Es noticia
Así son los incendiarios
  1. Alma, Corazón, Vida
"QUEMABA SIN TON NI SON, POR ABURRIMIENTO"

Así son los incendiarios

Hace dos años Miguel Ruiz, doctor en Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), recibió un encargo de la Fiscalía de Medio Ambiente y la

Foto: Así son los incendiarios
Así son los incendiarios

Hace dos años Miguel Ruiz, doctor en Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), recibió un encargo de la Fiscalía de Medio Ambiente y la Guardia Civil: “Querían ver si era posible hacer predicciones sobre las personas que podrían provocar un incendio”. No es una cuestión baladí. La tasa de impunidad de los incendios forestales es, probablemente, la más alta del catálogo de delitos: se esclarecen menos del 2% de los casos.

El año pasado hubo unos 16.000 incendios forestales. Según el capitán Andrés Sotoca, de la Policía Judicial de la Guardia Civil, se estima que un 60% fueron provocados, unos 9.600, pero sólo se logró detener a unas 300 personas. Y no todas las denuncias llegaron a buen puerto. Según datos del SEPRONA –la unidad de la Guardia Civil que persigue los incendios forestales– hubo 93 sentencias condenatorias y 30 absolutorias.

La colaboración entre la UAM y la Guardia Civil, coordinada por la Fiscalía, tiene como objetivo que suba la tasa de esclarecimiento, otorgando a los investigadores nuevas herramientas que les permitan perseguir de forma más eficaz estos delitos. El teniente Jesús Calvo, del SEPRONA, explica que “la idea de trazar perfiles determinados sirve para dar una visión técnica a lo que el investigador hace de forma natural. Una herramienta que, cuando se ponga en marcha [todavía no hay datos definitivos] servirá sobre todo para los momentos en los que el investigador pierde la pista; ya sea, por ejemplo, porque falta el acelerante o no se sabe bien donde ha empezado el fuego. Puede ser un hilo del que tirar cuando no tiene nada más”.

Y es que, tal como reconoce el teniente, encontrar al autor de un incendio forestal no es nada sencillo: “Hay que tener en cuenta que el lugar donde se desarrolla el delito es muy amplio, se trata de algo difícil de prever y no suele haber testigos. Además es algo que no se cuenta, como sí puede ocurrir con otro tipo de delitos”.

El perfil del incendiario

Durante los dos años de investigación, el equipo del profesor Ruiz ha entrevistado a 50 personas condenadas por provocar incendios forestales, recluidos en centros penitenciarios o psiquiátricos, y ha recopilado una muestra de más de 600 casos en los que se ha llegado a conocer a su autor (alguno responsable de varios siniestros). Aunque el estudio no ha concluido, los datos muestran una serie de causas que se repiten, y que se relacionan con perfiles concretos.

La quema de rastrojos se ha hecho toda la vida, y toda la vida se ha hecho malUsos tradicionales del fuego mal aplicados. Según Ruiz, el uso agrícola del fuego, principalmente la quema de rastrojos, causa en torno al 25% de los incendios forestales provocados. El capitán Sotoca está convencido de que se trata de la mayor causa de incendios y que el perfil suele repetirse; "se trata de personas mayores, de zonas rurales, que suelen vivir cerca del lugar de inicio del fuego”. En su opinión son personas normales, integradas en la comunidad, pero muy desinformadas: “La quema de rastrojos se ha hecho toda la vida, y toda la vida se ha hecho mal. Muchas veces piensan que va a llover, pero no llueve. Normalmente reconocen su error, pero en ocasiones se asustan y escapan”. Tanto Ruiz como Sotoca insisten en la necesidad de seguir aumentando la conciencia social e informar de los peligros que conllevan este tipo de prácticas agrícolas.

Imprudencias punibles. Según Ruiz este tipo de incendios, provocados de forma no intencionada pero con dolo eventual, debido a barbacoas, abandono de residuos, o cualquier otra imprudencia de excursionistas, supone el 13% de los casos de incendio. Elaborar su perfil no es sencillo, pues puede ser gente de la zona, pero también turistas, y de un espectro de edad muy amplio.

Aprovechamiento cinegético. Se trata de un perfil concreto de incendiario, que podría suponer, según el profesor Ruiz, un 10% de los incendios provocados. “Suele tratarse de propietarios de cotos de caza”, explica el psicólogo, “que quieren limpiar la zona o espantar la caza”.

Uno de los casos que hemos estudiado es el de un pastor que iba con sus ovejas prendiendo el monte, por aburrimientoIncendios “sin sentido”. Son los más graves y peligrosos y, según Ruiz, suponen el 22% del total de incendios provocados. “No responden a una motivación concreta”, explica el capitán Sotoca. “Se trata de perfiles muy diferentes al resto. Ni siquiera encuentran un disfrute especial, no son pirómanos, y ni ellos saben bien porque lo hacen”. Se trata, según los investigadores, de personas más jóvenes, a veces con problemas psicológicos o de adicción a las drogas, pero cuyo comportamiento irracional puede pasar desapercibido para la gente del pueblo. Ruiz cree que son los más difíciles de identificar: “Uno de los casos que hemos estudiado es el de un pastor que iba con sus ovejas prendiendo el monte, sin seguir ninguna lógica. Hasta que no se dio con el autor no encontramos una explicación. Quemaba sin ton ni son, por aburrimiento. No estaba en nuestros esquemas”.

Pirómanos. Tanto Sotoca como Ruiz aseguran que se trata del caso más excepcional, mucho menos común de lo que se piensa. Según el teniente provocan menos del 5% de los incendios. De hecho, en el transcurso del estudio, sólo han identificado a un pirómano declarado, que causó un gran incendio en la Sierra de Gredos, y a otros dos que podrían serlo. Ruiz explica, no obstante, que se trata de gente difícil de identificar: “Son gente normal y corriente, a la que en un momento dado se le cruzan los cables y actúan de forma totalmente imprevisible. Tienen una conducta anormal al provocar incendios, pero pueden estar haciéndolo sin que nadie de su entorno se dé cuenta. Es difícil estigmatizarlos, pero también es cierto que son reincidentes, con un patrón regular que se acaba identificando”.

Más información, más delación

Pese a la altísima tasa de impunidad, y a la enorme cantidad de incendios, los expertos coinciden en apuntar que se está avanzando de forma contundente. Ruiz cree que estos perfiles de incendiarios no sólo sirven para ayudar al SEPRONA, también ayudan a que aumente la conciencia social y a que la gente denuncie: “La gente debe saber que es un delito grave, que va ser perseguido. Y para ello es importante que suba la tasa de detenidos. Está aumentando la conciencia. Muchos autores aparecen por la denuncias de vecinos, pues ha crecido la sensibilidad”.

El teniente Calvo insiste en la necesidad de dejar claro que quemar el monte no es gratuito: “Está subiendo el porcentaje de condenas, y seguirá subiendo. El año 2006, el de los grandes incendios en Galicia, fue un punto de inflexión y ha mejorado la coordinación entre los distintos organismos.” 

Hace dos años Miguel Ruiz, doctor en Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), recibió un encargo de la Fiscalía de Medio Ambiente y la Guardia Civil: “Querían ver si era posible hacer predicciones sobre las personas que podrían provocar un incendio”. No es una cuestión baladí. La tasa de impunidad de los incendios forestales es, probablemente, la más alta del catálogo de delitos: se esclarecen menos del 2% de los casos.