite y gente de la jet set. Por ejemplo, ayer pasó por Montmeló el futbolista del Barça Dani Alves para charlar con su compatriota Felipe Massa, que le enseñó la Fórmula 1 en primera persona. Y también te encuentras andando por el paddock como una persona normal a uno de los banqueros más importantes del mundo, Emilio Botín, quien incluso cuando te saluda con paso apresurado acompañado de un miembro de Ferrari demuestra que no deja de trabajar ni durante los grandes premios, lo que explica por qué su banco ha llegado adonde está.

Y cuando caía el sol, terminamos el día en el 'afterwork party' de Toro Rosso en el mega hospitality de Red Bull, donde la música y el buen ambiente cierra el día. Es un momento muy distendido para poder charlar con la mayoría del 'paddock', ya que Red Bull sigue siempre la política de puertas abiertas a todos. Entre pequeños exquisitos pinchos de gourmet te encuentras con antiguas estrellas de la Fórmula 1, ahora convertidos en comentaristas televisivos, o con ese fotógrafo británico que te contaba esa foto exclusiva de la que se siente tan orgulloso. O con Carlos Sainz junior, ya en capilla ante su primera carrera de la temporada en GP3.  En la terraza, con la puesta de sol y la música house de fondo, con la gente de decenas de países diferentes, charlas relajadamente en un entorno cosmopolita.

Entonces, en días como ayer, te das cuenta que en un mundo tan sofisticado y artificial como la Fórmula 1, la gente también es normal. Y, también, que son los últimos momentos antes de que comience la presión y la competitividad más extrema.

Llevaba un plato cubierto con papel de plata cuando se iba del circuito. Y le pregunté si era la cena. Me dijo que sí, que se la llevaba al hotel, supongo que para seguir una dieta estricta de cara al fin de semana. Es un ejemplo de hasta qué punto Sebastian Vettel es meticuloso en su rutina profesional. Me preguntó por mi situación actual y yo a él cómo le van las cosas, aunque la respuesta era demasiado obvia. Nos hicimos una foto de recuerdo juntos y nos despedimos.