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Estas son las marcas sospechosas que obligarán al atletismo a borrar su récords
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Estas son las marcas sospechosas que obligarán al atletismo a borrar su récords

Todos los deportes evolucionan menos buena parte del atletismo, que hace hoy peores marcas de las que se veían hace 30 o 40 años. Ahora la EAE quiere que se olviden esos tiempos

Foto: Florence Griffith-Joyner. (Imago)
Florence Griffith-Joyner. (Imago)

Es lo normal, el ser humano evoluciona. La alimentación es mucho mejor, los jóvenes de hoy no han pasado ni guerras ni posguerras, los viajes son más fáciles y los deportistas tienen a su alrededor un regimiento de médicos y fisioterapeutas para afinar su forma. El material deportivo es mejor, las instalaciones donde se compite también. Todo apunta a que lo normal es que el deporte de hoy es, al menos físicamente, mucho más avanzado. Y luego está lo del atletismo.

Esta semana la Asociación Europea de Atletismo ha decidido borrar los libros de récords. Empezar de cero, no contar nada que no se pueda verificar. El problema está en que las plusmarcas que hay no valen, porque nadie se las cree. En muchos casos han dejado de ser un objetivo para los competidores, aunque solo sea porque no hay forma humana siquiera de acercarse. O el atletismo no ha evolucionado o, más probablemente, aquellas cifras tenían truco en forma de dopaje.

Los nombres suenan a Guerra Fría, a los juegos de Moscú, Los Ángeles o Seúl, momentos en los que todo parecía posible, quizá porque todo lo era. No es baladí que esa progresión geométrica se ralentizase tras los Juegos de la capital coreana. Allí dio positivo Ben Johnson, por aquel entonces récordman mundial de 100 metros, en lo que fue una pérdida de la inocencia repentina para un deporte entero.

En todo caso, los récords que hay hoy en día son a todas luces legales. Nunca dieron positivo, no hay pruebas de malas prácticas y, sin embargo, los rectores del deporte han pensado que no podían seguir engañándose. Hay algo en esas marcas que no respeta la lógica, y en un deporte en el que los números son cruciales, es importante poder creer. Estos son algunos de los casos más llamativos, los que han hecho que la EAE se decida a cambiar las normas. También la IAAF se lo plantea, en los próximos meses habrá más noticias al respecto.

Florence Griffith-Joyner (100 y 200 metros)

Tres oros la convirtieron en la reina de los Juegos de Seúl 1988. Uno de ellos, el del doble hectómetro, con récord incluido batido primero en semifinales y luego en la final (21.34). Unos meses antes, en las clasificatorias para el gran evento, superó también el de la prueba más mítica del tartán, los 100 metros (10.49). Se convirtió automáticamente en una estrella mundial, iba camino de ser el nombre más repetido en el mundo del deporte. A pesar de todo, unas semanas después de los Juegos -también unas semanas después del positivo de Johnson- decidió colgar las botas de clavos y no volver nunca más a pisar una pista de atletismo.

Griffith-Joyner tiene las tres mejores marcas de todos los tiempos. La cuarta, lograda por Carmelita Jeter en 2009, está a 15 centésimas, un mundo cuando del sprint se habla. La siguiente en la lista mundial sería Marion Jones, con 10.65, una atleta que era excelsa, pero también una gran tramposa, fue desposeída de todas sus medallas olímpicas por haber estado en la operación Balco. Es decir, una atleta sobresaliente y con ayudas exógenas reconocidas fue incapaz de acercarse a las marcas de la recordwoman. En el 200 pasa algo parecido, Jones es la segunda atleta con mejor marca de siempre, pero está a casi tres décimas de segundo de Griffith-Joyner, que murió con solo 38 años.

Jurgen Schult (lanzamiento de disco)

El recordman mundial de lanzamiento de disco nació y compitió en Alemania del Este, lo cual es ya de por sí un mal síntoma. No es que el resto de países estuviesen necesariamente más limpios, pero probablemente el dopaje de estado de la Alemania comunista es el más estudiado de todos los casos que se dieron. Quizá por cosas como el medallero de los Juegos de Seúl, en el que un país de 16 millones de habitantes logró ponerse segundo por delante de Estados Unidos, por ejemplo, que en aquel momento sumaba más de 250 millones y es una potencia deportiva como pocas.

Schult tiene el récord más longevo del atletismo masculino, pues en junio de 1986 logró lanzar el disco 74 metros y seis centímetros. La mejor marca del año pasado, que por olímpico se supone uno bueno, estuvo en 68.72. Solo dos veces más en la historia se han sobrepasado los 73 metros y una más los 72. Lo habitual cada temporada es que el mejor lanzador de todos los posibles no alcance los 70 metros y, sin embargo, un atleta de Alemania del Este, hace casi 31 años, logró tirar el artefacto a más de 74 metros.

Jarmila Kratochvilova (800 metros)

La mayor parte de artículos que cuentan la noticia sobre el fin de los récords se ilustran con una fotografía de Kratochvilova. La atleta checoslovaca logró un imposible en 1983, rebajar el récord mundial de 800 metros hasta 1:53.28. Solo una atleta más ha conseguido parar el crono antes del 1.54, y es Nadezhda Olizarenko que lo consiguió en los Juegos Olímpicos de Moscú. Después de ellas, nadie. Pamela Jelimo tiene 1:54.01, logrado en 2008, y se espera que Caster Semenya, algún día, se acerque a las marcas. La sudafricana, una atleta marcada por la genética y cuya condición intersexual ha provocado diversas polémicas en su carrera, de momento sigue lejos de las marcas de la checoslovaca.

Kratochvilova siempre dijo no haberse dopado, aunque diferentes revistas checas han estudiado el dopaje generalizado en la época. Su manera de correr y su musculatura avanzada siempre la señalaron como una atleta sospechosa, por más injusto que pueda ser valorar a alguien a simple vista. El caso es que su récord tiene casi 34 años y, desde que lo hizo, nadie ha estado cerca de su estela.

Kevin Young (400 metros vallas)

En los Juegos de Barcelona un atleta consiguió, por fin, batir un récord mítico de uno de los atletas más grandes jamás vistos: Edwin Moses. Fue su compatriota, Kevin Young, que además logró con su carrera ser el primero en bajar de los 47 segundos en la vuelta al estadio con vallas. Y de qué manera, dejó la marca anterior tiritando, en 46.78, 24 centésimas menos que lo conseguido por Moses en 1983.

Y desde entonces, nadie. Ni cerca. Bryan Bronson, en el 98, se acercó a Moses sin superarlo. Kerron Clement, en 2005, hizo una marca magnífica de 47.24, que está muy lejos de lo logrado por Young en Barcelona. Es cierto que la prueba no está entre las más carismáticas del atletismo y que no son muchos los competidores que se acercan a ella, que además es durísima porque eleva los niveles de lactato al máximo y supone una tortura para las piernas. Aún así, y sabiendo cómo ha evolucionado el deporte en todos estos años, resulta llamativo que las marcas actuales queden tan lejos de lo marcado por Young. El último ejemplo, 2016, donde el mejor Clement solo fue capaz de parar el reloj con 47.73, prácticamente un segundo más que lo que se hacía en 1992. Han pasado 25 años.

Marita Koch (400 metros)

Es una de las grandes estrellas de los años 80, capaz de hacer marcas tremendas desde los 50 metros a los 400. También es una atleta de la RDA, y eso, como ya se señalaba previamente, enciende todas las alarmas. Koch dio la vuelta al estadio en 47.60. Corría el año 1985, es decir, hace 32. Batía así el récord de Jarmila Kratochvilova, en sí misma sospechosa, logrado dos años antes y que, por primera vez en la historia, había bajado de 48 segundo en la prueba (47.99).

La cifra es escandalosa, quizá el récord del mundo más difícil de batir de cuantos están en liza. En los últimos 10 años la mejor marca mundial la logró Sanya Richards en 2006 ¿Su marca? 48.70, es decir un segundo y 10 centésimas por encima de la mejor marca nunca conseguida. Otro ejemplo, el año pasado Shaunae Miller ganó el oro en los Juegos de Río con la mejor marca de la temporada: 49.44. Casi dos segundos por encima de lo logrado por Koch. Un mundo en el atletismo.

Marita Koch, como todos los atletas de esta lista, nunca dio positivo. Aunque lo cierto es que formaba parte de un equipo atlético en el que lo extraño era no consumir sustancias ilegales. En su caso hay una prueba escrita de que formaba parte de esa maquinaria. En los archivos de la RDA se encontró una carta de la atleta a la farmacéutica estatal en la que Koch se quejaba de que una compañera suya, Barvel Wockel, recibía dosis mayores de Oral-Turinabol porque era familiar de un trabajador de la compañía.

Lanzamiento de peso (masculino y femenino)

Dos récords longevos. Randy Barnes logró en 1990 lanzar 23.12 y Natalya Lisovskaya 22.63 en 1987. Dos registros a los que hoy nadie se acerca. Pero lo curioso en este caso, más allá de las imposibles marcas para los atletas actuales, está en que el tiempo parece haberse detenido completamente. En el campo femenino de las diez atletas que más lejos han lanzado en todos los tiempos hay cinco que lo lograron en los 80, tres en los 70 y dos en los 90, la última en 1998. Es decir, hace 19 años que ni una sola deportista ha logrado meterse entre las diez mejores en su categoría de todos los tiempos.

Y es normal si se tiene en cuenta que la mejor marca del pasado año, de Michelle Carter, se quedó en 20.63. Es decir, a dos metros exactos de la mejor marca de todos los tiempos. En el caso masculino la cosa no es mucho mejor, de los diez mejores pesistas de todos los tiempos solo tres consiguieron su marca después del cambio de milenio. Joe Kovacs, que en 2015 hizo un lanzamiento extraordinario de 22.56, se quedó a más de medio metro de lo logrado por su compatriota en 1990. 25 años pasados para no acercarse a medio metro de la plusmarca.

Es lo normal, el ser humano evoluciona. La alimentación es mucho mejor, los jóvenes de hoy no han pasado ni guerras ni posguerras, los viajes son más fáciles y los deportistas tienen a su alrededor un regimiento de médicos y fisioterapeutas para afinar su forma. El material deportivo es mejor, las instalaciones donde se compite también. Todo apunta a que lo normal es que el deporte de hoy es, al menos físicamente, mucho más avanzado. Y luego está lo del atletismo.

Federación Internacional de Atletismo (IAAF)
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