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La vida por fin premia el sacrificio de Webber
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La vida por fin premia el sacrificio de Webber

Mark Webber ha sido uno de esos pilotos que ha tenido que luchar incansablemente para obtener una alegría en la Fórmula 1. Pero al fin llegó.

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La vida por fin premia el sacrificio de Webber

Mark Webber ha sido uno de esos pilotos que ha tenido que luchar incansablemente para obtener una alegría en la Fórmula 1. Pero al fin llegó. Ayer vivió en carne propia, después de 131 carreras en el ‘Gran Circo’,  lo que significa ganar un Gran Premio. Lo hizo en el circuito de Nürburging, en Alemania; con una sonrisa inusual dibujada en la boca, olvidando por un momento su difícil comienzo en el presente campeonato, escuchando atentamente el himno y viendo cómo se movía con el viento la bandera de su añorada Australia.

 

Para Mark no ha sido fácil llegar al ‘Gran Circo’. Comenzó conduciendo Karts, posteriormente llegó a la Fórmula Ford Britanica. Allí se anotó cuatro triunfos y siguió avanzando en forma ascendente hasta llegar a la Fórmula 3 Británica. Con poco dinero, pero con mucho ímpetu, Webber logró llamar la atención del equipo AMG Mercedes, con el que llegó a correr las 24 horas de Le Mans.

 

Pocos años después y tras un comienzo difícil en el mundo del motor, Webber logró hacerse con un hueco en la Fórmula 1. Debutó con Minardi en el Gran Premio de Australia en 2002. Sus primeros pasos en la máxima competición, no fueron del todo malos al convertirse en uno de los cuatro mejores debutantes. En 2003 fichó por la renovada escudería Jaguar Racing, después formó parte de Williams, aunque la suerte no le acompañó. El equipo perdió la competitividad que le había caracterizado años atrás.

 

En 2007 afrontó un nuevo reto, esta vez con Red Bull, aunque los resultados no le acompañaron, pues acabó la temporada en el duodécimo lugar y con escasos 10 puntos. Webber debía poner todo su esfuerzo en 2008 para hacer un mejor campeonato. Pero en noviembre se rompió una pierna durante una carrera ciclista benéfica, lo atropelló un todoterreno, lo que le obligó a pasar por el quirófano y a perderse la pretemporada.

 

Hoy, todas esas experiencias, buenas y malas, con accidentes de por medio, han quedado opacadas por su primer triunfo en la Fórmula 1. El Gran Premio de Alemania quedará enmarcado en su corazón para el resto de sus días. Desde 1981, un australiano no ganaba un Gran Premio. El último (antes de Webber) había sido Alan Jones, en el circuito de Estados Unidos-Las Vegas. El piloto rozó la perfección este fin de semana. Se llevó la ‘pole’ y posteriormente escribió su nombre con letras de oro en lo alto del podio. La vida le ha dado al fin una alegría a Mark, un piloto que prefiere trabajar mucho y dormir poco.

Mark Webber ha sido uno de esos pilotos que ha tenido que luchar incansablemente para obtener una alegría en la Fórmula 1. Pero al fin llegó. Ayer vivió en carne propia, después de 131 carreras en el ‘Gran Circo’,  lo que significa ganar un Gran Premio. Lo hizo en el circuito de Nürburging, en Alemania; con una sonrisa inusual dibujada en la boca, olvidando por un momento su difícil comienzo en el presente campeonato, escuchando atentamente el himno y viendo cómo se movía con el viento la bandera de su añorada Australia.

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