El show de la Vuelta continúa, que pase el siguiente: la Bola del Mundo

Veintiún días después, la Vuelta a España se nos esfuma. Superadas tres semanas de auténtica locura deportiva, la mejor ronda española de los últimos tiempos toca a su fin. Y lo que la vamos a echar de menos... Pero no hablemos de eso, hagamos referencia al magnífico presente que vislumbramos en el horizonte más inmediato. Y es que la edición 2012 va a poner su broche final con una etapa por todo lo alto, y nunca mejor dicho. Antes del paseo triunfal del ganador hacia Madrid, algo que ocurrirá en la jornada de mañana domingo, llega la gran etapa de la Bola del Mundo. El pelotón atravesará hoy la Sierra Madrileña para concluir a 2.247 metros de altitud, donde la falta de oxígeno se hace patente y donde los ciclistas acusan aún más el esfuerzo y los kilómetros sobre sus piernas.

Es la última oportunidad para todos. Los que luchan por la victoria final, caso de Contador, Valverde y ‘Purito’, y aquellos que ansían una victoria de etapa, prácticamente la totalidad del pelotón. Todo hace indicar que esta cima está reservada para los grandes, no se atisba que pueda llegar alguna escapada sorpresa. Y es que Movistar y Katusha tratarán de endurecer la carrera, o al menos eso dice el guión, si quieren optar al preciado jersey rojo que en estos momentos porta el campeón de Pinto. ¿Por qué no puede suceder algo similar a Fuente Dé? Ésa es la pregunta que muchos dejan en el aire para mantener viva la esperanza de que la Vuelta siga abierta. Y es que el 1:52 que el líder tiene con respecto a Alejandro Valverde y los 2:28 que mantiene respecto a ‘Purito’ suponen diferencias importantes, pero en absoluto se pueden considerar como definitivas. Por eso, este sábado se espera batalla y de la buena.

La película ha cambiado. Ahora quien correrá a la contra será el jefe de filas del Saxo Bank, esperando los ataques de sus rivales, mientras que el líder del Katusha deberá echar el resto para olvidar el mal día camino de Fuente Dé.  En medio de ambos se encuentra Alejandro Valverde, quien deberá decidir si se conforma con el segundo cajón del podio o le puede esa vena ambiciosa que le empuje a destronar a Contador.

Tres kilómetros infernales

Y nada mejor para el desenlace de esta Vuelta que otra etapa de alta montaña, ésas que como reconocía Abraham Olano a El Confidencial “gustan a los aficionados”. Hablamos de 178 kilómetros y cuatro puertos de montaña (tres de primera y uno de segunda) antes de llegar a las faldas de Navacerrada.  La Morcuera y Cotos prometen ser el aperitivo perfecto a las hostilidades que comenzarán a desatarse a la altura de El Ventorrillo.

Y es que la Bola del Mundo es un puerto de 11,5 kilómetros, de los cuales los tres primeros son relativamente suaves, con rampas del 5,5%. A partir del citado Ventorillo, el porcentaje comienza a situarse entre el 8 y el 9%, alguna rampa incluso supera el 10%. Los cuatro mil metros finales son de una dureza espectacular hasta coronar la estación de esquí. La locura llegará una vez que los corredores giren a la derecha en el puerto de Navacerrada para encarar la ascensión a la Bola. Carretera a medio asfaltar, estrecha a más no poder y con desniveles que llegan al 23%. Y hay que volver a insistir en la altura, más de 2.000 metros, 400 de ellos se suben en apenas 2 kilómetros. De locos.

Territorio Contador

El otro gran aliciente de la etapa de este sábado es el público. Los amantes al ciclismo, e incluso hasta los que no, se han acercado a las carreteras por las que ha pasado la caravana ciclista para dar su aliento a los corredores. La respuesta ha sido fabulosa, sobre todo en las etapas de montaña, que en esta ocasión han sido muy numerosas. Y esta vez no será menos. La Vuelta pasa por territorio del líder, Contador corre en casa, donde entrena habitualmente, y su fiel afición se va a echar a las cunetas para apoyar a su ídolo en la que puede ser su segunda Vuelta a España.

Pero también estarán todos los que reconocen el buen hacer y son seguidores de ‘Purito’ y Valverde, muchos se habrán adherido durante estos días visto lo visto. Teniendo en cuenta la estrechez de este antiguo ‘camino de cabras’, la dificultad para ubicar a la previsible marabunta de gente que se va a dar cita puede ser de aúpa. Así será el penúltimo capítulo de una auténtica obra maestra.