Es noticia
Alumnos y profesores en la calle
  1. Alma, Corazón, Vida
ESTAMOS ABANDONANDO NUESTRA HERRAMIENTA MÁS IMPORTANTE, LA CAPACIDAD DE PENSAR

Alumnos y profesores en la calle

Por favor… Más formación y menos información. En una situación conflictiva, qué es más difícil: ¿Ver el problema?, ¿buscar la solución? o ¿ponerla en marcha? Veamos

Foto: Alumnos y profesores en la calle
Alumnos y profesores en la calle

Está pasando sencillamente algo que los estudiosos del tema ya presentían. El universo es un sistema que se sostiene mediante el funcionamiento de sus partes, unas de mayor relevancia que otras evidentemente, pero cuando éste se siente amenazado sencillamente se defiende y tiene dos opciones, o bien anula las partes que le impiden sostenerse, suponiendo que no sean imprescindibles, o se ajusta hasta su adaptación. Esta adaptación, será diferente, en función del coste de ese ajuste.

¿Qué pasó allá por 1789 con la revolución industrial? Pues un hecho que hizo historia y del que todavía nos venimos ajustando. Aquello promovió un abandono mayoritario del campo hacia los núcleos urbanos en busca de un estado de bienestar que prometía… y así fue, pues las condiciones del campo entonces eran muy duras.

En poco tiempo, bueno, no tan poco, nos fuimos yendo sin darnos cuenta al otro extremo. Hoy ¡todo el mundo en la ciudad! ¡todo el mundo estudiando! y… todo el mundo  igual. Y ahora que toda la gente es igual y vale para todo, nos sobreviene esto de las tics (tecnologías de la información y de la comunicación), una herramienta que nos permite a todos saber todo y contarlo. Una herramienta, que debido al mal uso que hacemos de ella, nos absorbe de tal manera que se empieza a manifestar de la siguiente manera:

Nos aburre nuestra vida y disfrutamos más con la de los demás”, como consecuencia de ello, un sentimiento comienza a insertarse en nuestro cerebro organizando una ruta de pensamiento que se acomoda en forma de hábito: “lo que a uno le sirve me puede servir a mí; lo que uno dice me vale; lo que se pone de moda me vale también; si esta carrera tiene salidas pues voy a por ella aunque no me guste y así un largo etcétera”.

Educar sin criterio

¿Qué les pasa a los docentes? Pues que sumidos en este sistema “sin sentido” nos vemos obligados a educar niños sin criterio, sin reflexión personal, más preocupados por un futuro absolutamente incierto y, sobretodo y más grave, SIN IDENTIDAD PROPIA. ¿Y por qué? Porque los primeros que estamos perdidos somos los docentes.

Y ahora entramos en harina. ¿Sabe un maestro formado con las mismas herramientas con las que le formaron a él, ayudar a estos chicos a encontrarse a sí mismos? ¿Sabe un maestro de este milenio proporcionar herramientas y recursos para dar a estos chicos lo que nos están pidiendo a voces?

El sistema está absolutamente desajustado pero no sólo económicamente, aunque parece ser que sigue siendo el dinero el único medio de ajustarlo. Lo cierto es que no entiendo cómo con tanto gurú estudioso del estado del bienestar, del que tanto se habla ahora, no se ha caído todavía en la cuenta.

Yo me dedico al desarrollo de la Inteligencia Emocional y de lo que estoy absolutamente convencida, porque mi experiencia permanente lo avala, es de que hemos abandonado la herramienta más importante que el ser humano necesita para ser capaz de decidir por sí mismo, de tener juicio crítico y apoyar o rebatir todo aquello que considere fundamental para su desarrollo personal y esa herramienta es EL PENSAMIENTO. Ése es el instrumento más valioso, pero nos lo están cercenando de manera silenciosa y subliminal, y uno de los mecanismos que utiliza el sistema para este fin es vendernos la idea de  la importancia que tiene el tener frente al ser. Esa idea nos ha secado el manantial de pensamiento y, ahora, casi todos pensamos lo mismo. ¿Es que no hay seres geniales que sean comunes? Sí, permítanme la paradoja.

¿Cuál es hoy el concepto de cultura?

Es decir, ¿no podemos encontrarnos en los colegios con la mayoría de maestros que sean verdaderos profesionales (geniales)? No podemos leer artículos de periodistas, escritores que sean verdaderamente profesionales (geniales). Es que no hay mayoría de cantautores, poetas, músicos, físicos, empresarios, intelectuales, verdaderamente profesionales (geniales).

Ya no hay seres geniales. No los hay porque todos pensamos lo mismo, sobretodo porque parece ser que a todos nos preocupa lo mismo. 

Hagamos una prueba, comprobemos qué nos contestarían los de nuestro alrededor a cualquiera de estas preguntas.

¿Quién es más culto hoy, el que se sabe los ríos de España o el que sabe hacer una raíz cuadrada?

¿El que sabe las capitales de África o el que sabe lo que es un logaritmo neperiano?

¿El que sabe quién era Garcilaso de la Vega, o el que sabe qué es la glucolisis?

¿El que identifica una pintura de Rembrandt o el que sabe hacer una integral?

Y así un sinfín de ejemplos.

Entonces me pregunto, ¿cuál es hoy el concepto de cultura? Creo sinceramente, que si en algún momento de nuestra vida abandonamos la idea de realizar raíces cuadradas o logaritmos neperianos porque se inventaron máquinas que lo hacían, es el momento de abandonar la idea de transmitir toda aquella información susceptible de ser traída a nuestras manos sin hacer uso de la memoria.

Creo sinceramente que sobra información pero falta mucha formación. El niño del próximo milenio necesita otras cosas.

Y ahora, ¿quién le pone el cascabel al gato?

Los profesores que estamos actualmente en activo tenemos el deber y la obligación de formar a nuestros alumnos para el milenio que viene, ellos van a ser nuestros gobernantes, nuestros científicos, nuestros poetas, nuestros filósofos, nuestros músicos, etc. Pero, ¿estamos preparados?, ¿servimos cualquiera para esta tarea? Evidentemente no y, cada vez menos, porque lo único que estamos transmitiendo a nuestros alumnos es nuestro desencanto en vez de nuestro entusiasmo. Un desencanto aprendido, debido a la necesidad de adaptación al sistema.

Nuestro trabajo debe empezar en primer lugar por convencer al alumno de que él puede y de que nosotros estaremos a su lado para ello, pero no como un mero transmisor de conocimientos obsoletos -enlatados y que van de mano en mano y de generación en generación-.

El miedo está dentro

En segundo lugar, por quitarles el miedo  a un futuro que nos pintan desgarrador y que parece sin salida, otro miedo que hemos aprendido los adultos para adaptarnos al sistema y yo desde aquí sigo diciendo, pues los que me habéis escuchado en otras ocasiones ya sabéis cual es mi pensamiento, que me niego a transmitir miedo. El miedo no está fuera, está dentro, así que entremos dentro y saquemos nuestro miedo. Saquemos el nuestro para enseñar a nuestros alumnos a que no se resignen a vivir con el suyo.

Pero esa tarea no es fácil y no vale cualquiera. Educar en esta línea requiere: ser,  tener y saber. Ser capaz, tener herramientas y saber gestionar el conocimiento. Si los profesores fueran verdaderos profesionales y no se cuestionara su capacidad, deberían estar absolutamente reconocidos por todas las instituciones y tendría que ser la profesión mejor pagada. El alumno aprendería aquello que le es necesario para el mundo que le va a tocar vivir y se sentiría motivado pues lo considera indispensable. Durante su preparación conseguiría sus objetivos, esos que le ayudan a ser persona y a elegir por sí mismo, con criterio y sin prejuicios. Puedo deciros que no hay nada más satisfactorio en el desarrollo del ser humano que sentirse orgulloso de sí mismo, de su condición y de su valía personal, puesto que este pensamiento es el que libera del miedo.

Entonces dejémonos de dos horas arriba o abajo, dejémonos de currículos obsoletos, de asignaturas obsoletas y de interinidades.

Cambiemos esta pequeña parte del sistema que nos está tocando en este momento de lleno. Busquemos verdaderos especialistas. Sí esos que son superwoman y supermanes y paguémosles muy bien. Hagamos un buen seguimiento, exijámosles productividad y asegurémonos que cumplen con la misión del cambio. Un seguimiento realizado y asegurado por técnicos de la nueva educación, esa que debe tener como meta el desarrollo del pensamiento, de la creatividad, de valores tales como la disciplina, la responsabilidad y el amor por el trabajo. Y el que no esté dispuesto al cambio… que vuelva al campo, que os aseguro que es también muy necesario.

No quiero decir con esto que se vuelva al estilo meritocrático. No, no me refiero a hacer méritos, me refiero a ser productivo.

El estado deberá invertir mucho, mucho en capital humano. Un capital humano productivo, ese que es insustituible por herramientas informáticas (ordenadores, pizarras digitales o robots de nueva generación) Un capital humano capaz de dibujar con una tiza las rutas del pensamiento en esas cabecitas que cuando sean adultas y lo deseen, tengan criterio propio y capacidad para decidir.

Cuando un profesional ama su trabajo, disfruta con él,  no le importan esas dos horas arriba o abajo, porque se siente bien pagado.

Si el gobierno se encargara de buscar profesionales en educación (desde el que hace la ley, hasta el que coge la tiza) y técnicos de seguimiento y/o evaluación, tendríamos un sistema educativo productivo que aseguraría el futuro económico, político y social que todos deseamos.

La educación mueve el mundo y es por ahí por donde tenemos que empezar.

*Beatriz Serrano es Dra. en Ciencias de la Educación por la UNED y profesora de post grado de Inteligencia emocional. Autora del libro “Inteligencia emocional” y colaboradora de “Aprendemos Todos”

Está pasando sencillamente algo que los estudiosos del tema ya presentían. El universo es un sistema que se sostiene mediante el funcionamiento de sus partes, unas de mayor relevancia que otras evidentemente, pero cuando éste se siente amenazado sencillamente se defiende y tiene dos opciones, o bien anula las partes que le impiden sostenerse, suponiendo que no sean imprescindibles, o se ajusta hasta su adaptación. Esta adaptación, será diferente, en función del coste de ese ajuste.