Las lecciones clave que te te enseñan en el MBA de Harvard (en sólo un año)

Cada año, 1.800 estudiantes pasan por las clases del MBA de la Harvard Business School. Su elevado precio (101.660 dólares anuales) y sus limitadas plazas provocan que no demasiadas personas puedan presumir de haber conseguido un posgrado en una de las escuelas de negocios más importantes del mundo. Por eso testimonios como el de Ellen Chisa, una estudiante de primer año, resultan particularmente interesantes.

Chisa ha explicado en Mediumcuáles son las lecciones más importantes que ha aprendido durante su primer año en Boston, y cuando nos referimos a lecciones, queremos decir exactamente esto: cuáles son las ideas sobre la economía y el comportamiento de la empresa que sus profesores le han transmitido durante el curso. Sin entrar en detalles, puesto que la política del HBS lo impide, la alumna recorre en algo parecido a unos apuntes tomados a vuelapluma cada una de las asignaturas para explicar cuál es la idea más importante que ha aprendido en cada materia.

Finanzas 1

La autora reconoce no haber entendido muy bien por qué el precio de una acción fluctúa tanto después del anuncio de los beneficios de una empresa y tan poco tras anunciar un nuevo producto. Este año ha descubierto que el valor de una compañía es semejante a todo el dinero que esta hará a lo largo de su historia, y para calcularlo los beneficios son un buena cifra. Con la cuenta de resultados y el balance de una compañía y de algunos competidores es fácil hacerse una idea de si una acción es valiosa o no. Los flujos de fondos descontadospermiten determinar el valor de los activos deuna compañía y evaluar con acierto los proyectos de inversión.

Finanzas 2

La profesora de dicha asignatura, Carliss Baldwin,está investigando modelos financieros para explicar por qué la deuda financiera y la técnica (que es generada por la implantación de productos informáticos no acabados o con errores conocidos, a causa dela política de ahorro de costes de una empresa) no funcionan de manera muy diferente. Según los modelos desarrollados por la autora se puede entender mejor qué resulta más costoso, si resolver los problemas antes o después de que el producto sea puesto a la venta.

Todos deberíamos hacernos las siguientes dos preguntas: ¿Cuál es mi peor yo? ¿Cuándo aparece este peor yo?

Liderazgo y Comportamiento de las Organizaciones

La mayor parte de personas conocen sus fortalezas, aquello que son capaces de hacer en sus mejores momentos. Sin embargo, somos mucho menos proclives a admitir nuestras flaquezas y descubrir cuáles son los defectos que saltarán a la vista cuando se produzca una crisis, quizá porque esto nos hace enfrentarnos a nuestro lado oscuro. Cómo vamos a reaccionar cuando las cosas no vengan bien dadas es algo que deberíamos saber. Por eso, Chisa reconoce que todos deberíamos hacernos las siguientes dos preguntas: ¿Cuál es mi peor yo? ¿Cuándo aparece este peor yo? Esto nos ayudará no sólo a saber reaccionar en dichos momentos, sino también a evitar las situaciones que nos hacen patinar.

Gestión Tecnológica y Operaciones

El primer módulo de la asignatura se centró en los flujos de trabajo y, en concreto, sobre los cuellos de botella que limitan la cantidad de productos que genera el proceso. “A veces un sencillo problema retrasa la operación entera”, recuerda la estudiante. “Ser capaces de adivinar qué es lo que marcha mal es importante. A veces hay una cantidad tal de datos complicados que es difícil entenderlo”.

Control y Cobertura Financiera

Algo así como la asignatura de contabilidad de la HBS. Durante el primer año, Chisa ha aprendido la diferencia entre el “alcance de la responsabilidad” (aquello de lo que un empleado es responsable) y el “alcance del control” (aquello que un empleado puede controlar). La “brecha emprendedora” aparece cuando un trabajador tiene más responsabilidad que control, lo que provoca que se tenga que diseñar un sistema de incentivos que funcione, con el objetivo de que el empleado intente ir más allá de su alcance. No se trata simplemente de contratar buenos trabajadores y pagarles de manera justa, sino de fichar a aquellos que serán capaces de ir más allá de sus funciones gracias a un sistema de incentivos justo que saque lo mejor de ellos.

Marketing

Hay dos maneras de poner precio a un producto, a través de su coste y de su valor. Como su nombre indica, el primero hace referencia a cuánto hay que pagar para proporcionar el servicio, a lo que se añade un sobreprecio que es el beneficio que se obtiene del cliente. Optimizado través del valor, el precio se centra más enla percepción del consumidorque en el coste, de manera que si se utiliza de manera exitosa, se podrá obtener un beneficio mucho mayor sin ver afectado el volumen de ventas.

El Manager Emprendedor

En la asignatura de este peculiar nombre Chisa aprendió, básicamente, a no fiarse de la gente. Hay dos clases de actitudes: ofrecer toda la ayuda posible a quien lo solicita eliminando absolutamente de la ecuación el interés personal (y, por lo tanto, pensar que todo el mundo se va a comportar de dicha manera) y el opuesto, creer que todo el mundo se guía por su propio interés y, por lo tanto, tener esto presente a la hora de tratar a los demás. El mejor consejo que emerge de la colisión de ambas ideas es tener en cuenta que no todo el mundo es siempre altruista (ni siempre egoísta).

Estrategia

Si quieres conocer la estrategia de una organización, no hay nada mejor que echar un vistazo a su estado financiero para entender cuáles son sus ventajas competitivas y de qué manera se integran dentro de su estrategia general.

La primera impresión no suele ser la indicada, y lo aparentemente sencillo raramente suele serlo

Negocio, Gobierno y la Economía Internacional

Aunque la estudiante reconoce que la política siempre le ha dado mala espina, a lo largo de este año ha entendido que hay muchas situaciones que se repiten en la misma y que permiten entender o prever cómo se desarrollarán determinados acontecimientos.

Liderazgo y Responsabilidad Corporativa

En muchas ocasiones debemos seguir nuestro instinto para tomar decisiones sobre asuntos para los que disponemos de pocos datos. Lo importante es recurrir a determinadas metodologías racionales y preestablecidas para evitar tomar decisiones azarosas, y una vez hayamos cumplido esos mínimos, tomar un camino u otro. La primera impresión no suele ser la indicada, y lo aparentemente sencillo raramente suele serlo.