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Usain Bolt enseña al mundo entero que no hay nadie más rápido que él
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CON 9,63 LOGRA EL RÉCORD OLÍMPICO, BATIENDO A BLAKE Y GATLIN

Usain Bolt enseña al mundo entero que no hay nadie más rápido que él

"Nos ha estado vacilando durante todo el año", decía Ángel David Rodríguez a El Confidencial a la hora de hablar de Usain Bolt. Y bien que

Foto: Usain Bolt enseña al mundo entero que no hay nadie más rápido que él
Usain Bolt enseña al mundo entero que no hay nadie más rápido que él

"Nos ha estado vacilando durante todo el año", decía Ángel David Rodríguez a El Confidencial a la hora de hablar de Usain Bolt. Y bien que lo ha hecho porque el jamaicano ha vuelto a demostrar que hoy en día no hay humano que se le acerque en eso de correr rápido. En los 100 metros de Londres, la carrera más esperada de los Juegos y que no defraudó, demostró que es el número uno, que cuando quiere correr, vuela como nadie y que cuando tiene que romper el cronómetro ante la amenaza de rivales como Blake o Gatlin, aprieta los dientes y saca esa décima de más, esa que sólo tiene él y que le permite terminar la carrera mirando al tendido, iniciando el particular show que viene después y que culmina con su famoso arquero.

No fue el más rápido de salida tal y como acostumbra -cuarto mejor tiempo de reacción- y como le impide ese 1,90 que mide. Hasta los 50 metros no se puso por delante, pero fue a partir de ese momento cuando empezó a sentirse dominador, cuando decidió echar la primera mirada a la pantalla del estadio -fueron tres en total- para tener un conocimiento real de cómo iban los rivales. Los demás, crispados, él relajado y mirando a los que corrían a su lado. Esa supuesta relajación es el mejor síntoma de que todo va bien. Es el instante en el que mete una marcha más, el momento en el que acaricia la alfombra por la que pisa y deja sin aliento a los rivales.

Bolt revalidó título y mejoró la marca conseguida en Pekín. De los 9,69 de la capital china ha pasado a los 9,63 de Londres y como ocurrió en aquella carrera, su triunfo llega en esa parte central del hectómetro. Nadie se puede acercar a él. Cuando logra poner en vertical todo su cuerpo la historia cambia. Su envergadura y esa musculatura que ha mejorado este invierno son los que marcan la diferencia.

Atrás, Blake se pegaba con el poderoso Justin Gatlin para colgarse la medalla de plata. Se quedó en 9.75, suficiente para que Gatlin, sancionado dos años por dopaje y sin patrocinadores que quieran saber de él, se hiciera con el bronce con 9.79. Ambos mejoraron sus marcas personales. Tras ellos Gay y Bailey que se quedaron sin metal, su nivel real por ahora, en especial en el del joven corpulento Bailey, estrella en los próximos años. Pinta tiene de ello. Powell salió, se lesionó y terminó andando, único que no bajó de 10 segundos.

El sueño de Pistorius de estar en una final olímpica terminó este domingo, al menos en los 400 lisos. El sudafricano compitió mal, llegando en último lugar en su serie, para terminar con el segundo peor tiempo de todos los 24 participantes con 46.54. Se esperaba algo más de su actuación. El estadio le trató con cariño y tuvo su momento de gloria cuando Kirani James le cambió el dorsal que lucía en la camiseta.

En el resto de la jornada destacar el triunfo de Kemboi en 3.000 obstáculos que lo hizo entrando por la calle 8 con 8.14 de tiempo y montando su particular show. Segundo fue el francés Mekhiss, con el que se cambió la camiseta. Mutai fue el tercero, mientras que Kipruto, favorito y campeón en Pekín cayó y aún así fue quinto. El triple salto femenino fue para la kazaja Rupakova con 14,98, la plata para la colombiana Ibarguren con 14,80 y el bronce para la ucraniana Saladvha con un centímetro menos. Los 400 metros lisos femeninos fueron patrimonio de Estados Unidos con Richards-Ross llevándose el oro con 49.95 y Totter el bronce. La plata fue para la local Ohuruogu. El lanzamiento de martillo fue para el húngaro Pors, único capaz de superar los 80 metros. Lo hizo por 59 centímetros. Las semifinales de los 1.500 deparó un festival africano con siete clasificados para la final, dos norteamericanos, dos europeos y un asíatico.

"Nos ha estado vacilando durante todo el año", decía Ángel David Rodríguez a El Confidencial a la hora de hablar de Usain Bolt. Y bien que lo ha hecho porque el jamaicano ha vuelto a demostrar que hoy en día no hay humano que se le acerque en eso de correr rápido. En los 100 metros de Londres, la carrera más esperada de los Juegos y que no defraudó, demostró que es el número uno, que cuando quiere correr, vuela como nadie y que cuando tiene que romper el cronómetro ante la amenaza de rivales como Blake o Gatlin, aprieta los dientes y saca esa décima de más, esa que sólo tiene él y que le permite terminar la carrera mirando al tendido, iniciando el particular show que viene después y que culmina con su famoso arquero.