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No lo dicen, pero lo desean: las verdaderas necesidades sexuales de las mujeres
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ELLAS prefieren reprimir sus instintos

No lo dicen, pero lo desean: las verdaderas necesidades sexuales de las mujeres

Muchas mujeres no reconocen que querrían practicar sexo en un momento determinado, pero sí son capaces de insinuar esa necesidad en otras féminas

Foto: La ciencia demuestra que los hombres entienden todo mal cuando se trata de interpretar las señales sexuales de ellas. (Corbis)
La ciencia demuestra que los hombres entienden todo mal cuando se trata de interpretar las señales sexuales de ellas. (Corbis)

¿Somos sinceros con nuestros deseos sexuales? ¿Admitimos sin problema la cantidad de veces que nos sentimos excitados y ante qué situaciones? ¿Nos importa que los demás puedan percibir que tenemos ganas de sexo? Parece que una vez más hay diferencia entre hombres y mujeres: ellas no reconocen con tanta libertad sus necesidades sexuales.

Al menos así lo ha tratado de demostrar un reciente estudio publicado en la revista Psychological Science que explica que la mayoría de las mujeres no están dispuestas –al menos no tanto como los hombres– a decir públicamente si querrían sexo en un momento determinado.

Mientras los hombres creen percibir el interés sexual de una mujer en un momento determinado, a ellas les cuesta más admitir la cantidad de veces que les gustaría .

La ciencia respalda el pensamiento tradicional de que “los hombres entienden todo mal cuando se trata de interpretar las señales relacionadas con el interés sexual que tenga una mujer en ellos”, comenta Lizette Borreli en el Medical Daily.

En general, los hombres tienden a sobrestimar las intenciones sexuales del sexo opuesto y malinterpretar señales de mero interés o amistad como muestras de interés sexual hacia ellos. Los científicos Carin Perilloux y Robert Kurzban, han llevado a cabo esta investigación para demostrar que la inexactitud de sus percepciones es aún mayor de lo que se creía.

Ellos sobrestiman sus posibilidades

Perilloux y Kurzban llevaron a cabo tres estudios para determinar la frecuencia con la que los hombres realmente perciben el interés sexual de la mujer. Contaron con la participación de 271 hombres y 213 mujeres –todos ellos heterosexuales– a los que hicieron rellenar un cuestionario en el que se preguntaba sobre las intenciones sexuales que podrían tener las mujeres en 15 situaciones de flirteo comunes como enviar unas rosas, invitar a una cena o tomar una copa en el apartamento.

En el primer estudio, se les pidió a los hombres estimar las intenciones sexuales de las mujeres en dichas situaciones en una escala de siete puntos desde “muy poco probable” a “muy probable”. Por su lado, a las mujeres se les pidió que señalasen las probabilidades que tendrían ellas de practicar sexo con un hombre en esas mismas circunstancias, puntuando las posibilidades en la misma escala de valores.

Al contrastar las respuestas, los investigadores encontraron que los hombres consideraban en un porcentaje mayor que las mujeres querrían mantener relaciones sexuales con ellos al darse esas situaciones de lo que ellas afirmaron que harían.

Como explica Borreli “el primer estudio confirma la idea de que los hombres tienden a sobrestimar el interés sexual de la mujer”, al menos en relación a lo que ellas habían respondido.

Ellas conocen bien lo que quieren las demás

Para el segundo estudio se contó con un grupo diferente de hombres y mujeres a los que se les mandaron completar las respuestas sobre qué harían ante las mismas circunstancias que en el anterior. Sin embargo, en este caso se les pidió tanto a los hombres como a las mujeres que respondiesen tratando de adivinar lo que habían señalado las mujeres en el primer estudio.

Lo que llama la atención de los resulados es que, mientras que los hombres contestaron básicamente los mimos en ambos estudios, ellas supieron predecir en un alto porcentaje las intenciones de las mujeres del estudio anterior. Como explica Perilloux, “las puntuaciones más altas significaban que ellas pensaron que otras mujeres habrían contestado igual que ellas en relación a estos comportamientos”.

Las mujeres entienden lo que otras en realidad callan

El tercer y último estudio se basó en analizar las respuestas de los dos anteriores, y los resultados resultaron definitivos. Para ello utilizaron las respuestas obtenidas de las otras pruebas para analizar las diferencias entre lo que la gente decía y lo que realmente significaba.

Perilloux y Kurzban solicitaron tanto a los hombres como a las mujeres que tratasen de adivinar las respuestas femeninas del primer estudio, pero también les pidieron que comentasen lo que entendían como el verdadero significado de esas respuestas.

En relación a lo que las mujeres podrían haber contestado, los hombres escogieron lo mismo que en los otros dos estudios, pero cuando se les preguntaba lo que realmente escondían esas respuestas, lo que entendieron ambos sexos “sobre lo que pensaban que ellas querían decir era muy diferente”, comenta Perilloux.

Cuando hablaban de ellas mismas, las mujeres tenían menos probabilidades de admitir sus propios comportamientos si implicaban un posible interés en practicar sexo en alguna de las circunstancias planteadas. Sin embargo, cuando se les pedía que interpretasen los comportamientos y respuestas de otras mujeres, eran más propensas a sugerir que sí estaban relacionados con un interés sexual.

Pero “no” sigue significando “no”

A pesar de estos hallazgos, los investigadores insisten en “recordar que no significa no”. Es fácil malinterpretar un posible interés sexual y confundirlo con un acercamiento amistoso o empático: “Si una mujer te toca el muslo, no puede saberse cuál es la probabilidad real de que ella quiera tener sexo contigo”, puntualiza Perilloux.

Pese a que los resultados insinúan que las mujeres pueden tener cierto interés sexual en determinadas circunstancias y tratar de ocultarlo, para los autores de la investigación es importante que los resultados “no sean entendidos de ninguna manera como una excusa para cualquier tipo de mal comportamiento” por parte de los hombres.

¿Somos sinceros con nuestros deseos sexuales? ¿Admitimos sin problema la cantidad de veces que nos sentimos excitados y ante qué situaciones? ¿Nos importa que los demás puedan percibir que tenemos ganas de sexo? Parece que una vez más hay diferencia entre hombres y mujeres: ellas no reconocen con tanta libertad sus necesidades sexuales.

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