La última locura de 'Sálvame' antes de su final en Telecinco: su insólita petición a la RAE con Lydia Lozano

Desde que se conociese su cancelación, Sálvame ha decidido hacer espectáculo de sus últimos días en Telecinco: actualizaciones de curriculum con profesionales de los Recursos Humanos, sesiones de adivinación de futuro o prácticas en otros trabajos han sido algunas de las formas con las que el equipo ha optado por reírse de sí mismos ante su cercano adiós (el 23 de junio). La última de sus locas ideas la han puesto en práctica este martes, 30 de mayo, con los directores enviando a Lydia Lozano a la mismísima RAE con la intención de oficializar algunos de los míticos términos acuñados en sus 14 años de historia.

Así, la entrega arrancaba con sus presentadoras poniendo en valor cómo el lenguaje propio de Sálvame ha calado en la sociedad española. El horario protegido les ha obligado a emplear múltiples eufemismos que, de tanto repetirse, han ido poco a poco instalándose en el lenguaje colectivo. Términos como "ir a la playa" en lugar de fumar, "bar de lucecitas" para referirse a locales de alterne o "agua con misterio" para no mencionar las bebidas alcohólicas son solo algunos ejemplos de ello.

Pero no solo en lo que a eufemismos se refiere, sino también a expresiones o palabras como "hacer la croqueta", "chuminero", "pulpillo", "hijo de hospital" o "hasta luego Mari Carmen" se han ido popularizando en la última década, motivo por el cual desde el magacín han querido acudir a la RAE para pedirle la inclusión de todo este lenguaje nuevo en el diccionario español.

Con esta misión salía Lydia del plató de Telecinco, dirigiéndose directamente a la sede de la RAE de la mano de un equipo del programa. La periodista se plantaba en la puerta de la institución cultural, pero lamentablemente para ella nadie respondía ante su llamada, dándose de bruces contra la puerta.

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Ya que se encontraba allí desplazada, la colaboradora se veía en la obligación de ofrecer espectáculo, cruzando la calle para hablar con transeúntes y vecinos con el objetivo de conocer los horarios de la institución y, de paso, comprobar si el lenguaje propio de Sálvame estaba tan extendido entre los espectadores como ellos afirmaban.

Finamente, Lozano lograba hablar por teléfono con la RAE, llamada en la que le negaban la posibilidad de poder entrar en la sede, emplazándola únicamente a registrar cualquier petición formal a través de email o redes sociales. Misión fallida, aunque el show ya estaba hecho una tarde más.