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"Europa está muerta, sólo sirve para hacer turismo"
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¿LA APATÍA Y LA INDOLENCIA, CAUSAS DEL DECLIVE?

"Europa está muerta, sólo sirve para hacer turismo"

“Europa está acabada”, asegura Bernie Ecclestone, el magnate de la Fórmula 1. “Es un buen lugar para hacer turismo pero poco más. Pertenece al pasado”. Aunque hay

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"Europa está muerta, sólo sirve para hacer turismo"

“Europa está acabada”, asegura Bernie Ecclestone, el magnate de la Fórmula 1. “Es un buen lugar para hacer turismo pero poco más. Pertenece al pasado”. Aunque hay quien cree (utilizando el sarcasmo británico) que si Ecclestone lo dice, seguro que a Europa le queda mucho tiempo en la primera división, lo cierto es que ese tipo de ideas llevan tiempo circulando por ambientes políticos y económicos. Europa estaría viviendo su declive, presa de sus debilidades demográficas, de sus problemas económicos, de su pacatería política y de su pobre mentalidad. El futuro de Europa es la decadencia, y a eso debería acostumbrarse su población.

Para David Bach, Decano de programas de IE Business School, la UE sigue siendo uno de los poderes más importantes de la economía mundial, pero está afrontando riesgos serios. “Lo tenemos complicado, porque se dan muchos factores adversos, y la posibilidad de perder competitividad global, dada la dinámica asiática, está muy presente si no hacemos grandes esfuerzos”. Coincide el parlamentario por el Partido Popular  Ignacio Cosidó, para quien existen datos objetivos de que “el centro de gravedad económico y estratégico se está desplazando del Atlántico al Pacífico, algo que responde a una dificultad europea para adaptarse a los cambios tan acelerados que está experimentando el mundo, y a  los que no estamos sabiendo responder con celeridad”.

La resistencia al cambio es, para Cosidó, el primer problema. “El estado de bienestar ha sido una de las señas de identidad europeas de las últimas décadas y es necesario salvarlo. Pero para que se conserve tenemos que realizar reformas que generen flexibilidad y eficiencia en los servicios públicos y que nos ayuden con nuestros problemas de financiación”. Eso supondrá, según Bach, la puesta en marcha de cambios complicados que no toda la población europea va a saber afrontar con la mentalidad apropiada. “Esta generación y la siguiente van a vivir peor de lo que vivieron sus padres, de modo que hay que decir claramente a la población que van a tener menos seguridad y comodidad, algo que será necesario para que podamos salir adelante. Pero faltan políticos con valentía para decir públicamente que la seguridad hay que ganársela”.

Irreversible decadencia

Este sería un segundo elemento a tener en consideración, asegura Cosidó, ya que el nuevo escenario va a exigir otro tipo de mentalidad política. Habrá que encontrar personas que sepan liderar a una población apática, pero también cabezas visibles de un proyecto que sea decidido a la hora de conservar la posición de primacía en el contexto internacional. Para ello es imprescindible que encontremos la cohesión necesaria, ya que su ausencia“nos hace ser dispersos en los objetivos y nos retrasa a la hora de articular políticas comunes. El proyecto europeo siempre se sustentó en liderazgos fuertes y en una visión ambiciosa de lo que la UE quería ser. En la actualidad, quizá movidos por la dinámica de la crisis, los políticos están más pendientes de sus agendas internas. Eso tendrá que cambiar”.

A pesar de todos estos factores (dificultades económicas, problemas demográficos, falta de mentalidad, liderazgo pobre) Bach dice creer en nuestras posibilidades. “En los últimos 30 o 40 años nos ha ido muy bien y ahora nos toca trabajar para conservar esa situación”. Cosidó afirma resistirse a la idea de que estemos ante un proceso de decadencia europeo irreversible. “Tenemos que dejar atrás todo fatalismo. Contamos con ventajas que hemos de saber aprovechar”.

Para Ignacio Sánchez-Cuenca, director de Investigación del CEACS del Instituto Juan March y profesor de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid, el problema es otro. No se trata de que estemos afrontando un acentuado proceso de declive, sino de que estos diagnósticos recurrentes carecen de credibilidad. “Cuando a una región mundial le va mal, se disparan este tipo de especulaciones. Le pasó a Estados Unidos, del que se decía que estaba en decadencia y que no volvería a tener gran influencia, o a Alemania, a la que se tildaba tras la reunificación de país atrasado y anquilosado y que ahora vuelve a ser el centro de gravedad europeo. También le ocurrió a Latinoamérica, que era señalada como un continente perdido hace 20 años, y hoy es un área pujante.  Estamos ante diagnósticos volubles, no ante realidades comprobables”.

¿Y si estalla la burbuja china?

Entre los lugares comunes de los que se suele echar mano para justificar esas afirmaciones infundadas suelen estar la falta de ambición y la incapacidad para el cambio, defectos que también pretenden aplicarse al actual caso europeo. “No hay datos que demuestren esas creencias”, asegura Sánchez-Cuenca, “máxime cuando nuestra crisis no tiene que ver con la productividad o con la escasa adaptación sino con el endeudamiento, que tiene causas muy diferentes”.

Otra cosa es que el mapa geoestratégico mundial esté reconfigurándose y que Europa deba jugar un papel en el nuevo entorno para el que no siempre le capacitan sus debilidades institucionales. Pero eso no implica que haya llegado nuestro declive, afirma Sánchez-Cuenca. “Todos estamos impresionados con China y, sin embargo, es un país con una burbuja inmobiliaria tremenda, que como estalle le sumirá en la depresión”. Por lo tanto, este tipo de percepciones sobre las tendencias a medio y largo plazo deben ser situadas en su contexto, “ya que son muy frágiles y precarias. Ahora todos señalan a Europa como un continente a la deriva, pero lo mismo en un par de años vuelve a estar en lo más alto mientras que China se ha venido abajo. Es muy difícil hacer proyecciones fiables a medio y largo plazo sobre el escenario mundial de reparto de poder”.

“Europa está acabada”, asegura Bernie Ecclestone, el magnate de la Fórmula 1. “Es un buen lugar para hacer turismo pero poco más. Pertenece al pasado”. Aunque hay quien cree (utilizando el sarcasmo británico) que si Ecclestone lo dice, seguro que a Europa le queda mucho tiempo en la primera división, lo cierto es que ese tipo de ideas llevan tiempo circulando por ambientes políticos y económicos. Europa estaría viviendo su declive, presa de sus debilidades demográficas, de sus problemas económicos, de su pacatería política y de su pobre mentalidad. El futuro de Europa es la decadencia, y a eso debería acostumbrarse su población.