'Citas Barcelona': el rescate de una serie que hace 'match' con la filosofía de Amazon

Hace siete años que el realizador Pau Freixas estrenaba la última temporada de Cites en TV3, todo un fenómeno televisivo que puso Barcelona como escenario pletórico para historias románticas, en la línea de las primeras películas de Dani de la Orden, y al canal autonómico como potencial productora de contenidos con un marcado corte indie, sin dejar de jugar con géneros totalmente clásicos, al que le seguirían excelentes producciones como Merlí (2015) o Las del hockey (2019).

La serie vuelve ahora renacida de sus cenizas, con una doble acogida, las noches de los lunes en TV3 y todos los episodios disponibles en Prime Video a partir del martes, 13 de junio; así como un nuevo nombre, Citas Barcelona, para lanzarla más allá de las fronteras catalanas. La producción recupera sus historias íntimas sobre personas que asisten a diferentes citas, esta vez después de conectar por medio de una aplicación móvil. Cada capítulo presenta hasta dos reuniones diferentes de personas ubicadas en un espectro diverso.

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Si la serie original de 2015 iba reuniendo a intérpretes cada vez más populares por sus trayectorias, en esta reformadora tercera temporada el nivel artístico no tiene parangón: Carmen Machi y Gonzalo de Castro protagonizan una búsqueda del placer femenino en la edad madura, el personaje de David Verdaguer tiene una fatídica cita intergeneracional, Laia Costa es una madre lesbiana y separada que se lleva fenomenalmente con su ex, Pol López y Andrea Álvarez son dos pretendientes en el espectro autista, Alejo Sauras interpreta a un homosexual arromántico e Iván Massagué y Belén Cuesta participan en una cita sacada de una película de ciencia ficción con bucles temporales.

El mayor presupuesto de la serie ha afectado a su imagen, llena de caras conocidas, pero no tanto a su contenido. El tono de la ficción se mantiene fiel al sentimentalismo, la vitalidad y el humor de enredos que desprendía la serie original, así como la apelación a la nostalgia más comercial con el sexto episodio, reservado al reencuentro de Eva Santolaria (quien ya aparecía en temporadas anteriores) y Antonio Hortelano, los míticos Quimi y Valle de la serie Compañeros. Por otro lado, da la sensación de que el papel de las aplicaciones móviles en la narrativa casa, curiosamente, con el espíritu de venta cruzada de Amazon, quien aprovecha la mínima oportunidad para resaltar cierto emplazamiento publicitario, como su asistente de voz o la serie de turno en su plataforma de streaming.

Hay decisiones acertadas, como la química entre Miguel Ángel Muñoz y Carolina Yuste

Hay decisiones acertadas en la ficción, como la química surgida entre intérpretes como Miguel Ángel Muñoz y Carolina Yuste en el cuarto episodio, y otras que transitan por la serie a marchas forzadas, especialmente aquellas relacionadas con una muestra consciente de personalidades en pos de la diversidad. El cumplimiento de una agenda social se antoja descarada al espectador, así como la selección de escenarios de una Ciudad Condal moderna y metropolitana, de bares hipsters y restaurantes pijos, que no difiere demasiado en sus imágenes a cualquier ciudad europea.

En sus relatos hay una radiografía de la soltería en el siglo XXI. El largo talento actoral que desfila por la ficción plantea cuestiones no poco triviales, desde las crisis de los 30 y los 40, hasta el miedo al compromiso, el sexo insatisfactorio o la idealización de la pareja. Quizás su primer episodio, protagonizado por dos encuentros heterosexuales en un hotel de lujo y en un piso del Eixample en los que el trauma de las ex parejas carcome a los protagonistas, haya sido la forma más anodina para arrancar una temporada que, posteriormente, llega a deslumbrar con pequeños momentos de mayor sentimentalismo, y no tanto con su vis cómica.

Con todo, este Citas Barcelona se siente como una continuación directa de la serie original de 2015, implementada en el ADN de los espectadores catalanes de hace casi una década. Aunque cada una de sus historias mantengan ritmos diferentes, no hay prácticamente ninguna que no resulte interesante. El paso del tiempo, entre la temporada anterior y esta nueva, únicamente se hace palpable por una mayor financiación y por la incorporación de la tecnología móvil que da pie a estas conexiones en un mundo en el que el trato cara a cara ya no es tan sencillo.