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Tener trabajo no es suficiente para estar satisfecho, incluso en crisis
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EL MIEDO AL DESPIDO AMENAZA Y BLOQUEA A LA MAYORÍA DE LOS EMPLEADOS

Tener trabajo no es suficiente para estar satisfecho, incluso en crisis

Quien tiene un empleo tiene un tesoro, podríamos decir, y más en época de crisis. Pero no siempre es cierto. Si lo fuera no había un

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Tener trabajo no es suficiente para estar satisfecho, incluso en crisis

Quien tiene un empleo tiene un tesoro, podríamos decir, y más en época de crisis. Pero no siempre es cierto. Si lo fuera no había un tercio de la población activa española considerando seriamente dejar su trabajo y tampoco vivirían atenazados por el miedo de perder su puesto la mitad de los jóvenes que tienen la suerte de trabajar.

Y es que, como asegura el psicólogo del trabajo Iñaki Piñuel, “el hecho de tener trabajo no es suficiente para estar satisfecho, ni mucho menos”. Ni siquiera en época de crisis, que es precisamente cuando las empresas “aprovechan para trasgredir los límites del trato a los trabajadores” apretando las tuercas todo lo posible.

Quizá por eso el 30% de los empleados de España está considerando seriamente dejar su empresa, cuando en 2006 era ‘sólo’ un 21% el que tenía esa intención. El dato pertenece al estudio What`s Working, elaborado por la empresa Mercer, que revela además que la cifra aumenta notablemente cuando nos fijamos en los colectivos más jóvenes: el 33% de los empleados de edades comprendidas entre 25 y 34 y el 38% de los menores de 24 años quieren abandonar su puesto. El fenómeno es considerablemente mayor entre los hombres (32%) que las mujeres (27%) y entre los directivos y mandos intermedios (37%) que entre los empleados (26%).

Otro factor que evidencia el estudio es el hecho de que una cuarta parte de los empleados españoles se muestren preocupantemente apáticos: mientras que el 30% está considerando seriamente dejar su empresa y el 45% no pretende hacer, el 25% no optó por ninguna de las dos opciones.

Esto tiene que ver, en opinión de Piñuel con el hecho de que “el miedo paraliza”. Si la dinámica de los recortes de sueldos, las prejubilaciones y los EREs amenaza diariamente a los trabajadores, éstos se convierten en “personas de cuerpo presente pero de mente ausente”, en “cerebros paralizados por el miedo”.

“El temor es lo contrario a la productividad, a la creatividad al valor añadido”, explica Piñuel. Por eso, asegura, la estrategia de las empresas que continuamente amenazan a sus empleados con la coyuntura económica y les exigen esfuerzos titánicos a cambio, simplemente de conservar su puesto, es negativa.

Estrategia empresarial suicida

Esta ‘gestión por amenaza’ como ha bautizado Piñuel a esta estrategia empresarial, “es suicida a la postre” porque lo único que consigue es perpetuar trabajadores bloqueados que no aportan valor añadido, que no se comprometen, que quieren salir corriendo en cuanto tengan oportunidad.

“El trabajador que vive asustado por el ERE sólo se va a preocupar de defenderse con uñas y dientes para mantener su puesto, sacando a la luz un instinto agresivo que se proyecta sobre el compañero o cualquiera que amenace la estabilidad de ese puesto, eso lo que yo llamo ‘síndrome de supervivencia organizativa”, explica Piñuel.

Efectivamente, los resultados del estudio reflejan la frustración actual de los trabajadores de España y el impacto que para ellos está teniendo las decisiones tomadas por las empresas (por ejemplo, la congelación de sueldos, de beneficios, la ampliación de horarios, el crecimiento de la carga de trabajo debido a los despidos…).

Una de las frustraciones más destacadas en la investigación es la de los beneficios que rebasan el salario. A muchos empleados les gustaría ser parte activa en el diseño y selección de su paquete de beneficios. Al 38% le gustaría reducir el valor o el coste de algunos beneficios que recibe e incrementar el valor de otros, y el 37% estaría dispuesto a usar parte de su dinero para pagar beneficios nuevos o mejorados que considera importantes. El estudio también muestra una clara insuficiencia por parte de la empresa a la hora de comunicar los beneficios.

En cuanto a la satisfacción en relación al sueldo y al reconocimiento, tampoco estamos como para tirar cohetes. Sólo cuatro de cada diez empleados cree que su sueldo es justo comparado con rendimientos similares de otros compañeros, y sólo tres de cada diez considera que cuando hace bien su trabajo su desempeño es recompensado.

La cuestión del miedo es mucho más preocupante entre los jóvenes, el sector de la población más afectado por la precariedad y la inestabilidad. Hasta tal punto que el 44% de los españoles entre 18 y 24 años que tiene trabajo vive con miedo a perder su puesto de una forma más o menos inmediata, según el último Informe Workmonitor elaborado por Randstad.

Quien tiene un empleo tiene un tesoro, podríamos decir, y más en época de crisis. Pero no siempre es cierto. Si lo fuera no había un tercio de la población activa española considerando seriamente dejar su trabajo y tampoco vivirían atenazados por el miedo de perder su puesto la mitad de los jóvenes que tienen la suerte de trabajar.