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De la euforia de la Copa del Rey a la decepción de la Euroliga
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EL MADRID SE QUEDA FUERA DE LA LUCHA POR LA FINAL FOUR CUATRO AÑOS DESPUÉS

De la euforia de la Copa del Rey a la decepción de la Euroliga

¡Qué poco dura lo bueno! Eso debe estar pensando el Real Madrid de baloncesto y todo su entorno. Y es que, en cuestión de doce días,

Foto: De la euforia de la Copa del Rey a la decepción de la Euroliga
De la euforia de la Copa del Rey a la decepción de la Euroliga

¡Qué poco dura lo bueno! Eso debe estar pensando el Real Madrid de baloncesto y todo su entorno. Y es que, en cuestión de doce días, el conjunto de Pablo Laso ha pasado del éxtasis por  la conquista de la Copa del Rey, diecinueve años después, a la dolorosa, no por ello imprevista, eliminación de la Euroliga. A pesar de la victoria en Siena ante el Montepaschi (90-102), el Real Madrid se queda fuera de los cuartos de final de la máxima competición europea por primera vez desde 2008 (entonces lo apeó Maccabi).

Si a todo esto le añadimos que tu máximo rival se ha clasificado con la gorra y que tiene una auténtica alfombra roja camino a Estambul, el Barça se enfrenta a un Unics Kazan sensiblemente inferior, la herida se abre aún más y deja la conquista de la Copa en el Sant Jordi en un segundo plano, así de efímero es el deporte.

Prestigio deportivo, no tanto económico

Y si bien es cierto que, en la sección de fútbol, una eliminación a estas alturas de la temporada (equiparable a unos octavos de final de Liga de Campeones) supondría un buen agujero para las arcas del club, en el mundo de la canasta es más una pérdida de prestigio deportivo. Que el equipo más laureado de esta competición (8 títulos) no pelee hasta el final por el campeonato, significa descender un escalón en el concierto europeo, algo que el conjunto blanco parecía haber recuperado en parte tras su regreso a la Final Four la temporada pasada.

No cabe duda que los madridistas hace mucho tiempo que no gobiernan el baloncesto continental; de hecho, su último título de la máxima competición europea data del año 1995 y el último trofeo ganado fuera de nuestras fronteras es la Copa ULEB, conquistada ante el Lietuvos Rytas en 2007. Pero tal y como se había puesto la competición, con el Madrid en una cómoda segunda plaza de su grupo al final de la primera vuelta del Top-16, todo hacía pensar que los de Pablo Laso, al menos, estarían en cuartos. Sin embargo, el pasado 8 de febrero quedará marcado como una fecha aciaga para los intereses madridistas, muy al contrario para Bilbao Bizkaia. El Palacio de Mirivilla acogía el duelo entre ambos conjuntos, y para sorpresa de muchos el duelo concluía con un +24 a favor de los de Fotis Katsikaris.

Todo esto ha provocado que el Real Madrid ya no sea el gran ‘coco’ de hace algunas décadas y que se le considere inferior a los grandes monstruos del baloncesto moderno, véase Panathinaikos, CSKA, Barcelona o Maccabi, que se han repartido los últimos diez títulos en juego. Y todo un Real Madrid no se puede permitir estar en un segundo plano, sea la competición que sea y la disciplina deportiva en la que compita. Por ello, la presencia en la Final Four de la temporada pasada en Barcelona auguraba un nuevo resurgir del conjunto blanco, pero una noche como la de ayer hace despertar a aquellos románticos que soñaban con la vuelta del Madrid de Pedro Ferrandiz o el de los Sabonis, Arlauckas, Zeljko Obradoviæ y compañía.

Habrá que esperar por tanto a un nuevo proyecto de la entidad que dirige Florentino Pérez para asaltar el ‘Viejo Continente’. De momento, los madridistas tendrán que conformarse con la Copa del Rey, y quién sabe si la Liga Endesa.

¡Qué poco dura lo bueno! Eso debe estar pensando el Real Madrid de baloncesto y todo su entorno. Y es que, en cuestión de doce días, el conjunto de Pablo Laso ha pasado del éxtasis por  la conquista de la Copa del Rey, diecinueve años después, a la dolorosa, no por ello imprevista, eliminación de la Euroliga. A pesar de la victoria en Siena ante el Montepaschi (90-102), el Real Madrid se queda fuera de los cuartos de final de la máxima competición europea por primera vez desde 2008 (entonces lo apeó Maccabi).