Es noticia
Los cines al aire libre que habitan la España rural: cultura a la fresca en los pueblos
  1. Viajes
Viajes

Los cines al aire libre que habitan la España rural: cultura a la fresca en los pueblos

Desde lo alto del pirineo aragonés a la orilla de un embalse en pleno centro geográfico de Andalucía, los cines de verano persisten o resurgen, pero siguen siendo la mejor forma de dinamización cultural contra el calor y la despoblación

Foto: Fuente: Espiello Baixo as Estrelas
Fuente: Espiello Baixo as Estrelas

Antiguamente, los teatros y cines cerraban durante los meses de verano porque no contaban con sistemas de aire acondicionado. La segunda opción para poder seguir disfrutando de la cultura pese al calor fueron las salas de verano, cuya imagen habita en la memoria colectiva entre los nacidos antes de los 2000. Los cines de verano llegaron a ser centros de vida social en ciudades y pueblos, pero poco a poco estos lugares comenzaron a desaparecer: el auge de la televisión, la llegada de los videoclubs y la aceleración de la especulación inmobiliaria fueron algunos de sus enemigos. A ello hay que sumar la despoblación en pequeñas ciudades y pueblos (en municipios donde muchos de sus habitantes tuvieron que cerrar sus casas para marcharse primero vieron vaciarse y cerrarse los espacios públicos y centros culturales).

En la actualidad, algunos de estos cines aún sobreviven y sostienen una lista que, ante nuevas iniciativas y proyectos comienza a renacer en un intento entre intentos comunitarios para reavivar la España vaciada también a partir de la cultura. Según un informe del catedrático e investigador en Historia del Arte Jesús Ángel Sánchez García para el Instituto del Patrimonio Cultural de España, a fecha de 2019 existían 330 cines de verano que habían estado activos, al menos, en la última década. Algunos de ellos, tal y como aparecen en el informe, ya se encontraban en desuso para tal fecha, otros directamente habían sido demolidos. No obstante, la lista no incluye proyecciones ambulantes o temporales. Precisamente son estas últimas las que comienzan a proliferar por todo el país. Reconstruir la memoria de los pueblos y ciudades también pasa por devolver las grandes pantallas a sus habitantes y visitantes. Mientras el valor patrimonial y arquitectónico desaparece cuando una de estas salas es clausurada, el valor sociocultural e histórico que condensan prevalece en quienes crecieron con la ilusión de aquellas noches de verano. Este año, podrás encontrar cines de verano en lo alto de una montaña o a orillas de un río, aquí algunos de ellos:

Espiello o las montañas más cinéfilas en Huesca (Aragón)

placeholder Fuente: Festival Espiello - Twitter
Fuente: Festival Espiello - Twitter

En la comarca aragonesa de Sobrarse el cine atraviesa las montañas desde 2003. Al norte de la comunidad, en la provincia de Cuenca, el proyecto Espiello lleva a cabo una serie de festivales que encienden las grandes pantallas de pequeñas localidades de la zona. Se trata de una iniciativa organizada por el Servicio de Cultura de la Comarca de Sobrarbe (una institución que agrupa a 19 ayuntamientos) junto a una amplia participación de vecinos y vecinas de la zona que forman la Comisión Permanente del festival. Entre ellos, el IX ciclo de cine de la localidad de Broto se celebrará entre el 29 de julio y el 1 de agosto. Asimismo, el Festival internacional de documental etnográfico de Sobrarbe, en pleno Pirinero Aragonés, tendrá lugar durante todo el mes de agosto, y el Festival Espiello Baixo as Estrelas recorrerá hasta 17 municipios rurales desde el 29 de julio hasta el 3 de septiembre.

Además de ser el único festival del país con la especialización de documental etnográfico, es también “una reivindicación para celebrar eventos culturales de calidad en un medio rural de montaña y para dar a conocer los últimos trabajos que se están realizando en el campo del documental etnográfico y del antropología visual, unos trabajos de los que apenas se ocupan los distintos certámenes y festivales de nuestro país y para los que existe un interés real dentro del mundo académico y entre el público en general”, asegura el equipo organizador en su página web.

La Muestra de cine más pequeña del mundo (Boltaña, Huesca)

placeholder Fuente: Cine Ascaso
Fuente: Cine Ascaso

También en la provincia de Huesca, en Ascaso, dentro de la región de Boltaña, se celebra la Muestra de cine más pequeña del mundo. Seis casas, una iglesia, una pantalla y un proyector: “Nos gusta el cine pequeño. Nos gusta la artesanía. Y nos gusta el cine artesano, elaborado por autores que dejan su huella donde otros no buscan más que talonarios. Cine que es como Ascaso, una pequeña joya olvidada de los grandes circuitos comerciales”, así lo presentan sus creadores. Esta pequeña enorme fiesta (porque más que una muestra de cine es toda una celebración por el cine) rodeado de naturaleza pretende hacer disfrutar a vecinos, vecinas y visitantes de la cultura a la fresca. “Un cine con calidad y con calidez. A la luz de la luna y de las estrellas de la noche pirenaica”. Desde el 31 de agosto hasta el 4 de septiembre la cartelera está servida en lo alto de las montañas de la zona. Las películas van acompañadas de coloquios, conciertos, exposiciones y mucho disfrute asegurado.

Cine a orillas del río (Concello de Tui, Pontevedra)

placeholder Fuente: Concello de Tui - Twitter
Fuente: Concello de Tui - Twitter

En la frontera entre Galicia y Portugal, en la provincia de Pontevedra, el municipio de Tuy (Tui en gallego) se extiende a orillas del río Miño. En esta localidad, cuando llega el verano, el cine y el río se dan la mano. Con una cartelera variada, el ayuntamiento pone en marcha un ciclo de películas para ver al aire libre junto al río (literalmente). Así, su paseo fluvial se convierte cada verano en una sala de cine con capacidad para trescientas personas. A un lugar peculiar (desde 2012 este municipio gallego forma una eurociudad junto a la ciudad portuguesa de Valença do Minho, al otro lado de la frontera, como muestra de cooperación e integración entre ambas ciudades unidas por dos puentes que atraviesan el río) añádele una forma peculiar (y fresquita) de disfrutar del cine: nada puede fallar en esta visita.

Cinema Palleiriso (Chantada, Lugo)

placeholder Fuente: Mina Touro - O Pino NON - Twitter
Fuente: Mina Touro - O Pino NON - Twitter

No es al aire libre, pero su ubicación es puro aire libre. En el municipio de Chantada (Lugo), los 24 habitantes de la pequeña aldea de Garabelos van al pajar para ver películas. Desde que el cuentacuentos Anxo Moure trasladara su propuesta a la población, hace siete años, el Cinema Palleiriso se ha convertido en un lugar de encuentros con la cultura entre vecinos y vecinas no solo de Garabelos sino de visitantes de todos los rincones que llegan a la zona y lo descubren. Este proyecto autogestionao surgió de transformar un antiguo pajar en desuso: un proyector enmarcado en madera de abedul, alpacas en lugar de sillas, un carro de vacas como gallinero y 36 butacas donadas de cines gallegos conforman el lugar donde se proyectan cintas de todos los tiempos, desde clásicos hasta la cartelera más actual, en medio de la naturaleza.

Cine de Verano de Serra (Valencia), el más antiguo aún en funcionamiento

placeholder Fuente: valenciabonita.es
Fuente: valenciabonita.es

A finales de los años 50, el parroco de esta pequeña localidad del interior valenciano, Vicente Aliaga, decidió construir un cine de verano en unos campos que habían sido donados a la parroquia. La iniciativa generó gran ilusión entre la población por lo que contó con la colaboración de varios vecinos de la localidad que participaron en la construcción. La pantalla de este cine, uno de los más antiguos de España aún en funcionamiento, se hizo con cañas y yeso. En el verano de 1958 abrió por primera vez sus puertas y desde entonces sigo haciéndolo en los meses estivales sin haber perdido desde entonces su esencia.

Cine de verano de Iznájar (Córdoba), entre aguas y murallas

placeholder Fuente: Cine Lago de Iznájar
Fuente: Cine Lago de Iznájar

En la localidad cordobesa de Iznájar tienen playa y olivos, y entre ambos paisajes disfrutan cada verano del cine al aire libre. Este pequeño pueblo de 4.000 habitantes se extiende sobre un cerro sobre el embalse del mismo nombre construido durante la dictadura. Se trata de uno de los embalses más grandes de España y el más grande de Andalucía. En la orilla de lo que se ha convertido en una playa de agua dulce, la productora y distribuidora JK Un Sin Vivir, junto con el ayuntamiento del pueblo y la Diputación de Córdoba, organizan la Muestra Internacional de Cine Lago de Iznájar para poner broche final a los veranos desde 2015 (a excepción de 2020, que no se llevó a cabó debido a la pandemia). Durante varios días, todo el municipio se transforma en una escuela gratuita de cine y artes audiovisuales con actividades para toda la familia: proyecciones, talleres, conciertos, exposiciones y, por supuesto, una gran pantalla para disfrutar de una cartelera muy variada.

Antiguamente, los teatros y cines cerraban durante los meses de verano porque no contaban con sistemas de aire acondicionado. La segunda opción para poder seguir disfrutando de la cultura pese al calor fueron las salas de verano, cuya imagen habita en la memoria colectiva entre los nacidos antes de los 2000. Los cines de verano llegaron a ser centros de vida social en ciudades y pueblos, pero poco a poco estos lugares comenzaron a desaparecer: el auge de la televisión, la llegada de los videoclubs y la aceleración de la especulación inmobiliaria fueron algunos de sus enemigos. A ello hay que sumar la despoblación en pequeñas ciudades y pueblos (en municipios donde muchos de sus habitantes tuvieron que cerrar sus casas para marcharse primero vieron vaciarse y cerrarse los espacios públicos y centros culturales).

Viajes