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No habrá paz para los Roy: 'Succession' entra en el olimpo de la TV con un infartante final
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CONTIENE 'SPOILERS' DEL FINAL

No habrá paz para los Roy: 'Succession' entra en el olimpo de la TV con un infartante final

La serie de HBO Max se despide tras cuatro temporadas con un magnífico episodio que da respuesta al gran enigma: quién hereda el trono del imperio Waystar Royco

Foto: La familia Roy en la temporada final de 'Succession'. (HBO)
La familia Roy en la temporada final de 'Succession'. (HBO)

Saturno no ha tenido que devorar a sus hijos porque se han devorado entre ellos. Durante cuatro temporadas, los seguidores de Succession (HBO Max) se han estrujado los sesos en torno a una única cuestión: cuál de los tres vástagos Roy —Kendall (Jeremy Strong), Shiv (Sarah Snook) o Roman (Kieran Culkin)— conseguiría hacerse con los mandos del gigantesco imperio empresarial Waystar Royco, que controla la cadena de noticias más importante de Estados Unidos y guía la opinión pública. Y por fin conocemos la respuesta.

El creador de la serie, Jesse Armstrong, ha optado por el desenlace más previsible, pero también el más justo y coherente con la naturaleza trágica de sus protagonistas. Un final brillante a la altura de una de las ficciones televisivas que mejor ha sabido retratar las miserias del capitalismo, la corrupción empresarial y la degradación moral de las élites. Porque ser pobre y no poder pagar el alquiler es un asco, pero ser multimillonario es una condena mayor (mentira).

placeholder Jeremy Strong es Kendall Roy en 'Succession'. (HBO)
Jeremy Strong es Kendall Roy en 'Succession'. (HBO)

El episodio final, titulado Con los ojos abiertos, nos ofrece una última lección magistral de cómo hacer televisión, una hora y veinticuatro minutos de pura tensión. Un viaje con emociones de todo tipo en el que hay espacio para la comedia, el drama e incluso pequeños chispazos de ternura que nos hacen creer que habrá redención para los hermanos Roy. Pero una ficción tan retorcida como Succession solo podía tener un final perverso sin atisbo de esperanza. No habrá paz para los Roy.

Crónica de una traición anunciada

La cuarta y última temporada, marcada por la sorprendente y arriesgada decisión de acabar con la vida del patriarca, Logan Roy (Brian Cox), en el tercer episodio, se ha centrado en la cuestión que da título a la serie: la propia sucesión. Con el magnate fuera de juego, faltaba dilucidar quién sería su sucesor y cómo solventar la venta de la empresa familiar al excéntrico empresario sueco Lukas Matsson (Alexander Skarsgård), dueño de la tecnológica GoJo, un movimiento que solo cuenta con el apoyo de la mitad de los accionistas mayoritarios.

En los últimos episodios hemos visto a Kendall, Shiv y Roman mover sus hilos a la desesperada para hacerse con la dirección de Waystar Royco, conformando un rompecabezas de constantes puñaladas traperas, cambios de bando y mentiras despiadadas entre los hermanos. Los hijos de Logan Roy, criados en la brutalidad y la ambición desmedida, no han aprendido a relacionarse de otra manera y su hambre por la notoriedad pública es más fuerte que el amor entre ellos.

placeholder Sarah Snook como Shiv en el episodio final de 'Succession'. (HBO)
Sarah Snook como Shiv en el episodio final de 'Succession'. (HBO)

Shiv está decidida a dejar en la estacada a sus hermanos y vender la empresa a Matsson, tras la promesa de este de convertirla en la nueva CEO; Kendall lucha in extremis por frenar la venta y mantener el control de la compañía; mientras que un Roman al borde del colapso emocional —y con la cara magullada tras su enfrentamiento con los manifestantes en el anterior episodio— se ha recluido en casa de su madre (Harriet Walter) para pasar el duelo y reflexionar.

Cuando Shiv y Kendall se enteran del paradero de su hermano, vuelan raudos y veloces hasta allí —Barbados no está tan lejos si tienes un jet privado— para intentar manipular a Roman y asegurarse su voto, el más decisivo ya que será el que incline la balanza en favor de un bando u otro. Shiv no parece dispuesta a cambiar de opinión, pero la situación da un vuelco cuando se enteran, chivatazo del primo Greg (Nicholas Braun) mediante, de que Matsson en realidad pretende nombrar CEO al mismísimo Tom Wambsgans (Matthew Macfadyen), el todavía marido de Shiv, en lugar de a la pequeña de los Roy. La primera gran traición.

placeholder Tom Wambsgans (Matthew Macfadyen) en el episodio final de 'Succession'. (HBO)
Tom Wambsgans (Matthew Macfadyen) en el episodio final de 'Succession'. (HBO)

Es entonces cuando los Roy, tras varias conversaciones subidas de tono cargadas del cinismo marca de la casa, deciden aparcar sus diferencias y formar juntos un frente común contra Matsson con el objetivo de mantener la compañía en manos de la familia. Kendall finalmente cumplirá su sueño de convertirse en el líder mundial que siempre quiso ser, una aspiración que ha vertebrado el guion de las cuatro temporadas, mientras que los dos hermanos pequeños ocuparán puestos directivos de máxima relevancia.

Cuentan con los apoyos necesarios, los números cuadran; solo queda celebrarlo. Los tres se reúnen en la cocina en una improvisada ceremonia de coronación, preparando a Kendall un asqueroso "manjar digno de reyes" que terminan rociándole en la cabeza mientras Roman no para de lamer el queso del marido de su madre. Un divertido momento de complicidad fraternal poco habitual en Succession que no hace presagiar el devenir fatal de los acontecimientos.

"Te quiero, pero no te soporto"

Y llegó la traca final, la segunda de las traiciones. Los Roy se citan en las oficinas centrales con el resto de miembros de la junta directiva para llevar a cabo la votación sobre la venta de Waystar Royco, un mero trámite administrativo ya que los números están de su lado, aunque por un único voto. Todo parece marchar según lo previsto, pero en un giro de los acontecimientos Shiv se arrepiente y abandona abruptamente la sala, convencida de cambiar el sentido de su voto. De repente, no confía en Kendall y no cree que su hermano sea capaz de llevar las riendas de la empresa.

"Te quiero, de verdad, pero es que no te soporto", le dice Shiv a Kendall, antes de tomar la decisión de vender la empresa familiar que fundó su padre décadas atrás. Tom, un trepa sin códigos éticos dispuesto a vender a su propia mujer, termina coronándose como el nuevo líder del imperio Waystar Royco tras haber jugado astutamente sus cartas. Mattson quería una marioneta a la que poder manejar, una "esponja capaz de absorber el dolor", y ha encontrado en Tom a su aliado perfecto. "La información es como una botella de buen vino: la almacenas, la escondes, la reservas para una ocasión especial y se la partes a alguien en la cara", le dice Tom a Greg en el noveno episodio. Jaque mate: tenemos ganador.

placeholder Roman (Kieran Culkin) en el episodio final de 'Succession'. (HBO)
Roman (Kieran Culkin) en el episodio final de 'Succession'. (HBO)

Se desata entonces una pelea encarnizada entre los hermanos cargada de gritos, agresiones físicas y durísimos reproches, sacando a relucir asuntos tan turbios como el homicidio cometido por Kendall en la primera temporada o que sus hijos son adoptados y, según su deshumanizada lógica, no forman parte de la estirpe Roy. Es entonces cuando Roman se atreve a verbalizar la realidad, y es que ninguno de ellos está capacitado para suceder a su padre. "Entérate, somos unos mierdas. Tú eres un mierdas, eres un mierdas descomunal. Yo soy un mierdas. Ella es una mierda. No tenemos nada. Te lo digo porque lo sé, no somos nada", lamenta el personaje de Kieran Culkin —que nos ha brindado la mejor interpretación de la temporada— en su último e inolvidable monólogo.

El triste destino de los hermanos Roy

Y así dejamos a los tres protagonistas tal y cómo les conocimos hace cinco años: rotos, solos y a la deriva. Con muchísimo dinero pero sin reputación. Roman, destruido emocionalmente por la muerte de su padre, se refugia en un bar cualquiera y dedica su última sonrisa a un martini. Ha perdido la empresa y el afecto de sus hermanos y solo le queda emborracharse hasta perder el control. Autodestruirse siempre fue su destino.

placeholder Tom (Matthew Macfayden) y Shiv (Sarah Snook) en el último episodio de 'Succesion'. (HBO)
Tom (Matthew Macfayden) y Shiv (Sarah Snook) en el último episodio de 'Succesion'. (HBO)

Podríamos decir que Shiv termina en una posición más beneficiosa: ha renunciado al poder pero ahora lo ostenta su marido, al que odia pero con el que va a tener un hijo. Ambos abandonan juntos la oficina y se acarician la mano en señal de paz. Shiv se queda atrapada en un matrimonio que no le hace feliz, pero a cambio podrá mantener una ínfima parte de su influencia. Una mujer a la sombra de un hombre mucho más poderoso, justo lo que ella ha intentado evitar durante toda su vida.

En cuanto a Kendall, el mayor de los Roy se dirige hacia el abismo en forma de agua, una alegoría que los guionistas han utilizado en varias ocasiones con su personaje. Un colosal Jeremy Strong protagoniza la última secuencia en la que le vemos acercarse peligrosamente a la orilla del río Este de Manhattan, aunque vigilado muy de cerca por un guardaespaldas. Una imagen cargada de simbolismo que nos hace presagiar un final fatal para el personaje más desgraciado de la serie. "Si no puedo hacer esto, creo que se acabó. Creo que me moriré", les dice a sus hermanos en plena discusión. Nunca lo sabremos, y quizás sea lo mejor.

placeholder Kendall (Jeremy Strong) en la secuencia final de 'Succession'. (HBO)
Kendall (Jeremy Strong) en la secuencia final de 'Succession'. (HBO)

Y así, cinco años después, culmina la travesía de una de las series más aclamadas por la crítica y más premiada de los últimos años —ha ganado 13 premios Emmy—, a la que otras ficciones como Breaking Bad, The Wire o Los Soprano ya han hecho hueco en el podium de las mejores series de la historia de la televisión. Por la astucia de su guion, por sus inteligentísimos diálogos, por su valiente retrato de la clase privilegiada y los círculos de poder, por cuestionar la democracia misma, por su impecable banda sonora, por un elenco en estado de gracia. La pequeña pantalla no será lo mismo sin esta pandilla de víboras sin escrúpulos.

Saturno no ha tenido que devorar a sus hijos porque se han devorado entre ellos. Durante cuatro temporadas, los seguidores de Succession (HBO Max) se han estrujado los sesos en torno a una única cuestión: cuál de los tres vástagos Roy —Kendall (Jeremy Strong), Shiv (Sarah Snook) o Roman (Kieran Culkin)— conseguiría hacerse con los mandos del gigantesco imperio empresarial Waystar Royco, que controla la cadena de noticias más importante de Estados Unidos y guía la opinión pública. Y por fin conocemos la respuesta.

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