La mala gestión de los transportes en Londres condiciona hasta la inauguración de los Juegos

Tan sólo quedan siete días para que den comienzo los Juegos Olímpicos de Londres, uno de los eventos deportivos más importantes del año. El 6 de junio de 2005, la votación realizada en Singapur otorgaba la potestad a la capital de Inglaterra de ser la sede olímpica de 2012, pero siete años después no han solventado los problemas propios de la organización. A poco más de una semana, queda trabajo por hacer.

Londres sigue teniendo ciertos agujeros en la organización. Principalmente, la ciudad posee cuatro problemas básicos, que radican en la seguridad propia del evento, los controles en sus fronteras, el reparto de las entradas y los transportes públicos. De igual manera, no es menos cierto que la ciudad inglesa puede presumir de tener todas las instalaciones en perfecto estado y construidas por completo.

El principal problema con el que cuenta Londres radica en sus transportes. La congestión, la mala comunicación y los horarios han provocado que el caos sea mayúsculo. Este grave problema, por si fuera poco, ha provocado que incluso la ceremonia de apertura se haya visto condicionada, en una decisión única que ha levantado aún más polémica entre los espectadores.

El evento con el que se da el pistoletazo de salida es, sin duda, uno de los momentos mágicos de los Juegos. Sin embargo, en Londres, se ha decidido recortar... para que a la gente le dé tiempo a coger el metro antes de que cierre. Los organizadores son conscientes de que si esta situación no se diera, las carreteras sufrirían un colapso tan importante como difícil de solucionar.

Pero los problemas que tiene Londres en sus fronteras no son menores. En previsión de los Juegos, el gobierno inició un proyecto en sus aduanas aeroportuarias para acelerar los controles de pasaportes y tratar de reducir las colas de cara a la cita olímpica. El experimento no sólo fue un fracaso, sino que tuvo que ser eliminado por las deficiencias del mismo.

De hecho, durante el periodo en el que estuvo vigente se estima que más de diez millones de personas accedieron a Londres sin habérsele practicado los controles adecuados. Es más, a día de hoy se desconoce cuántas personas consiguieron acceder de manera ilegal a la ciudad, lo que plantea un grave problema de seguridad que tratará de ser minimizado con el aumento de los efectivos policiales.

Incremento exponencial del coste de los Juegos

Por ello, Londres se ha visto obligado a contar con 3.500 soldados más de cara a las Olimpiadas, que reforzarán a los 13.700 militares previstos de antemano. Ello supone que el presupuesto final y los costes de organizar la cita se hayan disparado por enésima vez, una situación que ha creado el descontento entre la población británica, que tendrá que 'rascarse' aún más los bolsillos.

De hecho, este es quizá el mayor motivo de queja por los británicos. Cuando en 2005 Londres salió elegido como sede de los Juegos, el presupuesto previsto era de 3.700 millones de dólares (30 millones de euros). Siete años después, esa cantidad se ha multiplicado por cuatro, ascendiendo a los 14.500 millones de dólares (12 millones de euros) y aumentará por culpa de los agujeros de seguridad.

Pero no es el único problema. Las entradas para poder acudir a los eventos 'estrella' también han causado mucho revuelo. Tanto la ceremonia de inauguración, como la de clausura, así como la final de los 100 metros, son las preferidas por los espectadores. En Pekín se prohibió que una persona pudiera comprar más de una entrada, y en Londres se ha cambiado la fórmula, pero tampoco ha convencido.

Para la cita británica se ha decidido que un sorteo decidiera cuántas entradas tendría cada comprador. El problema llegó porque para acceder al sorteo era necesario dejar una tarjeta para hacer el cargo, por lo que muchos seleccionados, sin el saldo suficiente y sin ser avisados previamente, se han quedado sin entrada y otros han recibido un cargo elevado, al creer que sólo se darían una serie de entradas y no todo el paquete solicitado.

De hecho, uno de los mayores problemas han tenido lugar en el fútbol, donde una increíble falta de organización ha provocado que sea uno de los deportes más perjudicados. Así, los organizadores de Londres 2012 han tomado la decisión de reducir los aforos de los estadios por lo que el número total de entradas para fútbol será de 2 millones, 500.000 menos de lo previsto. En especial, este recorte ha tenido lugar en los partidos que se disputarán en Cardiff y en Glasgow.

Los transportes no son suficientes

Por si fuera poco, el transporte ha sido el último gran problema de Londres. A falta de escasos días para el inicio de la cita, una huelga de conductores de autobús sembró el caos en el centro de la ciudad. Todavía no se ha encontrado la manera de organizar de manera correcta los medios de locomoción, y se prevé que los desplazamientos aumenten diariamente hasta en tres millones.

Además, muchas empresas londinenses han solicitado a sus empleados que cualquier desplazamiento que hagan hasta su trabajo lo realicen en bicicleta o a pie, incluso bajo la amenaza de multar a aquellos que utilicen el coche. Otras empresas han decidido directamente que sus trabajadores se queden en casa y se dediquen a realizar teletrabajo durante los días que duren los Juegos.

Incluso en determinadas zonas de la ciudad se ha decidido que la circulación sea exclusiva para los olímpicos, con el fin de evitar retrasos a la hora de llegar a las competiciones, situación que ha indignado al resto de ciudadanos.

Polémica también con los patrocinadores 

Otro punto polémico de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 son los patrocinadores. En las últimas semanas algunas voces se han alzado para protestar en contra de algunas de las marcas que patrocinarán la cita olímpica. Algunas de las empresas que serán la imagen de estos Juegos serán McDonald's en el campo de la alimentación, la química Dow Chemical, la petrolera BP o la minera Río Tinto. Los opositores a este patrocinio afirman que estas marcas no representan los valores de los JJOO.

A pesar de las presiones que han ejercido numerosos grupos para evitar que estas empresas representen la imagen de los Juegos, parece que ya no hay vuelta atrás y los patrocinadores cumplirán con lo pactado. Londres tiene aún problemas que resolver, pero no les quedan muchos días para hacerlo. Los Juegos están a la vuelta de la esquina.