Venden una isla privada en EEUU, pero el dueño pone requisitos al comprador
Exige que duerma una noche en la isla para ver "si supera la prueba", además de prohibir el uso de teléfonos móviles
La isla Duck Ledges está situada en Wohoa Bay, en el estado de Maine, en el noreste de Estados Unidos y muy cerca de la frontera con Canadá. Es una isla privada, pero no se imaginen las playas paradisíacas y la gran mansión de un multimillonario que suele acompañar a este tipo de propiedades. Es, más bien, todo lo contrario.
Se trata de un pequeño trozo de tierra que, sí, es de propiedad privada, pero en el que solo encontraremos una pequeña cabaña con una ducha al aire libre. Su dueño se llama Billy Milliken y acaba de ponerla a la venta. Pero quienes quieran comprar este trozo de libertad bañado por las frías aguas del Atlántico, tendrán que cumplir una serie de requisitos.
Lo primero que hacen falta son 339.000 dólares, unos 315.000 euros al cambio, que es el precio que Milliken ha puesto a su isla. Pero, además, hay que superar algunas pruebas, como dormir una noche en la cabaña antes de proceder a su compra. Esta condición ha retrasado la venta, ya que nadie puede dormir en la isla entre octubre y mayo "si no quiere morir congelado", ya que la única energía que hay allí es la que produce un antiguo generador.
Condiciones para la venta
Las razones para exigir el cumplimiento de esas condiciones es que, según Billy Milliken, "en el mundo de hoy, hay tantas pistas falsas que nos distraen, que nos hacen huir de nosotros. Te vas a encontrar a ti mismo en la isla porque no hay dónde esconderse". Por eso pone también otros requisitos para quienes quieran comprar Duck Ledges.
El más importante, además del precio, es la prohibición de utilizar teléfonos móviles. Algo que hizo incluso con su propia hija cuando se casó: le obligó junto a su pareja a pasar dos días solos y sin móviles en la isla porque, de esa manera, iban a saber si estaban hechos el uno para el otro. Sentencia que aquellas 48 horas "los iba a unir o los iba a hacer romper".
Billy Milliken ha explicado al Washington Post su sentimiento al pasar temporadas en su isla: "Estuve ahí, en plena oscuridad, con las olas rompiendo, las focas haciendo su ruido y el cielo nocturno extendiéndose hasta caer y envolverlo todo. Solo era un hombre diminuto, en una isla diminuta, en medio de un océano". Ahora quiere que otra persona pueda disfrutar de lo que, para él, es un paraíso: "Espero que el futuro propietario obtenga al menos una parte de la alegría que yo he disfrutado".
La isla Duck Ledges está situada en Wohoa Bay, en el estado de Maine, en el noreste de Estados Unidos y muy cerca de la frontera con Canadá. Es una isla privada, pero no se imaginen las playas paradisíacas y la gran mansión de un multimillonario que suele acompañar a este tipo de propiedades. Es, más bien, todo lo contrario.