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Kevin Plank, el hombre que logró el sueño americano vistiendo a Michael Phelps
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UNDER ARMOUR HA CREADO UNA LÍNEA DE ROPA DEPORTIVA REVOLUCIONARIA

Kevin Plank, el hombre que logró el sueño americano vistiendo a Michael Phelps

El sueño americano sigue existiendo. Ni la crisis económica que golpea el país norteamericano, ni el adiós de Steve Jobs, una de las personas

Foto: Kevin Plank, el hombre que logró el sueño americano vistiendo a Michael Phelps
Kevin Plank, el hombre que logró el sueño americano vistiendo a Michael Phelps

El sueño americano sigue existiendo. Ni la crisis económica que golpea el país norteamericano, ni el adiós de Steve Jobs, una de las personas que mejor ha encarnado ese espíritu, han conseguido terminar con ese modo de ver la vida. Se puede hablar de utopía, pero continúan apareciendo emprendedores que han conseguido levantar un imperio de la nada o de apenas 500 dólares como es el caso de Kevin Plank (39 años), fundador de la empresa de ropa deportiva Under Armour. En este caso, más que nunca, el citado imperio ha llegado con el sudor de la frente... y de todo el cuerpo. Y es que Plank inició quince años atrás, en el sótano de su casa y junto a su abuela, la búsqueda de la camiseta que le permitiera ser más rápido y ágil. Jugador de fútbol americano en la Universidad de Maryland se cansó de las camisetas que siempre se empapaban en sudor y se terminaban convirtiendo en una pesada carga para todos. Hoy, esa camiseta ha dado lugar a un imperio de 4.000 empleados, presente en 40 países y con un valor en la bolsa de Wall Street de 3.600 millones de euros.  Además, Forbes ha considerado a su compañía como la tercera tras Adidas y Nike y a él como el tercer menor de 40 más poderoso por detrás del máximo ejecutivo de Expedia, Dara Khosrowshahi, y de Lanham Napier de RackSpace. "Pensamos global y actuamos local", esa es la clave para el crecimiento de una empresa que tiene a España como uno de sus puntos claves en su asentamiento en Europa. El objetivo es que el 25% del mercado sea suyo.

El beneficio de la empresa el pasado año se situó en los 80 millones de euros. Para 2012 la facturación llegará a los 1.500 millones, con un crecimiento del 36%. En la actualidad su principal mercado está en Estados Unidos con el 90%, seguido de Japón y China. La camiseta de poliester y Nylon ha dado paso a zapatillas de todo tipo, botas de fútbol, de baloncesto, natación... Ha firmado con un equipo como el Tottenham, de la Premier League inglesa: "Nuestra apuesta para la delicada situación que atraviesa el mundo es la calidad, la investigación y la tecnología". El primer año se cerró con un beneficio de 17.000 dólares. Diez años después, 500.000 y hoy la cifra se ha disparado.

El Confidencial compartió el tiempo de Plank en un día en el que desayunó en Londres, comió en Ginebra y cenó en Madrid.  Poliester y Nylon fueron los tejidos que le llevaron al éxito. "El primer objetivo era innovar, buscar una camiseta con la que el deporte se pudiera practicar de la mejor manera posible. Las de algodón se empapaban y buscamos una que absorbiera bien  el sudor. Innovamos y ahora seguimos haciendo lo mismo. Tiempo, personas y dinero para mejorar. Esa es nuestra filosofía. Invertimos en tecnología para buscar el mejor producto. No copiamos a otras marcas. Es más, las respetamos pero no nos gusta lo que hacen. Tampoco podemos competir con ellas pero sí es cierto que su presencia nos hace mejores", afirma Plank respecto a Nike, en especial, y a Adidas. 

Los 500 dólares con los que arrancó en 1996 sirvieron para comprar siete tejidos diferentes a un sastre de Maryland. Siete camisetas que probaron él y algunos amigos. Cuando dio con el tejido adecuado, fabricó 60 camisetas que intentó distribuir entre amigos o conocidos que estaban en las Ligas profesionales. No podía ir a por un equipo. No tenía dinero. Es más, su madre le perseguía para que tirara las cajas que llenaban su habitación. Era el pequeño de cinco hermanos. Todo cambió cuando una de esas camisetas ajustadas, de cuello vuelto y el logo en un lateral apareció en la portada del USA Today. Jeff George, jugador de los Raiders, era el que la lucía. "El logo no es un simple símbolo, es el espíritu de la marca, es actitud y sentimiento. Detrás hay trabajo, investigación y compromiso. La ropa que lucen los deportistas es la misma que puede llevar la gente", comenta el creado de Under Armour. Tras George llegó el primer equipo que fue Georgia Stech; después la North Carolina State y los Falcons de Atlanta.

Hay un segundo factor que ayudó a que el logo de Under Armour se hiciera famoso. Y es que los marines norteamericanos utilizaron la famosa camiseta durante la guerra de Irak para paliar el calor del desierto. Además, la aparición en diferentes películas de Hollywood también elevó el caché de una marca que tiene en Nike a su gran enemigo.

En Estados Unidos sí cuenta con importantes deportistas entre sus fichajes. El principal es el peculiar y genial Michael Phelps, el jugador de la NBA Brandon Jennings o el MVP del fútbol americano Tom Brady. Para su política de expansión en Europa no piensa contar con la figura de una super estrella. "No creo que sea lo mejor. No es lo adecuado. De cada tres euros invertidos, retorna uno. Prefiero crecer en tecnología, en buscar nuevas prendas, mejor calzado. Es cierto que tenemos algunos deportistas de nivel pero nuestros patrocinios son diferentes, de otro tipo".

El sueño americano sigue existiendo. Ni la crisis económica que golpea el país norteamericano, ni el adiós de Steve Jobs, una de las personas que mejor ha encarnado ese espíritu, han conseguido terminar con ese modo de ver la vida. Se puede hablar de utopía, pero continúan apareciendo emprendedores que han conseguido levantar un imperio de la nada o de apenas 500 dólares como es el caso de Kevin Plank (39 años), fundador de la empresa de ropa deportiva Under Armour. En este caso, más que nunca, el citado imperio ha llegado con el sudor de la frente... y de todo el cuerpo. Y es que Plank inició quince años atrás, en el sótano de su casa y junto a su abuela, la búsqueda de la camiseta que le permitiera ser más rápido y ágil. Jugador de fútbol americano en la Universidad de Maryland se cansó de las camisetas que siempre se empapaban en sudor y se terminaban convirtiendo en una pesada carga para todos. Hoy, esa camiseta ha dado lugar a un imperio de 4.000 empleados, presente en 40 países y con un valor en la bolsa de Wall Street de 3.600 millones de euros.  Además, Forbes ha considerado a su compañía como la tercera tras Adidas y Nike y a él como el tercer menor de 40 más poderoso por detrás del máximo ejecutivo de Expedia, Dara Khosrowshahi, y de Lanham Napier de RackSpace. "Pensamos global y actuamos local", esa es la clave para el crecimiento de una empresa que tiene a España como uno de sus puntos claves en su asentamiento en Europa. El objetivo es que el 25% del mercado sea suyo.