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Poniéndole cara a los malos
  1. Alma, Corazón, Vida
ES DE AGRADECER QUE PODAMOS IDENTIFICAR A LOS VILLANOS DE HOY EN DÍA

Poniéndole cara a los malos

Para el ciudadano corriente, que como yo, ha desistido ya de tratar de entender qué es Dios, la teoría de la Relatividad, el cambio climático o

Para el ciudadano corriente, que como yo, ha desistido ya de tratar de entender qué es Dios, la teoría de la Relatividad, el cambio climático o el funcionamiento de la Bolsa, la gran pregunta es “cuándo se irá todo a la mierda de una vez por todas”. Nos Despertamos cada día con un sin fin de noticias que nos muestran las nuevas grietas que aparecen en nuestra realidad, vivimos constantemente bajo la amenaza de que nuestro mundo está resquebrajándose y nadie es capaz de quitarnos la pavorosa certeza de que no existe ningún gobierno, organización o institución supranacional capaz de corregir esta demolición a cámara lenta a la que asistimos cada día.

Por supuesto, este sentimiento apocalíptico es regional, para los chinos la fiesta acaba de empezar, para los colombianos se acabó la edad oscura, para los brasileños falta poco para celebrar olimpiadas y mundiales… Al final, puede que lo único que haya cambiado de verdad sea la distribución de la esperanza y la percepción del futuro. Los que antes lo veían negro, ahora empiezan a ver una cálida luz al final del túnel, y nosotros hemos dejado de creer que estamos en un túnel para empezar a pensar que lo nuestro es un hoyo. El mundo es un lugar mucho mejor para mucha más gente, pero no para nosotros que ni siquiera entendemos bien lo que nos pasa, y menos aún lo que nos pasará. ¿Qué es lo que está mal? Vemos documentales como Inside Job, leemos libros como Indignaos, pero no acertamos del todo a componer un retrato nítido de aquello que roe el sistema en que vivimos.

Hace unos días, hizo una despreciable intervención en la BBC un tal Alessio Rastani, engominado trader de bolsa con pasmosa seguridad en sí mismo. Su discurso expulsó inmediatamente del top 1 de la infamia a cualquier videocomunicado terrorista de esos que tantas veces vimos cuando lo que perturbaba nuestra imaginación era el terrorismo. En él, el engominado nos advertía de que nuestros ahorros se esfumarán, el euro se desintegrará y los gobiernos no podrán hacer nada porque sólo Goldman Sachs controla el mundo. El mensaje resultaba aterrador por su nitidez y su contundencia.

Aunque, en el fondo, se agradece la aparición de un malo de verdad, con voz y con cara, que ponga un semblante a esa amenaza invisible y constante, de índices que suben y bajan con la misma inteligibilidad que los partes meteorológicos actuales.  Necesitamos ponerle cara a los malos, identificarlos, saber dónde están y cómo se visten, la agonía de los que no entendemos nada es mucho más insoportable cuando lo único que tenemos para evaluar la amenaza que nos acecha es la prima de riesgo de la deuda italiana y española: “¡hoy ha llegado a estar en 380!” nos dice un telediario. ¿Y eso qué significa? ¿Qué es exactamente lo que me pasará a mí si ese índice llega a 500? Por fin un supervillano nos lo dice a la cara: proteged vuestros activos, los perderéis todos si no: se esfumarán.

La misma noche en que vi aquel vídeo, y con la imperturbable mueca del malvado trader en la retina, su advertencia de que todas mis pertenencias se esfumarían como un mantra en la cabeza, bajé a fumarme un puro a la Casa de América: sigamos fumando mientras aún podamos pagárnoslo, quizás mañana no tenga ni para un Farias. Allí en la barra conocí a unos argentinos y el tema de la noche nos llevó inevitablemente a una rememoración del corralito, que al final es la manera en que nos iremos todos a la mierda si es que al final se va todo a la mierda. Sí, fue un desastre, sí, lo perdieron casi todo, sí, se tuvieron que ir a buscar la vida a miles de kilómetros de casa, pero ahí estaban, bebiendo una copa y fumando también, sobreviviendo, e incluso viviendo a veces, haciendo cosas, imaginando el futuro. ¿Y Argentina? Ahí sigue…

Me fui a mi casa mucho más tranquilo, ¿por qué esta pérdida generalizada de esperanza? ¿Qué es lo que nos angustia? ¿Volver a empezar todos de cero? ¿Tener que reinventarnos el mundo? ¿Tener que buscar algo que funcione para reemplazar a lo que ya no funciona? ¿Qué es lo que nos da miedo?

Para el ciudadano corriente, que como yo, ha desistido ya de tratar de entender qué es Dios, la teoría de la Relatividad, el cambio climático o el funcionamiento de la Bolsa, la gran pregunta es “cuándo se irá todo a la mierda de una vez por todas”. Nos Despertamos cada día con un sin fin de noticias que nos muestran las nuevas grietas que aparecen en nuestra realidad, vivimos constantemente bajo la amenaza de que nuestro mundo está resquebrajándose y nadie es capaz de quitarnos la pavorosa certeza de que no existe ningún gobierno, organización o institución supranacional capaz de corregir esta demolición a cámara lenta a la que asistimos cada día.