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Todos lo hacen pero ninguno lo dice: el régimen secreto que callan los hombres
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ACOMPLEJA LA 'TABLETA DE CHOCOLATE' AJENA

Todos lo hacen pero ninguno lo dice: el régimen secreto que callan los hombres

Más del 90% de los hombres quieren perder peso, pero no se atreven a reconocerlo. Es lo que señala una reciente encuesta realizada por la compañía

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Todos lo hacen pero ninguno lo dice: el régimen secreto que callan los hombres

Más del 90% de los hombres quieren perder peso, pero no se atreven a reconocerlo. Es lo que señala una reciente encuesta realizada por la compañía de comida a domicilio inglesa Diet Chef y publicada esta misma semana. En concreto, un tercio de los consultados señalaba que habían llevado a cabo algún régimen en un momento de su vida, sin comunicárselo a los demás, especialmente a sus compañeros masculinos. ¿Por qué? Según se señala en el estudio, porque “es algo que hacen las mujeres”. Un 25% de ellos señalaba que les daba vergüenza decírselo a su propia familia o amigos, un 29% que temían que al hacerlo los demás pensasen de ellos que son unos vanidosos y un 18%, que comunicarlo provocaría que sus allegados les invitarían a comer más poniendo en peligro el régimen.

La mitad de ellos arguyen razones de salud para perder pesoLas razones aducidas para ponerse a dieta, según la encuesta, suelen ser estar relacionadas con la apariencia personal y la salud. Según señalan los datos recogidos a partir de las opiniones de 600 hombres, un 76% quería adelgazar con el objetivo de sentir una mayor autoconfianza, un 49% argüía razones de salud para hacerlo, un 25% para estar más atractivos y un 12%, para lucirse cuando salían de marcha. O al menos eso dicen.

Del tabú al sentimiento de unión

Aunque los porcentajes puedan ser discutibles, no cabe ninguna duda de que el sexo masculino se preocupa cada vez más por las repercusiones que puede tener la alimentación en su figura, a pesar de que son conscientes de que expresarlo en público puede atentar ante su masculinidad. Hacer régimen sigue siendo un tema tabú para muchos hombres. Como señalaba el dietista Brian Wansink, autor de Mindless Eating: Why We Eat More Than We Think (Bantam), “la palabra ‘dieta’ a los chicos los suena muy femenina”. Es el caso, por ejemplo, de lo ocurrido con la Coca-Cola Light, ligada con el público femenino y las dietas de adelgazamiento, lo que provocó la aparición de la Coca-Cola Zero que aunque cuya composición no era igual a la del producto previo, sí estaba orientado hacia un público más masculino.

Uno de cada diez anoréxicos es un hombreSin embargo, no todo queda en una mera convención social a derribar, sino que este efecto tabú puede tener efectos más graves. Por ejemplo, aunque la incidencia de enfermedades como la anorexia, bulimia u otro tipo de desórdenes alimenticios sea menor entre hombres que entre mujeres, los primeros también las sufren, pero la noción compartida en la sociedad de que se trata de una enfermedad propia de las chicas conduce a que muchos de los jóvenes que las padecen no se lo comuniquen a sus ellegados. Según señalan los datos recogidos por diversas organizaciones –entre ellas, Anorexia Nervosa and Related Eating Disorders, Inc.–, aproximadamente el 10% de pacientes de anorexia son hombres. Un porcentaje en apariencia bajo pero que señala que, al contrario de lo que se piensa, muchos varones son también víctimas de la enfermedad.

Los tiempos están cambiando

Un artículo publicado la pasada década en el Journal of Clinical Psychology in Medical Settings nos recordaba que la presión que los hombres sienten hacia el cuidado de su apariencia es cada vez mayor. En el texto, sus autores, Jeffrey A. Harvey y John D. Robinson, señalaban que “las imágenes de hombres exhibiendo su tableta de chocolate abdominal pueden provocar que los hombres no estén satisfechos con sus cuerpos”, algo que afecta cada vez de forma más imperiosa a los jóvenes. Esto provocan la necesidad de responder a una imagen ideal que en muchos casos, como tradicionalmente ocurría con la mujer, deriva en problemas de alimentación. Otros estudios como el de Linda Smolak han recordado que mientras que el 98% de las mujeres que aparecen en los medios de comunicación suelen estar por debajo de la media de peso de norteamericanas, los hombres suelen aparecer representados con un peso que se corresponde con la realidad.

Hablar de dietas es una expresión de solidaridad y un ritual social entre amigasUna de las razones por las que esto ocurre es porque en la imagen ideal de los hombres no es tan importante la delgadez como la masa muscular. Tim Edwards señalaba en su libro Men in the mirror: Men’s fashion, masculinity and consumer society (Cassell) que desde los años ochenta, los hombres estaban siendo objeto de las mismas exigencias que las mujeres ocasionadas por el mundo de la moda, los medios de comunicación y la publicidad. Por su parte, libros como The Harcombe Diet for Men (Columbus) de Zoe Harcombe o la guía publicada por Stephen Perrine para Men’s Health intentan dirigirse a un público exclusivamente masculino utilizando reclamos como, en el caso de este último, “tener un estómago plano y aumentar tus músculos”. Con un poco más de sentido del humor, A Diet for the Beer Drinking Man (Infinity Publishing) del nutricionista Roger C. Cotta prometía al lector permanecer en forma sin tener que renunciar a echar una cerveza de vez en cuando.

El papel social del régimen

Si para los hombres resulta complicado hablar de sus dietas por miedo a parecer menos viriales, entre las mujeres ocurre todo lo contrario. Debido a que es algo comúnmente practicado (e, incluso, favorecido por una sociedad que las obliga a cuidar su imagen en mayor grado que a los hombres), la adopción de una dieta se convierte en algo que puede ser compartido por un grupo de amigas o compañeras y, al igual que otros procesos que requieren sacrificios (de las curas alcohólicas a dejar de fumar), contar con la retroalimentación de otras personas en posiciones similares puede servir de ayuda y refuerzo positivo.

Es lo que señalaba Mimi Nichter en su obra Fat Talk: What Girls and Their Parents Say About Dieting (Harvard University Press), en la que exponía sus descubrimientos antropológicos sobre el papel social que jugaba la interacción femenina en este tipo de situaciones. En realidad, señalaba la autora, las mujeres suelen hablan mucho de las dietas pero no suelen llevarlas a la práctica, lo que sirve no tanto para cambiar sus hábitos alimenticios como para sentirse comprendidas. “Es una expresión de solidaridad y un ritual social entre amigas”, señalaba la autora. Por ello mismo, podemos pensar que una de las razones para que los hombres no admitan llevar a cabo estas prácticas es que no han desarrollado tradicionalmente ese mismo tipo de rituales sociales.

Más del 90% de los hombres quieren perder peso, pero no se atreven a reconocerlo. Es lo que señala una reciente encuesta realizada por la compañía de comida a domicilio inglesa Diet Chef y publicada esta misma semana. En concreto, un tercio de los consultados señalaba que habían llevado a cabo algún régimen en un momento de su vida, sin comunicárselo a los demás, especialmente a sus compañeros masculinos. ¿Por qué? Según se señala en el estudio, porque “es algo que hacen las mujeres”. Un 25% de ellos señalaba que les daba vergüenza decírselo a su propia familia o amigos, un 29% que temían que al hacerlo los demás pensasen de ellos que son unos vanidosos y un 18%, que comunicarlo provocaría que sus allegados les invitarían a comer más poniendo en peligro el régimen.