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Del "¡Jamilton!" a la manifestación de policías y el 'dulce' despertar de Button
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CUADERNO DE ANÉCDOTAS DE LOS PRIMEROS TEST DE FÓRMULA 1 DEL AÑO

Del "¡Jamilton!" a la manifestación de policías y el 'dulce' despertar de Button

Después de cuatro días en Jerez, el cuaderno de anécdotas ha tomado buen aspecto. Dejando de lado el lado deportivo, El Confidencial se ha topado con

Foto: Del "¡Jamilton!" a la manifestación de policías y el 'dulce' despertar de Button
Del "¡Jamilton!" a la manifestación de policías y el 'dulce' despertar de Button

Después de cuatro días en Jerez, el cuaderno de anécdotas ha tomado buen aspecto. Dejando de lado el lado deportivo, El Confidencial se ha topado con un circuito ‘hambriento’ de Fórmula 1 y repleto de curiosos VIP, únicas personas junto con la prensa y los equipos de pasear libremente por el paddock gaditano. En este espacio sucedió la anécdota más embarazosa de todas, cuando Lewis Hamilton, el jueves, estaba hablando para la prensa rodeado por decenas de micrófonos y cámaras cuando se escuchó un fuerte “¡Jamilton!”. Era un padre que llevaba en hombros a su hijo y la maraña de periodistas impedía verle. La pronunciación de su apellido en ‘andaluz’ se habrá escuchado en todo el mundo.

Este viernes, Jenson Button escribió un simpático twitt en el que decía que “quién ha aparcado un circuito junto a mi motorhome”. El británico, como es habitual, se ha quedado descansando en su ‘autocaravana’ con televisión de plasma, un par de antenas parabólicas y a la que, obligatoriamente, hay que descalzarse para entrar (los zapatos los dejan en la escalera). Es de los pocos pilotos que, una vez terminado su trabajo, se quedó en el circuito para comparar sus tiempos con los de su compañero.

En la grada, sorprendió la presencia de la Policía de Jerez de la Frontera. No estaban por motivos de seguridad si no para reclamar su salario. Con camisetas amarillos irrumpieron en tribuna cantando que “no” se les pagaba y, de paso, aprovecharon para animar a Fernando: “¡Alonso, os va ganar a todos!”, cantaron al resto de escuderías.

Unos VIP aventureros ante la mirada de Red Bull

Al otro lado de la tribuna, en el pitlane,  unos mecánicos de Red Bull se quedaron anonadados cuando vieron cómo unos VIP cruzaron la línea permitida para los invitados y se situaron en el muro de la recta de meta. Sin tapones, duraron un par de minutos: los castellanos y zapatos de tacón volvieron a su ‘hábitat’ natural.

En el mismo espacio, también el último día, un compañero de la prensa gráfica quiso capturar la mejor foto del fin de semana. Se colocó tan bien que Romain Grosjean echó de menos un claxon en ese momento. El francés iba hacer un simulacro de reportaje y tuvo que cambiar irremediablemente su trayectoria original para no atropellar al intrépido fotógrafo. Un trabajador de Lotus llamó la atención posteriormente al cámara. Gajes del oficio.

“Por favor, no echen de comer a la prensa”

Por la sala de prensa, donde un centenar de periodistas cubría la información, desfilaron muchas más personas. Ocurrió como en el zoo: “Por favor, no echen de comer a la prensa”, bromeó un redactor al comprobar cómo, cada poco tiempo, a un grupo de VIP se le mostraba dicha sala de prensa. Ahora, las fotografías se las llevaban los propios fotógrafos y periodistas. Al final, todo el mundo se terminó acostumbrando a los flashes.

Después de cuatro días en Jerez, el cuaderno de anécdotas ha tomado buen aspecto. Dejando de lado el lado deportivo, El Confidencial se ha topado con un circuito ‘hambriento’ de Fórmula 1 y repleto de curiosos VIP, únicas personas junto con la prensa y los equipos de pasear libremente por el paddock gaditano. En este espacio sucedió la anécdota más embarazosa de todas, cuando Lewis Hamilton, el jueves, estaba hablando para la prensa rodeado por decenas de micrófonos y cámaras cuando se escuchó un fuerte “¡Jamilton!”. Era un padre que llevaba en hombros a su hijo y la maraña de periodistas impedía verle. La pronunciación de su apellido en ‘andaluz’ se habrá escuchado en todo el mundo.